Emma.
Solo falta una semana para el regreso a clase, y debo admitir que tengo algo de nervios, pues siempre hay personas nuevas llegando al curso, aunque yo debo admitir que me sentía la sensación por ser de último año.
-Izzy, tienes que acomodar esos libros- dije fingiendo enojo.
- ¿Quién eres? ¿Mi jefa? - intentó sonar sarcástica.
-Izabella Amy Williams, más vale que hagas tu trabajo si no quieres que nos despidan- dije frunciendo el ceño.
-Me das ternura pequeña, Em- dijo riéndose.
- ¿Qué te da ternura? idiota.
-Tú enojada me das mucha ternura- me dio un pequeño golpe -y no me vuelvas a decir idiota.
Debo admitir que una parte de mí amaba estos pequeños juegos con ella, eran muy divertidos porque en realidad solo nos molestamos en broma.
Luego de regañarla por no ayudarme con los libros, se dignó a hacerlo para que no siguiera haciéndole drama por su poca motivación para el trabajo, y es que a pesar de todo amamos este trabajo porque nos encanta leer, y en esta librería siempre estamos rodeadas de libros geniales, a parte... aprender cómo cuidar de los libros ha sido maravilloso.
-Em...
-Qué paso, preciosa- me gustaba llamarla así.
-lo siento si crees que soy un poco mala con tu novio, es solo que no quiero que aceptes cosas que no tendrías que aceptar solo por no estar sola, eres una chica extraordinaria y sé que mereces alguien que valore todo lo que eres en cualquier sentido. -dijo soltando un suspiro.
- ¿Un poco? - me crucé de brazos viéndola atentamente -bromeo, no sabeslo afortunada que me siento que te preocupes de esa manera por mí, pero no te preocupes, Daniel y yo lo estamos intentando, quién sabe... yo creo que vamos por buen camino.
-Bueno, está bien, aunque no esté de acuerdo sabes que te apoyaré- dijo pensativa -y ya terminó nuestro turno, deberíamos de irnos antes que te pongas cursi.
-De hecho, Daniel vendrá por mí- dije, jugando con mis dedos
-Oh, está bien. -tomó su chaqueta negra, y se dirigió a la salida de la librería.
- ¿No te vas a despedir? -dije haciendo un puchero
Ella se acercó y me rodeo en un abrazo que hubiese querido que durara más, pero se separó rápido.
-Cuídate mucho pequeña dramática, y si te hace sentir mal, ya sabes qué hacer- dijo, guiñándome el ojo.
Y así ella se fue, y yo me quedé esperando a que Daniel pasara por mí, habíamos quedado que vendría para luego ir a mi casa, a ver una película.
***
Había pasado una hora desde que Izzy se fue, y Daniel aún no venía por mí, me estaba empezando a preocupar porque no contestaba a mis llamadas, ni a mis mensajes, hasta que intenté otra vez.
Amor: Em, Hola, este... lo siento, no podía contestar, estaba ayudando a mi padre con algunas cosas.
Yo: dijiste que pasarías a recogerme al trabajo para ver una película en mi casa.
Amor: oh, mierda.
Yo: lo olvidaste...
Amor: Em, lo siento mucho, en serio, es que no sé en qué ando mi mente últimamente, prometo que te voy a recompensar.
Yo: no es la primera vez que pasa, Daniel.
Amor: lo sé, amor. Pero en verdad no fue a propósito, me alisto y voy por ti, sí.
Yo: no te preocupes, ya voy de camino a casa.
Amor: Em...
Le colgué, no podía más, las lágrimas ya estaban haciendo su camino por mis mejillas, y es que no entendía cómo en cinco meses las cosas habían cambiado con Daniel, él solía ser muy tierno y atento, claro, las cosas cambiaron este último mes en el que dejamos de vernos tanto por mi trabajo.
Izzy estaría ahora mismo diciéndome que lo irá a buscar y darle una muestra de lo que es meterse con mis sentimientos.
Si le perdono sus actitudes, es porque él me dijo que no solía demostrar tanto sus sentimientos, que esto era nuevo, más sin embargo al principio se comportaba muy tierno, pero no lo sé, quizás prefiero creer eso porque es el único que ha logrado que deje esos pensamientos con ella.
Desde ese maldito beso que nos dimos a los doce, no dejaba de torturarme con escenarios donde si puedo estar con ella, y me dolía, porque luego recordaba las palabras de mi madre, mi padrastro y mi abuela, por lo cual me avergüenzo y no quiero que ella se entere, porque conociéndola se mudaría lejos para evitarme el resto de su vida, pues ella nunca dijo nada de ese beso.
Mientras caminaba a casa, me iban torturando mis pensamientos porque de cierta manera quiero mucho a Daniel, y no merecía que yo pensara en alguien más, así que me dediqué a mantener esos escenarios imaginarios lejos de mí, y entre estudiar estar con él, asistir a la iglesia con mi madre y mi padrastro lo he conseguido poco a poco.
Al llegar a casa, lo único que pude hacer fue cenar y evadir las preguntas sobre mi día que mi familia insistían en saber, mi hermanastra siempre quería fastidiarme con lo que sea.
Subí a mi habitación, y entonces recibí una llamada de ella...
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...