Emma.
Es la primera vez que me he cuestionado sobre si dios en verdad me ama, si él de verdad te ama incondicionalmente como dicen, pero siempre llego a la conclusión de que quizás se olvidó de mí ¿Por qué? ¿Por qué si tanto me ama me hacía esto a mí?
Mi madre me ha llevado siempre a la iglesia, junto con mis abuelos y mi padrastro, yo siempre estuve feliz de estar ahí, amaba ir a la iglesia y cantar, pero las cosas cambiaron cuando cumplí doce años, yo ni siquiera entendía bien la situación, pero fue la primera vez que mis dudas se hicieron presentes cuando en sexto grado besé a mi mejor amiga, una pequeña pelinegra de ojos azules.
En realidad, yo solo recuerdo que una de mis amigas contaba como había sido su primer beso, y entonces yo me preguntaba... si tener mi primer beso con una niña estaba mal, entonces un día cualquiera, la pequeña Emma decidió que besar a su amiga, no estaba mal, y lo hice así, pero la peor decisión fue hacerlo en casa de mis padres.
Flashback...
—Oye, Izzy — dije dudosa.
—Dime— dijo, poniéndome atención
— ¿Ya disté tu primer beso? — dije, jugando con mis manos.
—Oh, pues no, ¿y tú? — dijo sorprendida.
—No, ¿y no te gustaría? — dije observándola.
—Pues no, la verdad los niños son muy sucios— dijo, haciendo una mueca de asco.
—Y ¿si no fuera con un niño? — pregunté.
—amm, ¿a qué te refieres? — dijo nerviosa.
—quizás podríamos darnos un beso nosotras— dije, directamente.
—amm— se quedó pensando y sonrió−está bien, pero a la cuenta de tres.
—Empiezo yo— dije sonriendo−uno.
—Dos.
— ¡TRES! −dijimos al mismo tiempo y nos acercamos más para juntar nuestros labios, a penas y los movíamos... ninguna sabía qué hacer, solo sabía que al menos yo estaba sintiendo como si tuviera mariposas en mi estómago, hasta que mi madre entró sorpresivamente a mi habitación.
Ella botó la bandeja con jugos que tenía, y nos miró con desagrado.
—Emma Jane Miller, se puede saber qué están haciendo— dijo mi madre enojada.
—solo estábamos jugando, mami.
—Esto no es jugar, Emma. Dos niñas no pueden andar haciendo eso— dijo seria, volteando a ver a Izzy —y tú Izabella, llamaré a tu Madre para que venga por ti.
Yo solo podía ver como se llevaba a Izzy de mi cuarto, y pude escuchar como la regañó hasta que la llevó a la puerta.
Luego subió a mi habitación y me dijo que las niñas solo podían ser amigas, que no debían darse besos, le contó a mi padrastro lo que pasó y él fue a mi habitación y me hizo arrodillarme para pedirle perdón a dios por lo que había hecho.
Ese día él dijo cosas que hicieron que me odiase por haber besado a Izzy.
Fin de flashback.
Para ese entonces pasé un año sin hablarle a Izzy, asistí más a la iglesia, y le lloré a dios muchas veces para que me perdonara por querer a Izzy, pero no pude seguir más tiempo alejada, así que un año después de lo qué pasó, le hable.
Le pedí perdón porque me alejé sin decir nada, pero ella se mostró tan comprensiva y me dijo que extrañaba las pláticas conmigo.
Ninguna volvió a mencionar ese beso inocente, y supuse que ella prefirió olvidarlo, me hubiera gustado olvidarlo como ella, porque me ha perseguido por mucho tiempo.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...