Capítulo 26: Mi deseo de cumpleaños.

3.6K 215 205
                                    

Izabella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Izabella.

Estar con Alexa, al menos fue una dosis de diversión que no sabía que necesitaba como siempre ella comenzó con sus locuras; no fuimos a clases, decidimos desayunar como señoras, quejándonos de nuestros problemas juntas. Ahora nos encontrábamos en un parque que está un tanto cerca.

—Mi madre engañó a mi padre. —dije, de la nada.

—¡No jodas! —gritó, mientras se ahogaba con el humo de su cigarrillo.

—Si, ahora algunas cosas son más claras. —agregué—. Mi madre lo engañó, cosa que me decepciona tanto, pero más que todo me da tanta rabia.

—Te entiendo, mi padre engañó a mi madre y aún sigue siendo doloroso ver que no le importó romper a una persona tan maravillosa como lo es ella. —confesó, con la mirada perdida.

—Mi madre, no siempre fue tan egoísta... es decir, yo pase mi vida pensando que mis padres se amaban, pero quizás solo había amor, por una parte. —dije, mientras una lágrima se escapaba—. Lo peor es que justo tenía que venir y decirme esto en el día de mi cumpleaños.

—Bueno, quizás si te ama. —agregó, encogiéndose de hombros—Solo que a su manera y como sea Izzy, lo que paso con tu papá pues ha sido algo con lo que ellos tienen que lidiar ahora, pero sé que te aman.

—Si me amaran no me harían esto y él habría venido a verme. —solté, mientras abrazaba mis piernas.

—Pues quizás él... solo no quería ver a tu mamá.

—Pero es mi cumpleaños y ni siquiera me ha llamado. —suspiré—. Al parecer creo que él sabe que mi madre lo engañó desde hace mucho, pero habían decidido seguir juntos por las apariencias y bueno mira todo el daño que causó, fue peor que se quedarán juntos porque por alguna razón sus problemas los alejaron cada día más de sus hijas, sobre todo de mí.

—No sé qué decir, solo quizás recordarte que la familia no siempre es de sangre. —expresó, mientras tocaba mi espalda en forma de apoyo—. Quiero decir que bueno, al menos para mi... eres la hermana que nunca tuve y aunque sea cursis te amo como tal.

—¿Me amas? —pregunté, divertida y haciendo un puchero.

—¡Ah! —se quejó—No le digas a nadie que fui cursis contigo. —amenazó, mientras se reía.

—También, te amo. —dije, siendo totalmente sincera—Mi hermana de otra madre.

—Mas te vale. —dijo, riéndose.

Contagiándome de su alegría me propuse olvidar un poco lo de mi madre al menos por un momento, cuando pueda ver a la castaña. No sé lo que me prepara el resto del día, pero estoy dispuesta a enfrentarlo porque no quiero que Emma, me vea perdida y destrozada... pero si soy honesta conmigo me siento demasiado rota.

Con ese pensamiento, regresé a mi casa para despedirme de Lucia, mi pequeña...

Vi la gran casa frente a mí, preparándome mentalmente para dejar ir a la niña que ha sido una alegría y que hacia todos mis días menos solitarios. Me dispuse a entrar, me encontré con mi madre jugando con Lucia y también estaba Anna, con ellas.

Amor en VancouverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora