Emma.
Podría congelar este momento si pudiera, el estar rodeada en sus brazos era lo más cálido que podía sentir en estos momentos odiaba la situación porque sé que solo intenta calmarme, de pronto recordé los sucesos de hace unas horas y no lo evité, las lágrimas ya hacían su camino por mis mejillas.
Una parte de mí estaba muy confundida, porque sé que debería dolerme más el hecho de que realmente toda mi relación fue una mentira y él no me ama, pero es que eso no es lo que me duele, realmente me duele mucho que yo confiaba mucho en él, tanto que llegué a ser dura conmigo porque me sentía mal de pensar en Izzy como algo más que una amiga, me cuestioné mucho, él no se merecía eso, incluso quedé como estúpida con mis amigas tratando de justificar sus acciones con un "él es así"... también me duele que fue mi amigo antes de esto, y prometió que no permitiría que alguien me lastimara.
Pero al parecer le apeteció ser el mismo el autor de mis heridas.
Esa chica realmente era hermosa, quizás por eso no la dejó y prefirió mentirme, pero ¿con qué fin? Yo la verdad nunca me he considerado hermosa, siempre he pensado que quién este conmigo de verdad debe estar ciego, digo... yo en verdad no tenía nada en especial.
Tal vez nunca seré lo suficiente para que alguien me ame ¿Cómo? si ni siquiera puedo amarme yo.
Ahora mismo, sentía la respiración pesada de Izabel y en verdad deseaba que la circunstancias fuesen diferentes, pero me encontraba llorando por alguien tan superficial como él, cuándo ahora mismo tenía a alguien tan superior como ella y solo deseaba...
Besarla...
Pero no esto no podía volver a pasar yo no quiero que dios me condene por esto o que ella se aleje.
Tal vez el hecho de que sea prohibido es lo que más me atraía hacia ella.
No podía estar más aquí, ahora mismo estoy muy sensible y siento que podría pasar algo que no debería pasar, me solté y me dispuse a ir por mis cosas.
Estaba tan tranquila ahí en su cama, así que decidí irme...
Me odiaba, en verdad me odiaba porque no podía, no podía sacarla de mi mente, mucho menos de mi corazón y en verdad dolía más esto que otra cosa.
No era correcto sentir esto por ella, no estaba bien, mi familia jamás lo aceptaría, siempre escucho como se expresan cuando ven parejas de chicas o chicos por las calles y hablan de lo malo que es ante los ojos de dios.
Después de un largo camino, sumergida en mis pensamientos llegué a casa, ya era muy tarde y aunque avisé, sé que mi madre me interrogará. Saqué mis llaves, cuando entré la primera persona a la que vi fue justo a mi hermanastra, a la cual no le agradaba mucho.
—Hola, hermanita... me enteré de lo que pasó en el baño hoy, pero qué drama— dijo con una sonrisa burlona.
—Genial que te haga gracia mi dolor- dije con una sonrisa sarcástica —ahora si me disculpas, quiero ir a mi habitación.
—Marie quiere hablar contigo— dijo seria —por cierto, que patética situación ¿no? que tu novio tuviera una relación de cinco años a tus espaldas debe de ser muy feo y frustrante.
— ¿frustrante? Es tener que escucharte justo ahora— dije para pasarla llevando, chocando su hombro a propósito me dirigí a la sala donde se encontraba mi madre.
No sé qué es lo que le molesta de mí, siempre intenté llevarme bien con ella ya que tenemos la misma edad, y pues como no tenemos hermanas yo esperaba que ella fuera una para mí, pero ella empezó a vivir aquí junto a su padre, pero por alguna razón no le agradé y desde pequeña intenta competir.
ESTÁS LEYENDO
Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...