6 "¡Hermosísima!"

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—No es tan malo, amiga, vamos, es solo un chico que conoces hace dos días —me anima Claudia

—Si, Laly, es una tontería —habla ésta vez Lucas.

Los dos están en mi casa, les conté sobre lo que había pasado en la academia, lo de Noah. Ellos aseguran que estoy haciendo demasiado drama por algo que es una tontería, y a lo mejor si tienen razón, pero... bueno, dejémoslo en que tienen razón.

—Por cierto, tienes que presentárnoslo —dice Lucas, sonriendo coquetamente.

—No querrás... ya sabes... coquetearle, ¿o si? —alzo la ceja.

—Oye tranquila, fiera, tu tienes a tu hombre. Además, él está soltero, yo estoy soltero, es solo tiempo el que necesitamos para que surja el amor —dijo mirando a un punto perdido, cómo imaginándose una vida con Noah.

—Bueno, creo que primero tienes que conocerlo —digo, obvia.

¿Cómo podía "gustarle" alguien que no conoce?

—Lo único que necesito en un hombre es que me dé amor, pasión. —dice mientras se toca el cuerpo de manera... muy rara, la verdad —Que por las noches no durmamos, sino que estemos en acción, yo seré su gatito —comienza a caminar en cuatro patas por toda la cama, se lame la parte trasera de la mano y se la pasa por la cabeza, cuál gato.

—Como sea, mejor me voy, ésto ya se volvió un poco raro —dice Clau, levantándose de la cama y tomando su bolso.

—Yo también me voy, no me quedaré sola con este psicópata sexual —hablo, saliendo detrás de Claudia.

—Pero no te puedes ir, tu vives aquí —dice Lucas, siguiéndonos —Además, yo no soy un psicópata sexual, es solo que estoy... necesitado —se rasca la nuca y sonríe.

—¿Lo dices o lo preguntas? Es más que obvio que estás necesitado, Lucas —habla Claudia.

Esa era una de sus mejores y a la vez peores cualidades: es muy sincera, demasiado cruda.

—Gracias, querida amiga. —dice Lucas, apretando las mejillas de Clau —Como sea, si ustedes se van, yo también. ¿Adónde vamos?

—¿Qué les parece si vamos a Starbucks? Hace tiempo que no vamos —propone Claudia.

—Me parece bien, voy a buscar algo de dinero, ya vuelvo —digo yendo a mi habitación, pero una mano me detiene, Lucas.

—Ésta vez me toca pagar a mí, ¿lo olvidas?

—Cierto, bien, entonces vamos —digo caminando a la puerta principal, pero antes de que pudiera llegar, escucho unas voces en la cocina, unas muy familiares, por lo que me asomé, ocultándome detrás de la pared.

—...entonces tu mamá te puso de Profesor de danza, no lo puedo creer, bro, de Doctor a Profesor de danza —dice una de las voces, riendo.

Luther.

—Oye, no te burles del baile, es un arte hermoso, yo lo practiqué toda mi vida, bueno, hasta los dieciocho que me fui a la universidad —espeta la otra voz.

Noah.

—Si, como sea, Ali está en una academia, me encantaría verla bailar —dice mi hermano, mostrando una sonrisa orgullosa.

—Muy pronto yo la veré bailar —comenta Noah, sonriendo.

—¿A qué te refieres? —indaga Luther con curiosidad.

—Bueno, resulta que mi mamá es la Profesora de esa academia, y como tiene que ir a Chicago para defender un caso, ya que sabes que es Abogada, le tendré que dar clases a tu hermana —explica Noah, mordiéndose el labio.

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