5 "Trágame, tierra"

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Respira y cuenta hasta diez.

Tranquilízate.

Piensa en otras cosas.

No lo veas.

Es solo un chico, el mejor amigo de tu hermano, no tienes nada de que preocuparte.

A pesar de que me repito eso una y otra vez en la cabeza, continúo teniendo ese sentimiento raro.

No sé cómo le podría llamar.

¿Incomodidad? No. ¿Vergüenza? Tampoco. ¿Pánico? No lo sé.

—¿No dirás nada? —habla mi querido hermano al ver que no respondo nada.

Noah se muerde el labio, esperando que mis cuerdas vocales funcionen. Inconscientemente mi mirada cae en su labio y mi cuerpo vibra.

¡Dios, ayúdame!

Ali, tranquila, tu tienes novio y lo amas. Si, Trevor.

Piensa en Trevor.
Piensa en Trevor.
Piensa en Trevor.
Piensa en Trevor.

—El placer es mío, Trevah.

Mierda.

Te dije que pensaras en él, no que dijeras su nombre combinado con el de Noah.

¿Ahora qué hago?

—Quiero decir, Noah —le doy una pequeña sonrisa avergonzada.

Y si que lo estoy, más que eso, este cuenta como uno de esos "trágame, tierra" más feos del mundo.

—¿Ok? —Luther frunce el ceño —¿Qué les parece si comemos? Papá, ¿ya está lista la comida? —pregunta a medida que se aleja en dirección a la parrillera, dejándonos a Noah y a mi solos.

—¿Trevah? —dice él, incrédulo.

No saques ese tema, por favor.

—Oh, es que me confundí, siempre que conozco a nuevas personas me pongo muy nerviosa.

—Para ser sincero, yo también estaba nervioso, yo conocería a tres personas nuevas —dice señalando a mis padres y a mí.

—Bueno, tienes razón, no lo había pensado.

—Y... creo que al fin conozco a la famosa Alison —comenta, alzando la ceja.

—¿Famosa? ¿Por qué? —pregunto, curiosa y confundida.

—Bueno, tu hermano habla muchísimo de tí, está muy orgulloso de tenerte como hermana —cuenta Noah.

—¿Si? Digo, él y yo nos queremos mucho y todo, pero pensé que cuando se fuera, se olvidaría de mi, ya sabes, porque haría nuevos amigos y estaría muy ocupado en la universidad —digo con una sonrisa que me salió más bien como una mueca.

—Para nada, es todo lo contrario, habla de ti como si se tratara de un ángel —dijo mirando a Luther —... y no se equivoca... —dice en un susurro casi inaudible, pero alcancé a escucharlo.

—Lo extrañé muchísimo, es un gran hermano —admito, admirando a Luther.

—Cuéntame de ti, me gustaría conocerte. Es decir, tu hermano hablaba de tí, pero solo contaba cosas que hacían antes de que se fuera, osea, historias de hace años —dice, dándome una mirada intrigada.

—Emmm, pues, no hay mucho que contar: tengo diecisiete años, en cuatro meses cumpliré los dieciocho, estoy en último año de preparatoria. Oh, tengo un perrito pero está con mi abuela. Quiero estudiar Medicina y especializarme en Pediatría. —cuento, tratando de que suene interesante, ya que no lo es —¿Qué me cuentas tú?

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