Capitulo 7

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Emma.

Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morimos

-Emily Dickinson.

Estoy asustada...

Realmente me asusta como mi corazón, mi mente y mi cuerpo maquinan contra mí. Inevitables pensamientos que solo me dejan más dudas sobre mí.

Acepto que no me encontraba bien, después de lo que paso con Daniel, me sentía ingenua. Le otorgue mi confianza, y no considero ser honesto, pero me pregunto si yo merezco esto por no ser sincera primeramente conmigo misma; me convencí de que él, era la persona indicada, aun cuando las señales eran claras.

No me victimizo porque en muchas ocasiones cuando estaba con él, pensaba en ella, y quizás por eso... esto es una especie de castigo por sentirme confundida con algo que no debería ni pensar.

No estaba enamorada de él, eso es evidente, y por los hechos supongo que él, tampoco, eso explica porque todo se sentía tan forzado.

Pero hoy que vi a Izabel, afuera de mi casa con esperanza de verme salir se me rompió un poco mas el corazón, y no es para menos la vi tan preocupada por mí; eso hizo que mi mente y mi corazón tuvieran una batalla entre lo que esta bien o lo que está mal.

Y gano mi mente...

No podía volver a lo mismo, no otra vez.

Pero es mas fuerte que yo, la necesito y no como una amiga.

Me levante de mi cama; me dirigí hacia el pequeño cristo colgando en mi habitación, y comencé a pedirle con todo el dolor de mi corazón, que si tan malo era amar a otra mujer que por favor quitara este pecado de mi...

-Por favor... -dije, llorando.

-Prometo que pondré de mi parte... - otro sollozo escapo.

Y entonces un recuerdo vino a mí.

Flashback...

Estaba en mi habitación, acababa de besar a Izzy, no podía dejar de pensar en eso. Mi primer beso fue con esa niña ojiazul que era tan tierna cuando quería.

Hasta que llego mi padrastro y me saco de mis pensamientos

-Escucha, niña- dijo, tomándome del brazo- ¡¡¡arrodíllate!!!

-Me lastimas- dije, en un hilo de voz.

-Pues te lo mereces por andar de lesbiana- dijo, con desagrado.

-Les... ¿qué? -dije, confusa.

-Como una asquerosa pecadora-dijo, colocándome en frente del pequeño cristo, colgando en mi habitación.

Esas palabras quedaron en mi mente, por más que quería borrarlas no podía. No quería que dios se enojara conmigo como lo estaba mi padrastro.

-Pídele perdón, que esperas-dijo, empujándome.

Fin de flashback.

-Perdón-dije, entre lágrimas.

Tengo que alejarme de Izabel, al menos hasta ya no sentir esto en mi corazón...

Ella que pensaría de esto, seguro se alejaría de mí, lo mejor es olvidarme de esto y alejarla lo mas que pueda de mí.

Aunque eso me resulta imposible, tomando en cuenta que estudiamos en el mismo lugar y trabajamos juntas.

¿Por qué? ¿Por qué es tan difícil que dejes de gustarme?

Amor en VancouverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora