CAPÍTULO 1

1.4K 182 46
                                    

Jungkook pasaba de un lado a otro por aquellas calles leyendo los carteles pegados en las puertas al igual que pegaba sus propios volantes dónde se mencionaba así mismo en busca de trabajo. Podía hacer de todo, al menos eso creía él.

Estaba desesperado por buscar un empleo pues al ser nuevo en aquella ciudad era difícil. Sus padres eran agricultores en un pequeño pueblo de Busan por lo que no tenían suficiente dinero para poder ayudarlo a pagar la universidad que... no era tanto, pero era difícil hacerlo.

Al terminar de pegar el último papel suspiró y puso sus manos en su cintura observando a su alrededor. Tenía hambre, ya pasaban las 3 de la tarde y lo único que tenía en el estómago era 3 dumplings que su mejor amigo le había dado antes de salir de casa.

Jungkook acostumbraba a no comer, no porque no tuviera, sino, por pereza. Se le hacía más fácil salir e ir a una tienda de 24 horas por un aperitivo pequeño a hacer algo por él mismo. Creía que era una pérdida de tiempo.

Mientras caminaba buscando algún lugar para comprar algo sintió su teléfono vibrar en uno de sus bolsillos por lo que rápidamente lo tomó en mano logrando contestar, se trataba de Jimin, su mejor amigo. Ambos seguían hablando por unos momentos hasta quedar en el restaurante que estaba a unas cuadras de su departamento para así comer juntos pues Jimin también era muy perezoso para cocinar.

Una hora después.

Ambos chicos disfrutaban de los fideos en sus platillos mientras hablaban de diversas cosas de la universidad. Jimin hablaba más de su nuevo trabajo cómo repartidor, era lo único bueno que le había salido, además creía verse genial en una motocicleta, quería verse cómo un "chico malo"; estaba lejos de eso.

— ¿Y qué planeas hacer? Si no consigues trabajo... ¿volverás a Busan?

— Sí —respondió un poco triste—. mi propósito era seguir estudiando, pasé... años intentando entrar y cuando por fin lo logro, es muy caro. —Suspiró.

— Jungkook... no puedes rendirte, no quiero que termines cómo... Yugyeom — observó preocupado a su amigo.

El menor solamente bajó la mirada a su comida y poco a poco siguió terminando. Habían pasado ya 6 meses desde que aquel chico... había partído de éste mundo. La presión laboral y social en aquel país era demasiado. No lograr obtener un buen trabajo o entrar a la universidad... era casi una deshonra para aquellas personas, llevándolos al punto en que creían que sus vidas debían culminar.

— Lo extraño mucho... pero de seguro ahora puede descansar de tantos años bajo presión —musitó sintiendo sus ojos cristalizarse un poco.

— Prométeme que... si algo malo llega a suceder... tú no harás lo mismo que él —pidió Park—. No quiero estar en otro funeral más.

— ¿Y qué te hace pensar que lo haré? —soltó una pequeña risa—. Lo prometo —levantó la mirada hasta el adverso.

— ¿Hacemos nuestra promesa? —estiró su mano.

— Iugh, no, aquí no, estamos comiendo, Jimin —se quejó riendo un poco más al final.

— ¡Sólo escupe!

— ¡No, ya basta o me comeré toda la carne! —respondió quejándose. 

Aquellos chicos siguieron jugando y hablando entre ellos mientras aquella comida se iba terminando mientras el tiempo pasaba. Fue así cómo las 7 de la noche llegó y era momento de volver a casa, había sido un día bastante cansado para ambos y necesitaban descansar.

Al pegar la cabeza en la almohada; instantáneamente se quedaron dormidos, ambos en sus respectivas habitaciones.

Era triste para ambos estar tan lejos de casa, habían crecido prácticamente juntos pues vivían en el mismo pueblo e incluso en la misma calle. Era una amistad que llevaba formándose  alrededor de 18 años, eran muy unidos, en el mundo sólo eran ellos dos contra todo mal. Uno se caía y el otro lo levantaba, uno se cansaba y el otro tomaba su puesto, así sucesivamente hasta el día de hoy en el que ambos ya eran mayores de edad y debían formar su propia vida lejos de casa.

7:10 a.m.

Park fue el primero en despertar por lo que fue a buscar a su amigo para así ir a clases otra vez. Se sentía tan agotador levantarse tan temprano, ir a la universidad, ir al trabajo, buscar trabajo, ser las casi 8 de la noche, volver a casa, hacer tarea y luego... dormir para que al día siguiente fuera la misma aburrida rutina.

Estando ya en clase Jungkook no pudo aguantar más por lo que mientras el profesor explicaba se iba quedando dormido. Sus ojos estaban hinchados y rojos, su cabello despeinado y con prendas un poco mal puestas debido a que aún seguía adormilado.

— Hey, Jungkook —susurró Jimin dando un pequeño golpe con su codo al adverso—. Despierta o no sabrás nada en el examen de nuevo.

— Yomnonece... —balbuceó.

El rubio suspiró y sólo siguió con sus apuntes hasta que escuchó el teléfono de su amigo vibrar; debido al silencio en aquel salón se pudo escuchar fuerte por lo que rápidamente lo tomó dejándolo en silencio mientras pellizcaba por debajo de la mesa a su amigo quien ahora sí se había despertado.

— Auch...

— Guarda tu teléfono, sabes que no está permitido —susurró molesto.

— Ya, tranquilo, no es para... tanto —bajó el tono de su voz al igual que la velocidad mientras su mirada se fijaba en la pantalla de aquel móvil.

El mensaje en aquella pantalla lo había hecho despertar de nuevo. Abrió más sus ojos luego de frotarlos con su mano y abrió aquel chat.

"Estimado joven Jeon Jungkook. Hemos leído su volante en busca de un trabajo. Es un poco urgente así que puede darnos una dirección para que nuestro conductor vaya a recogerlo y a dejarlo.

Necesitamos que se presente a más tardar el viernes 11 de marzo. Responda a éste mensaje con los siguiente datos que le pediremos, muchas gracias."

— Que raro... ¿vas a ir? —preguntó Jimin leyendo aquel mensaje junto a su amigo.

— ¿No debo?

— ¿Estás loco? Así no se contratan, no te pidió tus documentos ni nada importante en cualquier trabajo. Puede que incluso quieran secuestrarte. Es muuuuy raro —tomó aquel teléfono viendo que el número era uno que estaba protegido.

— Pero, también puede ser un buen trabajo. Puedes venir conmigo para asegurarme.

— ¿Estás loco? No quiero que me maten y le manden un dedo mío a mamá por correo —frunció su entrecejo—. Además tengo trabajo.

— Entonces iré sólo...

— ¿En serio?

— No sé, lo pensaré —suspiró guardando el móvil para luego tomar sus cosas y salir yendo a su próxima clase.

Estaba indeciso de ir o no ir. ¿Sería una trampa? ¿Qué tal si Jimin tenía razón? Aunque, no tenía nada qué perder, de igual forma le daba miedo, no obstante, también tenía curiosidad por saber qué trabajo sería. Estaba desesperado.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora