—Oh, Dios, perdón. Lo siento, lo siento —digo con exaltación mientras tomo su mano para hacerle presión y detener el sangrado.
—Está bien —susurra.
—No, no está bien. Ven, tengo que curarte. —sin soltar su mano, entramos a la casa, y me dispongo a buscar el botiquín de primeros auxilios pero al no encontrarlo me desespero —¡Mamá! ¿Dónde está el botiquín de primeros auxilios? —pregunto asomada en la ventana de la cocina, por la cual puedo ver a todos en el patio.
—¡En el baño de mi habitación! —responde Luther.
—Vamos a la habitación de mi hermano —le digo a Noah y no espero su respuesta para comenzar a caminar escaleras arriba. Al entrar, le pido que se siente en la cama mientras yo voy a el baño de mi hermano para buscar lo que él me dijo.
Mi mano está llena de sangre debido a que estaba presionando la herida de Noah, por lo que abro el grifo para lavarme rápidamente y vuelvo a la habitación con el botiquín en la mano. Tomo la silla del escritorio y la coloco frente a Noah para luego sentarme. Con delicadeza, agarro su mano y la observo con atención, la cortada es superficial, por lo que no requiere de sutura, pero tengo que limpiarla.
—Ven, hay que lavarte la herida —digo a la vez que me levanto para dirigirme al baño con Noah detrás de mí.
Abro el grifo y tomo su mano con cuidado para acercarla al chorro de agua, el cual al hacer contacto con la herida, le arranca un gruñido a Noah. Mientras le lavo la mano con precaución por algunos minutos, siento su mirada penetrante sobre mí, lo que me vuelve un poco torpe y hace que mis nervios crezcan.
Cuando siento que ya es suficiente, cierro la llave y envuelvo la mano de Noah con un paño que estaba doblado en el estante del baño, y volvemos a la habitación ya que tengo que colocarle la venda. Cada uno se vuelve a sentar en su puesto.
—Dame tu mano —pido mientras busco una venda en el botiquín.
Él coloca su mano, aún envuelta en la toalla, en mis piernas, lo que me tranca la respiración por un milisegundo y hace que aparte la mirada del botiquín para mirar a Noah, quien también me está mirando con intensidad. Meneo la cabeza para volver a concentrarme en lo que tengo que hacer y saco la venda del botiquín. Seco su mano con delicadeza y luego de darle otro vistazo, comienzo a envolverla con la venda, y en unos pocos segundos ya está perfectamente cubierta.
—Listo.
—Alison. —musita él, sin dejar de mirarme intensamente, como lo hizo todo el tiempo en el que estuve colocándole la venda. Escuchar mi nombre en sus labios luego de tanto tiempo, me estremece. —No puedo creer que seas tú, que estés aquí frente a mí —mis ojos se mezclan con los de él y todo mi cuerpo se eriza.
—Sé que mi hermano no te dijo que yo estaría.
—No, no sabía que ya habías vuelto. —admite —¿Cómo te fue en Londres? —su pregunta me hace suspirar.
—Noah, no hagamos esto, ¿si? —pido.
—¿Hacer qué? —inquiere con el ceño fruncido.
—Hablar de nuestras vidas como si nada hubiera pasado, como si no tuviéramos cosas que resolver. —digo con obviedad. Él aparta su mirada de mí para posarla en sus manos, las cuales están en su regazo —Tenemos que hablar, por favor.
—¿Y qué quieres que te diga? Han sido unos años muy pesados, Alison, no creas que mi vida se solucionó cuando te fuiste, porque en realidad se jodió más —dice un poco molesto, con un tono de voz un poco subido.
—Si, ya sé todo lo que pasó con Cassandra y tu supuesto hijo, ya sé la depresión por la que pasaste y ya sé que volviste a ser amigo de mi hermano —a ambos nos sorprende el tono en el que digo las palabras, y a él se le ve aún más sorprendido por toda la información que sé.
ESTÁS LEYENDO
Irresistible Tentación
Teen Fiction-Es lo mejor que me han regalado. Muchas gracias -digo, abrazándolo, mis ojos se habían llenado de lágrimas. Nos separamos y quedamos muy cerca. Él no pierde tiempo y me besa. De nuevo está sucediendo, esas cosquillas en el estómago están ahí, esa s...