15 "Lo siento"

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—¡¿Suspendida?! —grita mamá, enojada —¿Cómo que suspendida, Alison?

Yo me encojo en mi asiento en el sofá de la sala, avergonzada.

—Amelia, ¿a caso no ves como la dejó ese idiota? ¡Tiene un hematoma en toda su cara! —exclama papá, señalando mi rostro.

—Hay que demandarlo o algo —opina Luther, quién está igual o más molesto que mamá.

—No, no lo demandaremos —objeto.

—¿Por qué no?

—Porque es inútil, solo rellenaremos unos papeles, nos dirán que lo resolverán y ¡pum! A carpetas de archivados dónde nunca nadie les pondrá atención —explico.

—Ali, cariño. —susurra mamá, sentándose a mi lado —¿Tres semanas? ¿en serio? —yo bajo la cabeza —Esa es una mancha que se quedará por siempre en tu registro escolar.

—Lo sé, pero es ese Director machista, ¿saben el castigo de Ale por hacerme esto? —señalo mi cara —No poder usar la biblioteca y no poder entrenar por tres días —papá suspira y Luther bufa.

—¿Es enserio? ¡Por Dios! —refunfuña mi hermano.

—Y... ¿es mal momento para decir que mi celular se rompió? —la boca de mamá se abre y voltea a ver a papá, quién no tiene ninguna expresión en su cara.

—¿En serio? —dice mamá, incrédula. Finjo una sonrisa, mostrando mis dientes —Lo siento, Alison, pero tengo que castigarte.

—¿Qué? ¿Por qué? —inquiero confundida.

—Te metiste en una pelea.

—¡Ellos me provocaron!

—Castigada hasta que vuelvas a clases, solo podrás ir a ver a Trevor e ir a la academia, a la cual solo te dejaré ir porque es paga y no perderé ese dinero —informa mamá para luego irse.

—¿Papá? —murmuro, buscando algo de piedad en sus ojos.

Él se encoge de hombros.

—Si te sientes mal o algo, avísame —dice para luego ir tras mamá.

Yo suspiro, dejando caer mi cabeza a el respaldar del sofá.

El sonido de la puerta abriéndose, llama mi atención, por lo que dirijo mi mirada hacia esa dirección, y veo a mi hermano saliendo, pero antes de hacerlo, se voltea a verme.

—¿Dónde vive ese tal "Ale"? —inquiere con la mandíbula tensa.

—No lo sé. ¿Por qué quieres saber? —frunzo el ceño.

—¿Algunas vez dijiste que ya no quiso a Claudia por Lexi? —yo asiento.

Él se relame los labios, pensando, y me da una sonrisa falsa para luego irse, cerrando la puerta detrás de sí.

—¡No hagas ninguna estupidez! —grito, deseando que me haya escuchado.










—Abre la boquita, aquí viene el avión —digo, moviendo la cuchara como un avión.

—Shiii, me gusta mucho mi comidita —habla Trevor, tratando de imitar la voz de un bebé.

Ya habían pasado tres días desde que lo habían ingresado, según el Doctor, todo está yendo muy bien, ya se le han cicatrizado los raspones del cuerpo y se le comienzan a desaparecer los moretones, su pierna sigue igual, y su cabeza aún está con una venda.

—Que bebé tan obediente y lindo —digo, apretando sus mejillas.

—¡Hola! Llegó Clau, la mejor del mundo—saluda la castaña, entrando a la habitación con una sonrisa.

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