Atreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...
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Emma.
Tengo que esperar algunos Días antes de verte – Tú eres demasiado trascendental. Pero recuerda es idolatría, no indiferencia. Carta de Emily Dickinson a Susan Huntington Gilbert
Fue una noche especial, más allá de que me sentí ansiosa por el simple hecho de que hice todo eso, mientras mi familia dormía. Me pregunto ¿si esto siempre será así? Porque si es así no sé cuánto nosotras soportemos una situación como esta.
Al leer las cartas que Emily, mandaba a Susan... me doy cuenta de que ellas y muchas personas reprimieron esos sentimientos, en frente de todos eran mejores amigas, casi hermanas, pero a solas eran amantes que se necesitaban la una a la otra. Mañana es el cumpleaños de la Sue de mi historia.
Organicé durante mucho tiempo algo especial, pero luego pasó esto con mi madre y llegué a pensar que no podría ni siquiera comprar los regalos, pero gracias a mis amigos se logró. Julie, se encargó de darle las tareas a todos para hacer una fiesta pequeña, pensamos en muchos lugares en los que podríamos hacerlo, pero no quería llamar la atención de otras personas y también no podíamos arruinar la sorpresa. Necesitaba un lugar especial para Izabella, se me ocurrió hacerlo en su estudio, pero sé que es un lugar único para ella y no sé si sea buena idea mostrárselo a nuestros mejores amigos.
Sali de mis pensamientos pues me encontraba en la iglesia y mi madre estaba justo a mi lado.
—Solo espero que esa niña no se atreva a aparecer hoy. —murmuró, junto con una señora de edad ya avanzada.
—¿Quién? —preguntó, la señora.
—Esa jovencita lesbiana, seguro vive en pecado y no queremos que nuestros hijos se vean afectados.
—Pero si nuestros hijos están bien fundamentados en lo que son ¿Por qué les afectaría? Además, solo Dios puede juzgar a esa pobre niña, señora Miller. —agregó la señora.
Me sorprende porque la verdad quizás la señora si lo ve mal, pero tampoco es tan cruel como para condenarla por eso. Deberías aprender de eso mamá. Pensé.
—Mis hijas, obviamente no se verían afectadas por eso. —espetó mi madre—Pero de todas maneras podría ser una mala influencia, ¿La ha visto como se viste y se maquilla? parece una de esas personas que escucha esa música que invoca al diablo.
Me reí ante como mi madre se pone a la defensiva, si supiera que soy yo la que tomó la iniciativa en besar a Izzy, desde pequeñas. Seguro le da un infarto o algo.
—Señora Miller, relájese. —sonrió, la señora—Mi nieto se viste como vago, ya sabe de negro, con cadenas y tiene tatuajes, como muchos dirían aparenta ser un invocador del diablo, pero ese niño es un pan de Dios.
La señora comenzaba a agradarme incluso más que mi propia madre ¿Es eso posible?
Hoy se casaba una pareja perfectamente heterosexual en la iglesia, después de esa larga ceremonia por fin logré encontrarme con Alex y Julie. Ellos estaban en la mesa de bocadillos, lo cual no me sorprende.
