4 "Un placer conocerte"

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—Ese te queda lindo —dice Claudia viendo mi tercera opción de ropa.

—Siento que no es suficiente, tiene que ser algo especial, ya que es un día muy especial —le digo totalmente emocionada.

Hoy vendría mi hermano. ¡Al fin! Lo había esperado por tanto tiempo y al fin lo podría abrazar y hablar con él.

No podía esperar.

El pequeño problema es que no consigo que usar, ya que mis padres habían decidido hacer una parrillada para celebrar que había vuelto, faltaban dos horas para que llegara, aproximadamente, y yo no estoy ni cerca de estar lista.

—Déjate ese, hazme caso —ordena ya impaciente Claudia.

No entiendo porque se impacienta si ella es igual o hasta peor.

—Está bien —digo rendida.

Me miro al espejo y no estoy nada mal. Llevo una falda más arriba de las rodillas, totalmente azúl cielo, con un top amarillo, Converse negros y el cabello al natural. Solo me coloqué brillo en los labios y un poco de rimel, quería estar sencilla.

—Te ves hermosa —comenta mi amiga colocando su mentón en mi hombro y mirándome a través del espejo.

—Estoy agradecida de tenerte —confieso mientras me volteo y la abrazo

Nuestra amistad es la mejor que puedas encontrar, no es por presumir pero es así, siempre nos apoyamos, nos regañamos cuando es necesario, pero jamás nos dejamos solas, incluso si estamos peleadas o molestas, si la otra tiene un problema, ahí está la una para la otra.

Simplemente la amo, es la hermana que no tuve.

—Yo también, linda. —sonrió —Bien, tengo que irme antes de que llegue tu hermano y también antes de que llegue Ale a mi casa, no quiero que abra mi mamá —hizo cara de asco.

Hoy tendría una cita con Ale, era un chico muy dulce y bueno para ella.

—¿Por qué antes de que llegue mi...? —paro de hablar cuando me doy cuenta de que ella ya salió de mi habitación —¡Suerte! —grito.

—Igual, nena —dice lanzándome un beso al aire.

Luego de que Claudia se fuera, me entretuve viendo cosas en el teléfono, y sin darme cuenta pasó el tiempo, algunas horas, perdida en el celular y en mis pensamientos, hasta que escuché a mi mamá llamándome, y caí a la realidad.

¡Mi hermano vendría!

Bajo casi corriendo, no sin antes alisarme un poco la ropa ya que estaba acostada y se había arrugado. Al bajar no podía contener mi felicidad, y las lágrimas cayeron solas, sin poderlas detener.

¡Es él!

¡Está aquí!

Luego de tanto tiempo al fin está aquí. Corro hasta él y lo abrazo con todas mis fuerzas, lloraba en su hombro sin poder controlarme.

Duramos algunos segundos así, hasta que nos separamos y yo no podía parar de llorar, seguramente mi cara en este momento no es muy linda, con todo el rimel corrido, pero no me importa.

—No lo puedo creer, por fin volviste, no sabes cuánto te extrañé —digo, a lo que él solo acaricia mi mejilla.

—También te extrañé demasiado hermanita. —sonríe —Cuéntame: ¿Qué has hecho? ¿Qué tal todo? —dice sentándose en el sofá y palmeando a su lado para que yo me sentara.

—Bueno, ¿por dónde empiezo? Aunque en realidad no tengo mucho que contar: estoy estudiando mi último año de preparatoria, tengo novio, estoy en una academia de baile, me va muy bien en cuanto a calificaciones y mi hermano volvió, ¿qué más puedo pedirla a la vida? —cuento, sonriendo.

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