Es la primera vez que me encuentro a mí misma haciendo algo que quizá nunca me hubiese animado a hacer. Veo la carretera por el retrovisor, y como miles de cosas se quedan atrás, estoy realmente aterrorizada, pero también estoy sintiendo ese toque de libertad que hace mucho no me daba la oportunidad de sentir.
Todo problema, y todo lo que me impedía vivir mis sueños, siento como si desapareciera por un pequeño momento, en el que me atrevo a decir que me siento valiente.
Aunque tal vez huir no sea un acto de valentía, pero en este caso yo no tenía otra salida, solo quería encontrarme a misma, y motivarme a creer que todo es posible.
Ella estaba tan tranquila mientras manejaba, y yo solo podía ver lo atractiva que se miraba al volante, si no me hubiese atrevido a amarla quizás ahora no estaría haciendo esto, no tendría el valor de dejar todo atrás.
Me sentía protegida, estaba en mi lugar seguro, ella era mi lugar seguro.
Esto realmente parecía una escena sacada de alguna película de romance, donde la pareja huye para encontrar su felicidad y puede que sea así.
—Todo estará bien, sí— dijo, acariciando mi mejilla
—Tengo miedo de que nos separen— dije preocupada
—Eso no pasará, porque ahora eres libre y me tienes a mí— dijo con una sonrisa.
—Gracias— dije sollozando
— ¿Por qué? no llores cielo— dijo preocupada.
—Por no rendirte conmigo— dije, en un hilo de voz.
—Em, jamás me daré por vencida si se trata de nosotras— acarició mi barbilla sin perder la vista de la carretera.
El amor llega de una forma tan inesperada que pocas veces te das cuenta deque tu corazón poco a poco esta hipnotizado por esa persona, y cuando intenté convencerme de que no era así, llegó ella a botar todos esos muros que me encargué de crear para que nadie pueda cruzar, y sin darme cuenta, ella superó todo para llegar hasta mi alma y demostrarme una manera genuina y sana del amor.
—De todas maneras, gracias porque sé que no es fácil amarme— dije más calmada.
—amarte es lo mejor que me ha pasado— dijo de manera nostálgica
No sabíamos hacia dónde nos dirigíamos, estábamos en la carretera sin ningún rumbo en específico, con la única certeza de que en cualquier lugar podríamos tener una nueva aventura, y crear nuevos capítulos en esta historia llamada vida.
Lo único que sabíamos es que nuestro amor comenzó en Vancouver, pero prevalecerá donde sea que la vida nos lleve.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...