Capitulo 13

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Emma.

Me sentía tan llena de valentía, sobre todo al darme cuenta de lo hermosa que podía verse vestida en tonalidades oscuras... roce sus labios con la intención de recibir un beso mucho más intenso, note como se resistía a hacerlo, entonces mordí mi labio tentadoramente intentando que lo entendiera como un permiso o lo que sea que ella necesitara para darse cuenta de que yo deseaba esto.

Entonces paso, ella hábilmente profundizo el tan esperado beso, estoy gritando internamente... se siente mejor de lo que imagine, sus carnosos labios besándome de la manera más delicada que pudo. Me aferre a su cuello, ni siquiera sé cómo llegamos hasta este preciso punto, pero ya no había marcha atrás. La acerque más a mí, deseaba congelar este momento junto a ella, nunca me había sentido así por nadie. Lo siguiente que sentí fueron sus manos en mis piernas, me levanto hábilmente en el lavamanos, acto que me sonrojo y encendió demasiadas emociones en mí. Mis piernas en su cintura, y...

—Emma, despierta—escuche una voz que muy a mi pesar me saco de mi increíble sueño.

—Julie, déjame un ratito más—dije, mientras me cubría con las sábanas —Estaba teniendo el mejor sueño del mundo.

—Primero que nada, no soy Julie—dijo ahora la voz que si logre reconocer —Y cuéntame sobre ese increíble sueño, debió ser uno muy bueno estabas muy sonriente.

—Dios, Izabella, pero ¿Qué hago aquí? —dije, prácticamente tirando las sábanas, lo que me provoco una fuerte punzada de dolor en mi cabeza —Pero que dolor tan insoportable de cabeza—me queje.

—Buenos días—dijo una muy sonriente Izabella —Supuse que por ser tu primera borrachera, como consecuencia tendrías esta terrible resaca, así que te traje unos analgésicos y un electrolit para que te mantengas hidratada—dijo, encogiéndose de hombros —Por cierto, deberías ponerte la sabana... ayer vomitaste tu vestido y tuve que intentar cambiarte de ropa, pero no colaboraste ya que bueno a penas y lograbas sostenerte, solo logre ponerte una de mis camisas para dormir, y la verdad está haciendo algo de frio hoy.

Inmediatamente mis mejillas se tornaron rosas, estoy segura porque sentía arder mi cara de vergüenza. No podía creer que perdí el control así.

— ¿Cómo termine en tu casa? —pregunte —Es decir se supone que tenía que estar en la casa de Julie—trate de explicar:—No es que me moleste estar aquí, digo eres mi mejor amiga y siempre cuidas de mí, es lógico que este aquí contigo—dije demasiado nerviosa, tanto que empecé a vagar en todo lo que decía.

—Tranquila, Emma, yo le pedí a nuestra amiga que me dejara traerte a mi casa—dijo, mientras se alejaba —Y solo lo hice porque quería cuidar personalmente de ti... mi pequeña Em—dijo, ahora regresando con una bandeja con unos hot cakes con fresas y bañados en miel —La verdad no sé exactamente que es bueno para la resaca, solo sé que debes tener hambre—dijo, colocando la bandeja en la cama —Además cuando yo he tenido resaca nadie cuida de mí, ni siquiera Alexa, ella siempre está peor que yo.

—Gracias—dije mientras observaba lo que ella preparo para mí, la verdad que el gesto me alegro por completo —Se ve muy bueno Izzy, gracias por cuidar de mi—dije, mientras me acomodaba mejor en la cama.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti—dijo, mientras arreglaba su cabello negro frente al espejo—No tienes que agradecer.

Esta mujer enserio no tiene idea de lo torturante que es verla ser sexi y tierna a la vez.

—Juro que jamás volveré a probar una gota de alcohol—dije dramatizando más de lo necesario —Enserio no soporto mi cabeza.

—Eso te pasa por no hacerme caso—se burló.

Amor en VancouverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora