Ithan.
Verlo de nuevo solo complicó lo que por mucho tiempo me molestó, es curioso porque en verdad pensé que lo había perdonado, pensé que podía verlo y decir que ya no me importa nada, pero fue un golpe bajo e inesperado lo que su presencia le hace a mi mente y a todos los sentidos de mi cuerpo. El dolor que te causan algunas personas es profundo como el corte de una navaja en la piel y él es tan hiriente como eso.
Los recuerdos llegan a tu mente como estúpidos reflejos de lo que fue y de lo que ahora no será más, arde mi pecho y las lágrimas quieren dominarme, pero no voy a volver a verme vulnerable en su presencia.
Solo es alguien que solía conocer y solía amar con cada parte de mí, pero de eso solo quedan cenizas que son como polvo y eso fácilmente se lo lleva el viento.
Es curioso porque siempre fui el más comprensivo con todos sus problemas, aun siendo yo también víctima de un infierno en casa.
Flashback.
24 de diciembre 2015.
Me enteré de que no podré ver a Marco en la noche porque asistirá a la cena de los Miller, estoy un poco decepcionado porque ni siquiera aceptó venir después de la cena. Me levanté más temprano de los normal para intentar darle una sorpresa en su casa.
Preparé un desayuno navideño para llevárselo y poder compartirlo juntos, mi padre aun dormía por lo que intenté hacerlo lo más sigilosamente posible, pues el odia que haga cosas que según él son de mujeres, como si un hombre no tuviera la capacidad de cocinar, pero en su mente esas cosas solo las debe hacer una mujer, por ese motivo mamá se fue por las actitudes machistas de mi padre y él no dejó que me fuera con mi madre porque según eso me volvería aún más llorón y niño de mami, ella murió justo hace cinco años trabajando en estas festividades y yo con doce años solo deseaba haber tenido la fuerza para no dejarla sola cuando él la maltrataba.
Decidí despejar mi cabeza de esos pensamientos y enfocarme en la sorpresa para Marco, salí de casa y tomé mi bicicleta con mucha ilusión de poner feliz a ese chico.
Un veinticuatro de diciembre más y aunque no es igual a los años de cuando era un niño que se sentaba en el sofá y bebía chocolate caliente, mientras pasaban películas de navidad en el televisor las cuales miraba con mi madre, hoy quiero creer que será diferente pues tengo a Marco y estoy perdidamente enamorado de él.
Después de un largo recorrido por las calles de Vancouver llegué a su casa y dejé mis cosas a un lado para tocar la puerta, sé que su padre a esta hora está en la iglesia y que él por el momento está solo. Después de un minuto abrió la puerta y solo me dio una señal para pasar porque al parecer él estaba atendiendo una llamada, al esperarlo pacientemente me di cuenta de que estaba en una llamada con la señora Miller.
—Si, si Marie estaré ahí temprano y llevaré un vino así que dile a Emma que no se preocupe. —dice, animadamente a la señora Miller—. No, no agradezcas, yo soy él que debería de decir gracias, si no me hubieses invitado probablemente hubiese estado aburrido.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...