Capítulo 41: Después de la tormenta, viene la calma.

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Emma

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Emma.

Una semana, ha pasado una semana desde que pase la noche en la casa de Izabella y desde ese entonces solo se ha dedicado a ignorarme en la empresa, como si algo de ese día la pusiera incomoda... por mi parte sigo con la rutina normal de ir al trabajo, en mis tiempos libres con mi terapeuta y sobre Max, pues decidió quedarse conmigo así que él está buscando trabajo para ayudarme con los gastos.

Ese día después de la exposición de Izabella, él estaba demasiado enojado tanto que tuvimos una fuerte discusión por el solo hecho de haber pasado la noche fuera y no haberle avisado, pero lo que le molestó más es cuando le dije que pasé la noche en casa de la pelinegra.

Recuerdo de ese día:

—Se puede saber ¿Por qué carajos no contestas una llamada? —pregunta, notablemente irritado—. No tienes idea de lo preocupado que me tenías, me sentí impotente porque pensé que, por mi confianza en esa extraña amiga tuya, algo pudo haberte pasado.

—Lo siento, se me fue la noción del tiempo y estaba tan borracha que no pude darle mi dirección a ella, pero no me pasó nada... —respondo, totalmente cabizbaja.

—Ese no es el punto, pudiste llamar temprano. —dice, mientras se cruza de brazos—. Además, quiero saber ¿Dónde pasaste la noche?

—Si tienes razón, no me volverá a pasar algo como eso... así que tranquilo y sobre eso, pasé la noche en el departamento de mi jefa.

—Pero ¿Por qué ahí? No pudiste pasar la noche en otro lado. —dice, y pude notar la molestia en él.

—¿Qué tiene de malo que durmiera ahí? —pregunto, aun sabiendo que, si él supiera que ella es más que solo una vieja amiga, tendría todas las razones del mundo.

—¿Qué tiene de malo? Emma, a esa chica le gustan las mujeres. —recriminó, mirándome asustado—. No me sorprendería que eso solo fuera un truco para poder seducirte y aprovecharse de que estabas borracha.

—Ella... ella no es esa clase de persona. —respondo, tajante—. Además, como te digo estoy segura de que ella no haría eso, incluso intentó llamarte... pero mi celular estaba bloqueado.

—No lo sé, algo me dice que no debes confiar en ella... yo no quise decir nada ayer, pero siento que a ella le gustas, puedo verlo en sus ojos, incluso nos miraba cuando tu no te dabas cuenta. —agrega, mientras agarra mis manos—. No quiero que ella se aproveche de lo amable que eres,

Imposible, ella no me ve de esa manera desde hace mucho, él debe haberlo malinterpretado... además, se va a casar con alguien a quien, si ama, por más que esas palabras suenen en mi cabeza, no puedo permitirme creerlas porque de lo contrario, todo seria incomodo.

—Es... eso es totalmente tonto, no ves que ella se va a casar con esa otra chica. —digo, ignorando sus palabras—. Solo somos buenas amigas, ella seguramente se preocupa por mi bienestar ya que crecimos juntas, no veas las cosas así.

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