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Si un tío cualquiera te dijera algo la décima parte de asqueroso que lo que te está proponiendo Venom, le responderías con una bofetada. No, mejor con una buena patada en los huevos.

Pero ahora, con esta criatura asesina del espacio exterior susurrándote cochinadas al oído, no puedes evitar sentirte intrigada, fascinada.

No es que te lo estés planteando en serio, claro... pero a un nivel hipotético... ¿cómo sería?

Tener sexo alucinante con el hombre que te trae loca desde hace casi un año, y a la vez disfrutar de un placer que ninguna otra mujer haya probado antes...

Vuelves a mirar hacia Eddie, el cual sigue dormido como un angelito inocente, ignorando que su simbionte te está haciendo proposiciones deshonestas justo a su lado.

Te mordisqueas levemente el labio inferior, indecisa. Si algún pintor renacentista os viera ahora, os haría un cuadro. Tú y Venom sois la versión contemporánea de Eva y la serpiente, solo que, en vez de tentarte con una manzana, ese bicho pervertido te está tentando con los placeres prohibidos de un trío inter especies.

──Cuánto... ¿cuánto tiempo llevas planeando esto? ¿Meses, tal vez? ¿Fue desde la noche que me enrollé con Eddie, o tal vez antes, cuando me conocisteis?

«¿Te refieres a incorporar a una mujer a nuestra relación? Nope, esa idea existía desde mucho antes de conocerte»

──¿Y a quién ibais a...? —te interrumpes, dándote cuenta de que conoces la respuesta—. Anne, ¿verdad?

«Desde el principio, ese era el plan» asiente Venom. «Recuperarla y que se quedara con nosotros, con los dos»

—¿Y crees que ella habría aceptado, aunque hubiera vuelto con Eddie? Quiero decir, lo de estar contigo... en ese sentido.

El simbionte esboza una sonrisa torcida:

«Ella dijo que me encontraba sexy... y aquella vez que me vinculé con ella, admitió que lo disfrutó bastante»

—Ya... —murmuras, descorazonada, mientras Venom prosigue:

«Durante mucho tiempo viví... vivimos, con esa esperanza. Pero todo se fue al carajo cuando ella se casó con el doctorcito Dan. Eddie estaba hundido... y yo también, de paso»

—Él... aún la ama, ¿verdad? —Intentas que la voz no te tiemble, mientras contemplas de nuevo a tu vecino, despatarrado y roncando en el sofá.

«Durante mucho tiempo, ella lo fue todo para él. Y eso no se olvida fácilmente» responde el simbionte, sin percatarse del dolor que te causan sus palabras. «Pero hay que ser realistas. Vuestra cultura tiene esa estúpida tradición de las parejas monógamas, y mientras ella quiera estar con Dan, no regresará. Lo peor es que Dan es un buen tío y ya no me motiva querer comérmelo»

—Seguro que él apreciará tu consideración —comentas, en plan sarcástico.

«Pero por suerte... apareciste tú»

Alzas los ojos hacia él, al fin llega a explicar tu papel en su historia.

«Diría que ya mostrabas señales antes, pero fue en la boda de Anne donde caí en la cuenta»

—¿En la cuenta, de qué?

«De que debíamos empezar a considerarte como una opción, porque eras una hembra receptiva»

—¿Quieres dejar de referirte a mí de esa forma? —te impacientas, pero él hace caso omiso de tus palabras.

«Estuve intentando convencer a Eddie de intentar algo contigo durante toda la maldita noche. Y él empeñado en que no, que eras buena gente y una buena vecina, y que no iba a pagártelo aprovechándose de ti o algo así. Pero luego en tu casa... ya sabes cómo fue la cosa»

Sí, a pesar de todo el tiempo transcurrido, eres incapaz de borrar de tu mente lo sucedido aquella noche.

—¿Le empujaste para que me besara, como hiciste antes con lo de la rodilla?

Venom se carcajea:

«Nah, para entonces yo ya estaba harto y había decidido dejarlo estar. Lo que ocurrió en tu casa... fue tooodo cosa suya. En realidad te había tenido ganas desde hacía mucho, desde antes de la boda incluso, aunque se niegue a admitirlo. Y aunque no saliera bien aquella noche, sé que si volvemos a intentarlo, ahora sí funcionará. Ya no necesitamos a Anne para nada, ahora que te hemos encontrado. Eres la sustituta perfecta».

—La sustituta perfecta... —repites en un susurro.

«Estás disponible, es decir, no supeditada a otro macho; encuentras a Eddie sexualmente atractivo y él te encuentra atractiva a ti. Os lleváis bien, tenéis confianza, estás cerca... y tú ya has demostrado estar dispuesta a mantener una actividad sexual con él. Además, conoces mi existencia, con lo que no habrá sorpresas desagradables para nadie»

—En resumen, que como no podéis tener a Anne, yo soy vuestra segunda mejor opción. Vuestro "Plan B" —recapitulas, con un tono amargo que Venom no capta.

«¡Exacto!», exclama animadamente, feliz porque has sabido entender su idea. «Si no puedes tener cerebros frescos, bueno es el chocolate. Y tú eres nuestra chica del chocolate».

Venom cree que te está halagando, pero hacía mucho que no te sentías tan insultada. Ni humillada, ni furiosa.

—No sabes cuánto lamento... que tu cariñito tenga que conformarse con un premio de consolación como yo —siseas mientras te levantas, llena de rabia contenida. Venom, por fin, se percata de que no compartes su entusiasmo.

«¿Qué?», pregunta desconcertado.

—¡Que tu novio y tú podéis iros a la mierda! —gritas llena de cólera. Agarras lo primero que pillas a mano (un bol de frutos secos de la mesa que habías dejado allí para picar mientras veíais la telenovela) y se lo arrojas al simbionte; pero este lo esquiva con sus reflejos inhumanos, y el proyectil da justo en... sí, lo has adivinado: el estómago de Eddie.

Por mucho que Venom controle sus funciones vitales, es imposible que esto no le despierte.

—¡Au! —protesta Eddie, doblándose y doliéndose del impacto— ¿Qué cojones...?

Sí, parece que el bello durmiente ha despertado.

Cupcakes de chocolate (Eddie Brock y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora