Emma.
— ¿Por qué no respondiste mi mensaje? —pregunté en voz baja.
—Porque estaba algo ocupada— dijo, demasiado cortante.
—Izabella, necesito que hablemos— dije, casi en una súplica.
De pronto hice algo por impulso, y decidí tomar su mano bajo la mesa. Algo que la sorprendió mucho por como esos ojos se tornaron de un tono más azul de lo normal, también note que se sonrojo.
Lamentablemente no duro mucho nuestro agarre... ya que ella me soltó.
—Ahora si quieres hablar— se recompuso en su asiento —Esta bien, podemos hablar luego, pero ahora mismo no.
—Está bien, como tú quieras— me quede observándola un rato, notando su perfil aún más perfecto que otros días ella noto mi mirada, pero decidió ignorarla.
Después de esa clase eterna de matemáticas, teníamos un cambio de clases, pero el profesor de literatura no llego por lo que teníamos una hora libre.
Algunos decidieron usar esa hora para ponerse al día o adelantar, normalmente yo me quedaría adelantando algún trabajo, pero las chicas del equipo de natación tenían que entrenar hoy, y en verdad quería ir solo por ver a Izabel. En eso llego Alex, muy animado a decirme que fuéramos a ver el entrenamiento.
—Oye, chica vamos a la piscina de la escuela, y observemos a nuestras sexis chicas del equipo de natación— dijo, un tanto emocionado.
—No lo sé Alex, tengo que adelantar algunas cosas— aunque mi yo interno gritaba por ir... intente hacerme la rogada.
—Deja de fingir que sé que quieres ver a tu esposa—tenía una sonrisa burlona en su rostro.
— ¡¿Qué?! Claro que no.
Me muero por verla... pensé.
Alex giró los ojos divertido por mi actitud.
—Ya deja eso, y vamos— insistió como un niño pequeño.
Al final dejé mi falsa actitud de chica estudiosa, y dije que sí.
Camino a la piscina nos encontramos con Julie, al parecer los maestros tenían una especie de reunión. Conveniente para el profesor de literatura... pensé.
Julie nos saludo como siempre, y al parecer ella también se dirigía hacia la piscina. Hablamos de los proyectos que teníamos, Alex, menciono algo de un proyecto de informática en el que se inscribió se escuchaba muy interesante, a decir verdad. Julie nos platicaba de lo estresada que se encontraba con algunas tareas que no entendía, me ofrecí para ayudarle con algunas.
Cuando estuve ausente ella me ayudó mucho a ponerme al día, así que era un apoyo mutuo.
Finalmente llegamos a nuestro destino, y notamos que no éramos los únicos que decidieron usar su hora libre para ver a las chicas nadar. En verdad yo solo tenía afán de ver a una chica en especial.
Al entrar, escuchamos gritos de estudiantes como si en este preciso momento estuviéramos en una competencia, incluso las bancas estaban llenas como si así fuera. Fue entonces cuando lo entendí si estaban compitiendo dos chicas estaban listas para tirarse a nadar, observé a Daniel acercarse a una de las que estaba por sumergirse y la beso por lo que deduje que se trataba de la pelirroja del otro día; entonces cuando gire para observar contra quien se enfrentaría... escuche los gritos ensordecedores de los estudiantes, no me lo creí cuando escuche el nombre que gritaban.
Izabel!! Izabel!! Izabel!!
Gritaban todos, apoyando a la chica ojiazul.
Julie, se acerco a mi para llevarme a uno de los asientos, junto a Alex. De pronto la señal para que ambas chicas se lanzaran al agua se escuchó... y ambas comenzaron a nadar.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...