Izabella.
La alarma sonó como de costumbre, aun eran las cinco con treinta de la mañana, tenia tiempo para dormir más, pero decidí levantarme y salir a correr.
Realmente todos estos últimos días me he levantado antes, solo para correr y gastar un poco de energía... tomando en cuenta que últimamente mis pensamientos han estado muy concentrados en saber que mierda le hice a Emma.
Si soy sincera me sentía muy enojada y quería desquitar eso con el ejercicio físico, pero por mas que lo intentaba solo me sentía peor.
Especialmente porque para ella se está volviendo una jodida tradición, dejarme de hablar sin ninguna explicación y eso me dolía.
Me preguntaba si ella se dio cuenta que no soy la mejor influencia, como su madre lo cree, simplemente no entendía que hacia para alejarla de mí.
Lo mismo me preguntaba con respecto a mis padres, que mierda hice para que ellos ignoraran todo lo que tuviera que ver conmigo; quería creer que solo pasaban muy ocupados por su trabajo, pero el año pasado ni siquiera me felicitaron en mi cumpleaños, y esto también afectaba a mi pequeña Lucy, ella a penas esta creciendo y no tenerlos tan presentes al final es doloroso.
Al menos ella me tiene a mí, yo solo tuve a las niñeras que cuidaban de mi...
Me dije a mi misma que quizás Emma, solo quería tomarse un descanso de nuestra amistad.
Iba tan absorta en mis pensamientos mientras corría, que ni la brisa fría de North Vancouver en esta mañana, me hacía efecto.
Estaba muy entregada en correr, que no me di cuenta cuando me dirigí al imponente lago que esta de camino a casa de... Emma.
Entonces di la vuelta para regresarme por donde venia, sin pasar desapercibido el hermoso amanecer que se imponía frente al lago, con bellas tonalidades, que podían dejarte extasiado de tan hermoso paisaje.
De pronto un pensamiento, absurdo me invadió...
Y si viera tenido el valor de decirle a Emma, lo que sentía, ¿seria distinta la situación? Quizás ella hubiese sentido lo mismo, y ese intento de hombre, no la viera lastimado.
Pero también estaba la otra opción, la cual es que se asustara, y se alejara de mi... y sinceramente no quería eso, preferiría evitar lo que sentía hasta dejarlo en el olvido, antes que incomodarla, y que la situación se convirtiera en un agujero sin salida.
Aunque si la respuesta de ella hubiese sido positiva, tal vez ahora mismo podríamos disfrutar de estos paisajes juntas.
Sonreí estúpidamente, ante la idea de eso...
Luego de un exhausto inicio de mañana, en el que me dedique a ejercitarme; llegue a casa, me duche y me vestí para asistir a clases.
No si antes revisar mi celular seguramente tenia un mensaje de Alexa, ya que después de como la trate ayer, reflexione y me disculpe. La invite a desayunar para que se le pasara el enojo.
Solo mencione la comida, y ya dejo su drama.
Amaba la amistad de Alexa, porque en parte era la única que sabía de mi orientación sexual y con ella podía hablar temas que con otras personas no, ya que ella es aún más gay que yo.
Paso un rato y pude observar desde mi ventana a una Alexa, malhumorada acercarse a la entrada de mi casa.
Me apresure a abrirle, porque si no haría otro drama, digno de un premio nobel.
— ¡Hola! —dije, con una sonrisa.
—Ni creas que te perdoné, solo vine a darte el beneficio de la duda— intentó sonar enojada.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...