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Solo un día más.

Las maletas están hechas, tus enseres de cocina embalados dentro de la furgoneta que has alquilado para la mudanza y el sobre con el dinero de la fianza del piso nuevo está preparado, guardado en uno de los cajones de la cocina para cuando pases a recogerlo. No te atreves a llevarlo encima durante tu turno en la cafetería porque es mucho dinero, todo el que tienes; y te da miedo perderlo o que te asalten por el camino (ya hemos dicho que no es precisamente el mejor barrio de la ciudad). Cuando salgas de trabajar, pasarás por casa una última vez para recoger el sobre y el par de maletas que te faltan y abandonarás todo esto, sin volver la vista atrás.

Eddie mantiene su promesa de no acercarse a ti, no le has vuelto a ver ni a saber de él desde vuestra última confrontación, pero tú sigues llevando la Glock en tu bolso por si acaso.

Subes las escaleras con paso fatigado. Hoy, al cansancio físico habitual posterior a tu trabajo durante varias horas de pie, llevando cosas de un lado a otro sin parar, tienes que añadirle el agotamiento mental y emocional. Llevas dos días sin dormir, no tienes apetito, te entran ganas de llorar por cualquier cosa, y solo quieres que todo esto acabe. Tan solo la adrenalina te mantiene alerta, pero incluso eso está empezando a decaer, y tu fortaleza a desmoronarse.

Sin embargo, cuando llegas a tu casa, la adrenalina vuelve a disparársete por las nubes al ver que la puerta... está entreabierta.

Alguien ha forzado la cerradura.

Podría ser un ladrón común, o... podría ser Norman Bates, que ya se ha quitado el disfraz de chico encantador y que te está esperando para hacerte pagar por haberle rechazado.

Consideras salir corriendo como deberías hacer, pero no puedes. Ahí dentro está el sobre con el dinero de la fianza, prácticamente todo cuanto tienes en el mundo. Si es un ladrón corriente, y por miedo le dejas marcharse con el dinero, lo perderás todo. No tendrás para pagar el nuevo apartamento, ni tampoco el alquiler de este. Te quedarás en la calle.

Por otro lado, si se trata de Eddie, y viene con malas intenciones hacia ti, pues... sigues teniendo la Glock en tu bolso, y está cargada. Nunca has disparado en tu vida, pero si intenta hacerte daño, no dudarás en dejarle como un colador.

De modo que respiras hondo, y entras.

No deberías hacerlo, pero entras.

Eres casi tan idiota como esas chicas que son las típicas víctimas en las pelis slasher, que aun sabiendo que el asesino está en la casa, no solo no salen corriendo de esta sino que suben a la planta de arriba a buscarle. Claro que tú tienes una razón muy importante: el dinero. Y, al contrario que esas memas, vas armada.

Al menos no eres tan imbécil como para preguntar "¿Hay alguien ahí?", revelando tu posición. Te mantienes en silencio, y aguzas el oído para intentar distinguir algún sonido que delate la del allanador de tu casa. Cosa que no es fácil, porque apenas puedes oír nada aparte de tu corazón, retumbando como un loco en tu pecho.

Mientras avanzas hacia el interior de la casa, ves que tu salón está más desordenado de lo que lo habías dejado, y oyes ruidos en tu dormitorio, nada tímidos, de cajones abriéndose y cerrándose: alguien está registrando allí. ¿El chiflado de tu vecino, tal vez, rebuscando entre tu ropa interior? La idea es grotesca y aterradora a partes iguales.

Metes la mano en el bolso, dispuesta a sacar el arma: sea Eddie o sea otra persona, vas a tenerlos bien puestos y le vas a demostrar quién manda aquí. Estás harta de tener miedo, no piensas huir ante nadie, nunca más.

Sientes que el corazón va a salírsete por la boca a causa de la tensión cuando abres la puerta del dormitorio y encaras al autor de los ruidos.

Y no se trata de Eddie.

De hecho, se trata de alguien a quien no esperabas volver a ver jamás.

***

NA: ¡Hola de nuevo! Siento que Eddie haya salido tan poquito en esta tanda de capítulos (solo en dos de los cuatro 😔), pero a la vez vamos teniendo más atisbos de Venom (aunque seguimos malinterpretándolos, jaja). La visita sorpresa (no creo que os cueste adivinar de quién se trata) será desencadenante de una situación que cambiará eso, y hasta ahí puedo leer 🤐

Como siempre, no puedo agradecer lo suficiente el increíble apoyo que está recibiendo esta historia. Ya solo ver las lecturas me hace mucha ilusión, pero cada voto y cada lindo comentario que recibo me alegran el día y me motivan muchísimo para esta historia que inicié sin ninguna expectativa. Solo espero seguir manteniendo el nivel para que os siga interesando como hasta ahora. De nuevo, un millón de gracias; y nos vemos, si no hay nada que lo impida, dentro de dos semanas.

Cupcakes de chocolate (Eddie Brock y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora