Tras despediros de los novios y abandonar la fiesta, compartes el taxi con Eddie de vuelta hasta vuestro edificio. Ambos estáis muy silenciosos, sumidos cada uno en vuestros pensamientos. Tú fijas los ojos en el cielo nocturno que se ve a través de la ventanilla, sin ser realmente consciente de nada de lo que ves, y te sientes muy deprimida.
Nunca debiste aceptar verte metida en todo esto; esta noche ha sido la más caótica, emocionalmente hablando, de tu vida. Lo único positivo es que ya ha acabado, y volverás a tu relación más aséptica, y segura, con quien no deja de ser solo un vecino: os saludaréis al coincidir en el vestíbulo o en las escaleras y le seguirás regalando cupcakes porque te daría vergüenza explicarle por qué ya no querrías seguir haciéndolo. Pero eso es todo.
Seguís sin hablar mientras subís las escaleras hasta vuestra planta. Una vez allí, tratas de convencerle de que no es necesario que te acompañe hasta la puerta de tu casa, pero está literalmente a tres pasos de la suya, de modo que accedes a que te acompañe esos tres pasos.
—Ni hablar, no pienso hacerlo... —le oyes mascullar algo tenso detrás de ti, mientras giras la llave para abrir la puerta de tu casa.
—¿Qué? —Te vuelves hacia él.
—No, nada. Esto... t/n, de verdad te agradezco que hayas estado conmigo esta noche, significa mucho para mí. Desearía poder compensártelo de alguna forma.
—No te preocupes, no tienes que compensarme nada. —Te estás esforzando por mantener un tono neutro, pero aún sigues dolida por lo de antes; y Eddie se da cuenta.
—¿Pasa algo?
—En absoluto. —Bajas la mirada, incómoda.
—Venga, está claro que estás molesta —insiste él—. ¿Es por algo que yo haya hecho, o...?
—No. —Es mejor que lo dejes estar, piensas, e incluso das un paso para entrar en tu casa; pero enseguida te das la vuelta, incapaz de contenerte—. Aunque... ¿sabes? Habría estado bien que me hubieses advertido.
Él te devuelve la mirada, confuso:
—¿Advertido de qué?
—Ya sé que fui yo a la que se le ocurrió mentirles a Anne y a Dan diciéndoles que estábamos juntos, pero tampoco hacía falta que tú te esforzaras tanto para fingirlo.
—¿Fingirlo? No sé de qué estás hablando —dice, todavía desconcertado.
—¡Te pusiste a tontear conmigo después de la cena! ¡Y luego con el baile! Creí que ibas a... —"Creí que ibas a besarme", estás a punto de decir; pero te muerdes la lengua. Ya tienes la impresión de parecer una loca—. Y todo para que Anne te viese... Lo entiendo, ¿vale? Pero tendrías que haberme comentado algo por lo menos, preguntarme si me parecía bien...
"...O solo recordarme que era todo teatro, más que nada para que no me hiciese ilusiones".
—No lo hice por Anne —afirma él en voz baja, pero no le crees.
—Ya, ¿y entonces a qué venían esas miraditas, y esa forma de tocarme, y ese "no quiero que esto acabe"? Sí, ya sé que es culpa mía; y yo también estaría fatal si tuviese que ver a mi gran amor casarse con otra persona, pero eso no te da derecho a...
Él interrumpe tus palabras con un beso.
No muy largo, pero tampoco corto: puede que de dos o tres segundos. Y desde luego, no simplemente amistoso.
Al sentir sobre tus labios el tacto de los suyos, tu corazón se detiene por un instante y el estómago se te encoge. Estás tan impactada y atónita que no sabes cómo reaccionar. Cuando se aparta, te quedas quieta con los ojos muy abiertos, mientras él te contempla con tanta intensidad que las rodillas te tiemblan.
—E-Eddie... —balbuceas, casi sin aliento.
—No lo hice por Anne —repite él—. La verdad, hacia el final de la fiesta apenas podía recordar que estaba allí. Pero cuando la vi junto a nosotros... no pude, no delante de ella. Por mucho que deseara hacerlo...
—¿Hacer qué?
Por toda respuesta, él posa sus manos sobre tus mejillas y atrae tu rostro hacia sí en otro beso más largo que el anterior. Y mucho más profundo. E infinitamente más ardiente.
Tú ya no puedes soportarlo más. No deberías, sabes que es mala idea; pero... joder, ¡tampoco eres de piedra!
Bah, a la mierda con todo.
Le rodeas el cuello con los brazos y correspondes a su beso con toda la pasión que puedes, dando salida, por fin, a todos los sentimientos y anhelos que has estado reprimiendo desde que le viste por primera vez.
Ah, qué bien besa... De forma tierna, pero también exigente, así que abres la boca para dar paso a su lengua, que él entrelaza juguetona con la tuya. Curiosamente su boca no sabe a chocolate, sino a algún licor que debió de tomar durante la fiesta: dulce con un ligero matiz alcohólico, intenso y sutil a la vez. No recuerdas haber saboreado nunca algo tan delicioso.
Aún te cuesta creer que todo esto esté pasando de verdad. Por un momento, temes estar en una de esas fantasías que te montabas con él, o puede que en algún sueño; y temes despertarte sola en tu cama, con la cara llena de manchurrones de rímel por haberte ido a dormir sin desmaquillar y una cálida y frustrante humedad entre las piernas.
Pero no: esto es la realidad. Es la realidad, estás despierta, estás enrollándote a lo bestia con el sexy vecinito que ha sido el objeto de tus deseos durante meses; y la posibilidad de culminar esos deseos combinada con el champán está lanzando por la borda hasta la última de tus inhibiciones.
Recuerdas lo que pensaste horas atrás al verle tan guapo con su esmoquin, que lo único que querías era arrastrarlo a tu cama y follarle como si no hubiera un mañana.
Dicen que más vale tarde que nunca, ¿no?
Porque ahora que lo piensas, sí que quieres que Eddie te compense. Vas a hacer que te compense hasta el fondo.
Sin dejar de besaros, o más bien, de devoraros mutuamente como fieras hambrientas, entráis a trompicones en tu casa; y tú le das un empujón con el codo a la puerta para cerrarla detrás de vosotros.
Creías que la noche ya había terminado, pero por lo que parece, no ha hecho más que comenzar.
Y va a ser movidita.
***
NA: ¡Hola de nuevo! Lo primero, como siempre, agradecer vuestras lecturas, votos y comentarios, así como todas las personas que están agregando este fic a sus listas de lectura. Probablemente a vosotras no os parezcan mucho, sobre todo comparando los números con los de otras historias de Venom, pero es mucho más de lo que suelo recibir (cada notificación de voto, comentario o inclusión en lista me alegran el día, os lo prometo), y desde luego es mucho más de lo que esperaba cuando comencé esta historia.
La próxima tanda de episodios ya tendrá algo de smut. Para ser honrada con vosotras (aunque os haga un medio spoiler), os adelanto ya que no es el smut "completo" de la parte final, al fic aún le queda mucho. Lo que viene a continuación es un poco como el aperitivo, pero aun así es una escena jugosa, creo. Sigo estando algo nerviosa, porque como comenté hace años que no escribo este género y no sé hasta qué punto se me da bien, pero haré mi mejor esfuerzo. De nuevo, ¡gracias por todo!
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Cupcakes de chocolate (Eddie Brock y tú)
Hayran KurguFantasía romántica (y picante) con Eddie Brock / lectora, perfumada con el dulce aroma de unos cupcakes de chocolate y ambientada al ritmo de clásicos de los ochenta. Eddie Brock es tu vecinito buenorro del apartamento de enfrente. Te atrae una barb...