Capítulo 30: Celos e inseguridades.

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Emma

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Emma.

Me encontraba en clase de Matemáticas y nuestra profesora, no estaba para nada de buen humor. Desde que pasó la situación con mi madre no había podido compartir clases con Izzy, pero gracias al suceso de ayer, mi madre consideró que tal vez no habría problema en que la pelinegra comparta una que otra clase conmigo... eso quiere decir que probablemente la veré en literatura.

Cosa que me parecía una excelente opción porque Alex, me abandonó para hacer equipo con Olivia y ahora tengo que hacer equipo con un chico que ni siquiera se interesa por tener apuntes propios.

Creo que otra de las cosas que me enamora de Izabella, es eso... no es para nada superficial. Ella es buena en deportes y artes, pero es muy buena en las clases también, quizás si últimamente no le va muy bien con respecto a sus calificaciones porque está distraída pensando en su hermana. Pero es una persona muy inteligente e interesante.

Creo que una calificación no define tu potencial, pero si muestra tu compromiso con la materia, aunque a veces estas tan cansado mentalmente que ni siquiera te das cuenta... cuando estás descuidándote de la escuela y eso es lo que últimamente me preocupa de mi novia.

Pasaron dos torturantes horas de matemáticas y me dirigí a literatura con el profesor Alonso. Busqué con la mirada a mi chica de ojos océano, pero no la encontraba así que solo decidí sentarme junto a ese chico que me miraba como si tuviera la obligación de sentarme con él; entonces una conocida voz se escuchó por el pasillo.

—¡Espere! Profesor Alonso, no puede cerrar esa puerta sin tenerme ahí adentro a mí. —dice Izzy, llamando la atención de todos en el salón.

—Señorita Williams, extrañaba su simpática y única personalidad. —dice el profesor, bajando sus lentes para analizar a mi novia—. Pensé que ya no iba a estar en esta clase y que prefería las entretenidas lecciones de mi colega.

—Me cambié de clase en contra de mi voluntad, lo juro. —dramatiza, mientras hace un puchero—Yo no quería abandonarlo ¡lo juro! —grita, mientras pone una mano en su pecho.

—Está bien, está bien... esto no es Romeo y Julieta, señorita Williams, siéntese por favor. —cedió, finalmente—¿Alguien que quiera hacer equipo con la señorita aquí presente?

Levanté la mano inmediatamente, aun siendo consciente de la mirada asesina que me estaba haciendo el chico con él que estaba. Para mí sorpresa otras dos chicas levantaron la mano. Y las fulminé con la mirada, pero ellas lo ignoraron.

—Que, solicitada, señorita Williams. —dice el profesor, analizado la situación—Bueno, yo recomiendo que se siente con Emma y ese muchacho que nunca toma notas de nada en mi clase.

—Eso iba a hacer. —responde ella, sonriente—. Muchas gracias a las otras compañeras tan amables.

Yo la miré con un semblante totalmente serio por haber agradecido a esas chicas que no podían ser más evidentes que se sienten atraídas por Izzy. No las culpo ella es el tipo de chica que grita soy gay a kilómetros y tiene esta aura de chica mala, pero dulce que a todos les encanta.

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