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Treinta y siete.

Los días sin E han sido difíciles, pues aparte de extrañarlo, me he contenido mucho tiempo el nombre de nuestra hija. Eso, y las pesadillas que no se marchan. Necesito que vuelva, y es una necesidad tan absurda, pero al mismo tiempo tan intensa.

No sé muy bien qué clase de amor nos tenemos, que conexión extraña hemos formado, pero es una lo suficientemente fuerte para que duela el tenerlo lejos. Me hace falta como una parte vital de mi cuerpo, porque a su lado me siento segura.

Con la bebé he estado los últimos días haciendo actividades de madre e hija, las chicas del servicio dicen que parece mi muñequita personal. Eso me causa gracia, porque no lo hago adrede, la visto y la trato así porque me nace, porque es mi personalidad y estilo. Ayer nadamos un rato, le puse un bañador diminuto, un sombrerito y lentes de sol.

Y aun recuerdo los comentarios de Andrea, Simona y Antonia.

—La edición de la mini Barbie de hoy es: "día soleado, piscina y limonada".

Eso lo dijo Andrea, al ver nuestros outfits y el inflable acuático.

—Señora, ella es una bebé, no una muñeca.

Simona no quería entender que la sesión de fotos era importante.

—Barbie y baby Barbie, episodio 5: piscinada fashion.

Antonia me hizo reír demasiado al decir aquello.

Mis empleadas son una de las razones por las cuales no me he vuelto loca, eso y mi bebé hermosa, junto con su padre.

Hoy la visto y arreglo acorde a lo que llevo puesto, me gusta combinarnos y ella parece encantada siempre que le doy atención a su ropa y cabello. Le humecto la piel con crema, le rocío colonia para bebé, reviso que sus pendientes estén en cada una de sus orejitas, coloco su brazalete y su lazo en su cabeza. Su cabello ha crecido considerablemente para solo tener casi tres meses.

Es una bebé saludable y regordeta, porque le encanta comer. Además es muy activa e inteligente, el día siempre nos deja agotadas con ella teniendo ánimos de todo, y en la noche terminamos rendidas. Claro que yo no descanso como ella lo hace, las pesadillas muy pocas veces me dejan.

No he podido comunicarme con E, porque no se me permite. Él me dejó dicho que por seguridad de la bebé y mía, no nos mantendríamos en contacto, por ello debo esperar a que vuelva.

Y el tiempo se me está haciendo eterno. Como ya dije, lo extraño y me ocasiona malestar el no tenerlo cerca.

—Señora.

Escucho la voz de Antonia al otro lado de la puerta.

—Pasa.

Ingresa a la habitación y sonríe al ver a la niña en mis brazos. Ya está lista para el día de hoy.

—El desayuno ya está listo y también la comida de baby Barbie.

Sonrío.

—Pronto dejaran de llamarla baby Barbie o mini Barbie porque ya he decidido su nombre.

Eso la hace abrir los ojos en sorpresa.

— ¡¿En serio?! ¡¿Y cuál es?!

Niego y salgo de la habitación con ella detrás.

—No, no —le doy un beso en la mejilla a mi hija quien me sonríe—. Aun no lo diré.

Escucho la protesta de Antonia e ingreso al comedor, donde están las demás arreglando la mesa.

Derecho a sanar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora