Capitulo 14

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Emma.

Felicidad... felicidad es lo que mi cuerpo entero irradiaba con tan solo en recordar sus palabras y eventualmente me sonroje. Izabella, no dejaba de sonreír y me preguntaba ¿Qué es lo que ella piensa justo ahora?

—Lo... lo siento, no debí besarte—dije reaccionando asustada por lo que había hecho y por lo que dije.

— ¿Así que le gusto señorita Miller? —dijo demasiado sonriente, ignorando lo que dije.

— ¿Así que está cansada de ser mi mejor amiga señorita Williams? —intenté devolverle la pregunta, siguiéndole el juego.

—Debo admitir que tú eres la única culpable—dijo, mientras se recomponía en el asiento.

— ¿De qué hablas? —le pregunté asustada.

—Eres demasiado linda, además te encanta iniciar nuestros besos... desde siempre—dijo, encogiéndose de hombros y yo inmediatamente me sonrojé, solté una sonrisa inesperada.

—Eres una tonta—dije, mientras cubría mi cara con mis manos, me sentía demasiado vulnerable.

—Tu eres la tonta—dijo como una niña pequeña intentado pelear —Solo digo la verdad tu inicias o eres la de la idea de besarnos—dijo la chica sentada a mi lado y por eso ultimo supe que se refería a nuestro primer beso.

—El de anoche no lo inicie yo—dije, mientras colocaba mis manos a mi alrededor como un típico berrinche de mi parte, la observe y abrió sus ojos como platos.

—Tú... ¡tú dijiste que no recordabas lo de ayer! —dijo tan asustada que me causo mucha gracia e inmediatamente dejé mi berrinche —Dios... Emma, lo siento, no quiero que pienses que me aproveché o algo así—se sonrojó y ahora ella posó sus manos en su rostro—Estoy muy apenada.

—Se que no te aprovechaste yo... yo lo quería tanto como tú—dije un tanto nerviosa, y entonces ella se giró hacia mí.

— ¿Enserio? —preguntó coquetamente, alzando su ceja izquierda.

—Si, pero no te emociones—dije fingiendo desinterés, cuando en realidad estaba que explotaba de nervios por dentro.

—Como no quieres que lo haga, tú mi mejor amiga y mi amor imposible de hace... vez ya ni recuerdo cuanto tiempo—dijo emocionada —Me estás diciendo que tu querías tanto como yo lo de ayer, ni siquiera sé cómo reaccionar—se recostó en el asiento fijando su vista en la calle—Seguramente estoy actuando como estúpida.

—No actúas como estúpida, Izabella, no tienes idea de cómo me siento yo ahora... de hecho me vez aquí tranquila, pero aun lo estoy procesando—dije suspirando, me recosté en el asiento justo como ella lo hizo y mi vista también se quedó fija en las calles de Vancouver —Yo... ni siquiera llegue a pensar que, en algún momento, tú sintieras lo mismo—una lagrima bajo por mi mejilla—Ni siquiera pasó por mi mente que te besaría de nuevo, desde aquella vez en mi habitación.

—Emma... realmente yo llevo mucho tiempo evadiendo el hecho de que me gustas—dijo, mientras ansiosamente jugaba con su cabello. Otra vez esas palabras... yo enserio le gusto ¿esto es real?

— ¿Enserio te gusto? —pregunté de nuevo, aunque ella ya lo dijo muchas veces, aun sentía irreal todo.

—Em, literalmente estacioné el auto para decirte que me gustas, porque ya no puedo guardármelo... esto es muy real—dijo, dirigiendo su mirada hacia mis manos —No te imaginas lo dolorosos que han sido estos años—tomo una de mis manos y jugo con ella—Observar cómo besabas a esos chicos que son demasiado idiotas, como lloraste por uno de ellos... por eso me dolió cuando decidiste ignorarme—reforzó su agarre en mi mano y entrelazó sus dedos con los míos, por un momento sentí esas famosas mariposas en el estómago—Porque una parte de mí, se sintió como cuando teníamos doce años y tu mamá nos encontró dándonos un beso... nuestro primer beso.

Amor en VancouverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora