Cinco minutos después, sigues sentada en el sillón de la sala de estar de Eddie, con tu vecino aún roncando en el sofá, y estás respirando dentro de una bolsa de papel que Venom te ha acercado solícitamente para intentar controlar la ansiedad que te ha entrado de golpe.
«No imaginé que te daría tanta impresión», comenta este, a tu lado. «He intentado decírtelo con delicadeza»
Supones que el concepto de "delicadeza" debe diferir entre humanos y simbiontes. O, simplemente, que algo así no hay forma delicada de decirlo.
Sacas la boca de dentro de la bolsa y lanzas una mirada incendiaria a tu interlocutor:
—¡Venom, acabas de decirme que Eddie y tú tenéis una relación sentimental, que sois...! —te detienes, no sabes bien cómo llamarlo—. ¿Novios? ¿Compañeros? ¿Cómo os llamo? Porque lo de roomies ya se os ha quedado corto —le reprochas.
«Simplemente, estamos juntos a todos los efectos, incluido ese. No me gustan las etiquetas»
Has recuperado de nuevo la fuerza de tus piernas y te levantas, no puedes pasar demasiado tiempo quieta.
—¿Pero solo es una relación platónica o...?
«¿Estás preguntando si follamos? Claro que lo hacemos», te responde, con el tono más casual del mundo.
Ay, esa es demasiada información. Por un momento te los imaginas a los dos, con sus cuerpos enredados en un abrazo íntimo: la piel lechosa de Eddie mezclada con el negro petróleo del simbionte. La imagen te choca y te calienta al mismo tiempo.
—Yo... no sabía que los de tu especie podíais tener...
«¿...Sexo? Ya te dije que podemos hacer todo lo que hacen nuestros anfitriones», se ríe. «Los Klyntar no nos reproducimos así, pero hemos aprendido a aparearnos con las especies sexuadas. Cuando lo hacemos, es con un propósito... meramente recreativo»
—¡Vale, vale! —le detienes—. Por favor, no sigas.
«Tú has preguntado. Tampoco imaginé que te ofendería tanto. ¿Es porque los dos somos machos? Porque yo puedo cambiar de género cuando quiera»
—¡Por Dios, Venom, estamos en San Francisco! ¡Si me molestaran las relaciones homosexuales me habría mudado hace tiempo! ¡Lo que me jode es que ninguno de los dos tuviera a bien contármelo! ¡Habéis estado mintiéndome durante un año!
«Eddie me prohibió decirte nada. No quería que pensases mal de él... o de nosotros»
Lo que faltaba, ahora te enteras de que Eddie te considera una homófoba. O tal vez no sea por eso, sino porque es una relación inter especies. Es decir, entre un ser humano y uno no humano. La verdad es que la idea es rarita de por sí, aunque tras haber tratado con ellos todo este tiempo, ya tengas la mente un poco más abierta. Apenas un pelín.
Ponte en la piel de Eddie, mujer. Si tú tuvieras una relación con Venom, seguramente también te daría miedo lo que pensasen los demás.
—¿Ya erais... ya estabais juntos cuando os conocí? —Él asiente, y una idea terrible asalta tu cabeza—. Oh no, ¿entonces ya estabais juntos cuando Anne se casó?
Él no te contesta, no suele responder preguntas estúpidas. Si ha admitido que la relación que mantiene con su anfitrión es previa a que tú les conocieras, lo demás se sobreentiende. Y tú lo comprendes, pero te cuesta aplicar la lógica con la tormenta mental que hay ahora en tu cabeza.
«Sigo sin entender a qué viene tanto escándalo»
—¡Viene a que yo no me lío con tíos comprometidos, es una cuestión de principios! Debisteis decírmelo... —te lamentas, mesándote el cabello con las manos.
Tu exclamación hace que Eddie vuelva a removerse, inquieto; y el corazón se te sube de nuevo a la garganta.
«Tranquila, dulzura...» te calma Venom. «Yo controlo ahora sus funciones vitales. Si me concentro, no se despertará mientras yo no quiera que se despierte»
Quieres preguntarle por qué le prefiere dormido, pero supones que quiere hablar contigo en privado sin que su anfitrión lo sepa, al igual que aquella noche Anne Lewis aprovechó que ibas al baño para hacerse la encontradiza.
«En ese momento no sabías que yo existía», explica el simbionte. «Montaste una buena solo porque me oíste hablar con Eddie, y ni hablar de la que liaste la noche que me viste por primera vez»
—¿Me estás culpando de no adivinar que había un alienígena viviendo dentro del cuerpo de mi vecino, y de asustarme al verte? —te indignas, y sacudes la cabeza—. ¿Por eso quisiste salir aquella noche, la noche que Eddie y yo...? ¿Querías interrumpirlo?
«Ah, no, todo lo contrario», ríe con cinismo. «Fue muy divertido de ver. Quién habría imaginado que alguien con tus pintas de modosita podría ser tan ardiente...»
—Calla, por favor —le suplicas, ruborizándote al extremo: no quieres recordar cómo te comportaste aquella noche, y mucho menos que Venom te ande recordando que lo presenció todo—. Pero si Eddie y tú ya teníais una relación entonces, ¿no te molestó verle haciendo eso con otra persona? —Él te contempla como si estuviera confuso—. ¿No te puso celoso?
«Supongo que me pondría celoso si él intentase vincularse a otro simbionte», razona. «O con un humano que tratase de apartarle de mí. Pero no es el caso, ¿verdad?»
—¡No! —te defiendes—. ¿Por qué iba a hacer eso? Además, no podría hacerlo ni aunque quisiera. Para mí sois virtualmente inseparables... aunque no esperaba que en ese aspecto también. Aunque, ahora que lo pienso, supongo que todo tiene sentido... —murmuras reflexiva, volviendo a sentarte. Sí, todo cobra sentido: sus discusiones, su complicidad, su química... eran demasiado intensas para ser simples amigos, por lo que no tendría que extrañarte que tuvieran su origen en un lazo más fuerte.
Siempre creíste que se trataba, simplemente, de un vínculo simbionte/anfitrión perfecto. Te equivocabas, o tal vez no. Solo te faltaba esa información para entenderlo del todo. Justamente es el amor lo que hace que su vínculo sea perfecto.
«Tú nos comprendes». Venom parece complacido. «Y te preocupas por nosotros. Por eso eres la candidata perfecta»
La candidata perfecta... ¿para qué?
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Cupcakes de chocolate (Eddie Brock y tú)
Fiksi PenggemarFantasía romántica (y picante) con Eddie Brock / lectora, perfumada con el dulce aroma de unos cupcakes de chocolate y ambientada al ritmo de clásicos de los ochenta. Eddie Brock es tu vecinito buenorro del apartamento de enfrente. Te atrae una barb...