Emma.
Una fiesta... en que diablos estaba pensando ni siquiera me dejan ir a fiestas, no tengo ropa como para ir. Todos estos pensamientos vinieron justo después que una emocionada Julie, me comprometiera a asistir y en verdad esto me ponía ansiosa, literalmente no se ni siquiera como le diré a mi madre que iré a un lugar lleno de alcohol, gente bailando música a todo volumen, y seguramente una que otra droga.
—Oye, mueve tu trasero—dijo Julie, empujándome —Tenemos que prepararte para tu primera fiesta, además hoy inicia el plan "Amor en Vancouver" —enfatizo las ultimas palabras, y se dibujo una sonrisa satisfactoria en su rostro.
— ¿Amor que? —dije, mientras trataba de no tropezarme en algún bache de la calle.
—Ah, pues Alex y yo tenemos el comité "Amor en Vancouver" y como somos Emella shippers—dijo, mientras se encogía de hombros.
—Si, yo le di ese nombre tan creativo y tenemos un plan, para que dos chicas jodidamente ciegas se junten—se unió Alex, a la conversación.
—Ambos están muy locos, la verdad—dije, mientras pensaba en ese nombre que decidieron ponerle al plan, y sobre todo en el que juntaron nuestros nombres —Además, no creo que asista... tengo tarea.
— ¡Pero por supuesto que vas a ir! —ambos dijeron al unísono.
—Dios, esto parece una conspiración contra mi pobre ser—dije, exagerando mis gestos.
En verdad solo quería ir para intentar hablar con Izabella, pero dudo mucho tener éxito.
—Emma, no seas exagerada—dijo Alex, entrecerrando los ojos —Bueno chicas las dejo, tengo que ir a ponerme guapo—dijo, mientras nos abrazaba.
—Esta bien, chico, pero no olvides bañarte bien porque no queremos que espantes a las chicas—dijo Julie, con una sonrisa burlona.
— ¡Jodete! —grito el chico de cabello rizado, mientras le mostraba su dedo medio a Julie.
Mi amiga, me pidió que fuésemos a su casa para prepararnos, y no me negué ya que evidentemente en mi casa no se podría. Julie, sugirió que por hoy le mintiera a mi madre sobre donde estaría, y lo que planeaba decirle es que hoy me quedaría haciendo un proyecto con Julie.
No me gustaba mentirle a mi madre, ella suele ser muy protectora a veces, pero también lo entendía ya que hasta a mi... me da miedo ese ambiente fiestero, pero también sé que, aunque le rogara no me dejaría ir.
Llegamos a la casa de mi amiga, realmente yo no tenía ni la más mínima idea de que ponerme, le comenté a Julie, que podía ir por ropa a mi casa, pero ella dijo que no.
—Insisto, puedo ir a casa por algo de ropa y decirle a mi madre que me quedare contigo—dije, mientras me sentaba en su cama y observaba el arrugado cobertor naranja de ella.
—Ya te dije que no, Emma, literalmente tu ropa casi la mayoría es como para ir a misa—dijo mi amiga, mientras buscaba en su armario —Te vistes muy lindo, pero hoy queremos que dejes a esa ojiazul sin aliento.
—Estas loca—dije ante las ocurrencias de mi amiga.
—Ya veremos qué tan loca estaré después de esta noche—dijo, sonriente.
—Sigo pensando que esto no es una buena idea—me encogí de hombros, mientras observaba un pequeño hilo de mi pantalón, el cual, con mi ansiedad al límite, decidí jugar con este.
—Emma, tienes que permitirte vivir un poco... arriesgarte, aunque te de miedo—se recostó en una de las puertas de su armario y me miro —Dime, ¿Cómo sabrás que no es una buena idea? Si ni siquiera lo has intentado.
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Amor en Vancouver
Teen FictionAtreverse a amar a alguien es un acto honorable, pero atreverse a amarse a sí mismo es un acto que requiere de valentía; Emma Miller se dará cuenta de lo que conlleva ser capaz de ser dueña de su vida, sus ideales, su cuerpo y sus pensamientos ante...