Capítulo 53: Estar enamorado en New york.

2K 92 20
                                    

Emma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Emma.

Despierto y lo primero que veo es una cama vacía, pero el aroma de un buen café invade por completo mi olfato. Recuerdo los acontecimientos de la noche anterior y sonrío. Un bostezo sale sin aviso; aún quiero seguir durmiendo.

—Ya estás despierta, bella durmiente —bromea, acercándose a la cama e inclinándose para intentar darme un beso, pero lo detengo de inmediato—. ¿Qué pasa? —pregunta, sorprendida.

—No me he lavado los dientes, deja que me lave primero —pido, totalmente apenada.

—Tú sabes que eso no me importa, ¿verdad? —dice, dejando una suave caricia en mi mejilla—. Te besaré de todas formas.

Así lo hace, dejándome un poco aturdida, pero causándome la misma sensación especial cada vez que actúa de esta manera. La detengo y ella se queja como una niña, pero cuando vi la hora salte de la cama, empujándola en el proceso.

—¡Auch! —se queja, mirándome confundida—. ¿Qué tengo que hacer para que dejes de asustarme así?

—Lo siento, en verdad lo siento, pero ¿Ya viste la hora? son las nueve de la mañana, tenemos que ir al trabajo y ya es tarde. —digo, mientras busco ropa en mi pequeño armario y ella solo está ahí totalmente tranquila—. ¿Qué te pasa? Tienes que vestirte o ¿Piensas ir con la misma ropa de ayer?

—Emma, podrías tranquilizarte. —dice, mientras se ríe—. Actúas como si la jefa de ese lugar fuera a despedirte.

—Bueno, probablemente no me despida, pero si van a odiarla por darme estas libertades. —digo, mientras ella solo observa lo agitada que estoy por eso.

—No me importa, ellos pueden odiarme lo que quieran. —dice, soltando una risita—. Al final solo me importa que me quieras tú.

—Ay, odio que tengas que decir esas cosas. —digo, sintiéndome nerviosa con su mirada empeñada en observar todo lo que hago—. Tenemos que ser responsables, cariño.

—Oh, yo soy muy responsable. —dice, con su semblante por completo serio—. No iremos a trabajar y es una orden porque hoy, tendremos nuestra segunda cita.

—¿Qué? —pregunto, un tanto sorprendida—. Obviamente quiero salir contigo. —aclaro, al notar un pequeño desanimo en ella—. Pero y las cosas que dejé pendiente para hoy ¿Quién se hará cargo?

—Caroline, está de acuerdo en cubrirte por hoy. —dice, mientras se recuesta en la cama—. Ellos no saben que ya volví, pienso volver hasta el lunes y hoy apenas es viernes así que tú puedes ir mañana, ellos pensaran que solo fue un imprevisto por cual no pudiste llegar.

No pude evitar sonreír, ella tiene todo totalmente planeado; decidí no decir nada más y solo fui directo al baño para poder hacer mi rutina tranquila, ella se quedó en mi cama atendiendo una llamada de Lilly, su madre. Mientras me ducho siempre pienso en un millón de cosas y justo ahora solo puedo pensar en lo que la Emma, que esperó tanto por Izzy en la universidad, sentiría.

Amor en VancouverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora