"Oh Dios mío, oh Dios mío...". Vas tambaleándote por el pasillo en dirección a tu cocina, sin saber qué hacer, con un caos de pánico absoluto ofuscando tu cabeza.
Nunca existió el tal "Víctor", o solo lo hace como una manifestación de la mente perturbada de Eddie. Y lo que más te jode, eso por lo que te darías de bofetadas, es que él te tenía tan cautivada que has estado pasando por alto, una a una, una serie de banderas rojas tan gigantescas que a su lado, la de "aún colgado por su ex" se queda del tamaño de una sombrillita de cóctel.
La de hablar solo todo el tiempo... bueno, hasta tú haces eso de vez en cuando. Pero claro, no inventas conversaciones completas a dos voces.
Aquel comentario suyo... "Tengo cierta situación, que me impide tener amistades significativas". Suele pasar, Eddie, a los psicópatas les cuesta hacer amigos.
Las palabras de Dan Lewis mientras te miraba: "¿Entonces, ella no sabe...?" "¿...Ella no sabe que estás como una cabra, Eddie?". ¿Era eso lo que ibas a decir, doctor Dan?
O lo que te dijo Anne: "Puede que algunos aspectos de su vida te asusten, pero no dejes que lo hagan". Claro, Annie, por eso tú saliste por piernas en cuanto pudiste y te buscaste otro tío, médico, manejable y lo más importante: cuerdo. Al lunático que lo aguante otra pringada. Y lo de "Tendrás que tener paciencia con ellos"... ¡Ahora entiendes por qué lo decía en plural!
Tanto Anne como Dan parecían buena gente... pero lo sabían y no te dijeron nada, te dejaron meterte en la boca del lobo con apenas unas vagas insinuaciones por toda advertencia. ¿Por qué coño protegen a alguien así?
Pero no hay nadie a quien culpar más que a ti, por ignorar las señales de peligro por un calentón. No hay más que ver lo excitante que te parecía antes el comportamiento ambivalente de Eddie, cuando estabais metidos en faena... ¡Ah, pero qué estúpida has sido!
El corazón se te cae a los pies cuando oyes la puerta del baño abriéndose, señal de que ha salido; y el pesado sonido de sus pasos acercándose hacia donde estás. ¿Pero qué haces aún ahí, muchacha? ¡Debiste haber salido corriendo de la casa en cuanto te diste cuenta! Pero el shock, o el pánico, o una mezcla de ambos, nublaron tus ideas.
Ya es demasiado tarde. Si intentas huir ahora, él te verá... y lo sabrá. Sabrá que tú lo sabes. ¿Y cómo reaccionará entonces?
Dos segundos antes de que Eddie penetre en la estancia, sacas de su cajón tu cuchillo de cocina más grande y afilado y lo colocas en la pileta del fregadero, como si lo hubieses dejado allí para lavar. Después te plantas delante del fregadero, para esconderlo con tu cuerpo y a la vez tenerlo a mano, por si acaso.
Ya sabes lo fuerte que es ese hombre, lo notaste cuando te cargó contra la pared. Si se pone violento y te ataca, no tienes muchas posibilidades, pero tampoco estás dispuesta a dejarte matar como un corderito, sin luchar. Aunque ese es el último recurso. Antes, intentarás deshacerte de él por las buenas, para que no sospeche nada.
Respiras hondo y le recibes con una afable sonrisa. Debes mantener la calma, tienes que ofrecer una actuación de Oscar: te va en ello la vida.
Qué ironía: hasta ahora has tenido que disimular tu atracción por él, y ahora tendrás que disimular el miedo que te inspira.
—¿Estás mejor, Eddie? —le preguntas, y milagrosamente consigues que la voz no te tiemble demasiado.
Él asiente. Aunque está algo pálido y desmejorado respecto a hace un rato, a ti te sigue pareciendo guapísimo, tanto que duele. Es doloroso que un hombre con un exterior tan magnífico tenga una mente tan enferma.
—¿Y tú... estás bien? Te noto algo rara —comenta, observándote extrañado, y la sangre se te hiela en las venas. Rápido, busca alguna excusa, la que sea.
—¿Rara? En absoluto... aunque admito que no es así como esperaba que acabase la noche.
Él baja la vista, avergonzado; y tú te arrepientes de tu respuesta. No tendrías que hacerle reproches, ¿y si se pone nervioso o agresivo? Hasta ahora, su personalidad amable ha sido la dominante, pero si emerge "Víctor", tu vida no valdrá nada.
—...Pero no importa, de verdad —añades rápidamente, con cierto nerviosismo—. Oye... ha sido una noche muy larga. Estoy agotada, y seguro que tú también. ¿Por qué no te vas a casa?
Él se aproxima sin contestar, con ese caminar suyo sosegado y algo pesado, tan masculino, y se detiene a un par de pasos de ti. De nuevo te contempla con esa intensidad que antes hacía temblar tus rodillas, pero que ahora te hace temblar de arriba abajo. Contienes la respiración mientras él deja pasar unos eternos segundos antes de asentir de nuevo:
—Supongo que tienes razón. Todos necesitamos descansar.
Exhalas el aire con alivio, muy suavemente para que no se dé cuenta. Llevas un rato con el brazo derecho pegado a tu espalda, para agarrar el cuchillo de la pileta del fregadero si es necesario.
Eddie acerca su rostro al tuyo, tienes la impresión de que quiere besarte... no sabes si en los labios o en la mejilla. Pero después parece cambiar de opinión, porque vuelve a alejarse.
Menos mal: ahora no podrías soportar que te tocase sin chillar.
—En serio, lo siento mucho.
—No te preocupes. Solo... olvidemos que ha ocurrido, ¿de acuerdo? —Te las arreglas para volver a sonreír, una sonrisa dulce y amable que no traiciona tus verdaderos pensamientos: "Por favor, lárgate, lárgate ya"—. Buenas noches, y que descanses.
—Tú también.
Cuando por fin se marcha, te lanzas hacia la puerta de entrada de tu casa y corres los tres candados para asegurarla al máximo. Después, te dejas caer lentamente al suelo (sí, en el mismo sitio donde empezasteis a enrollaros) y te quedas allí durante un largo rato por si se le ocurre volver, con el corazón latiéndote a mil por hora y jadeando para llevar oxígeno a tus pulmones. Igual que hace media hora, solo que antes era por la excitación sexual. Ahora es por puro y simple terror.
Y pensar que estabas empezando a enamorarte de él...
Esto confirma de una vez por todas que tienes, realmente, un gusto nefasto para los hombres. Pero tampoco mereces morir por ello, ¿verdad?
Emites un largo suspiro cansado. Mierda, vas a tener que volver a mudarte.
***
NA: ¿Cómo, que ya hemos superado los 5K de lecturas? Vuelvo a repetir, para muchxs de vosotrxs esa cantidad no significa nada, pero creo que es lo más que he conseguido desde hace mucho, mucho tiempo. Así que gracias. Un millón de gracias por las lecturas, por los votos, por los comentarios de ánimo y de motivación, y también por lxs nuevxs seguidorxs que van llegando de vez en cuando. Gracias también por vuestra paciencia y comprensión, ahora que por las clases solo puedo actualizar en fines de semanas alternos.
No sé si os guste el nuevo rumbo que va tomando la historia, pero tenía muchas ganas de crear un malentendido con el tema de Venom. Se me ocurrió por la escena del principio de Venom LTBC, cuando Eddie se encierra en el baño de mujeres de la comisaría para alejar a Venom de Mulligan y los dos se ponen a discutir en voz alta, y en el cubículo junto a ellos hay una mujer que les escucha hablar y se agacha a mirar quién estaba al lado, ¿qué llegó a pensar al ver los pies de una sola persona y oír dos voces?
Por el momento, vamos a ver si resolvemos este malentendido y dejamos de creer que nuestro Eddie es un asesino con personalidad múltiple, jajaja. El romance y la UST tendrán que esperar... pero no mucho, espero. ¡De nuevo, un millón de gracias por vuestro apoyo, os quiero!
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Cupcakes de chocolate (Eddie Brock y tú)
Fiksi PenggemarFantasía romántica (y picante) con Eddie Brock / lectora, perfumada con el dulce aroma de unos cupcakes de chocolate y ambientada al ritmo de clásicos de los ochenta. Eddie Brock es tu vecinito buenorro del apartamento de enfrente. Te atrae una barb...