CAPÍTULO 18

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Taehyung mantenía su mirada fría y seria ante aquella mujer frente a él. No quería ni siquiera demostrarle el desagrado que tenía hacia ella pero era imposible. Habían pasado tantas cosas desde la muerte de sus padres, estaba a punto de caer en una terrible depresión o incluso él creía que ya lo estaba, pero esa mujer siempre le recalcó que eran tonterías y además lo culpaba de la muerte de su hijo.

— ¿Es así cómo recibes a tu abuela? —Habló la mujer acomodando sus manos sobre su regazo—. Al parecer esto de... ser Rey se te subió mucho a la cabeza, ¿no es así?

El Señor Choi con algo de nerviosismo al estar entre aquellos dos sólo desvió la mirada hasta Taehyung para así traducirle lo que ella decía.

Usted no tiene por qué estar aquí.

La mujer rió y sólo sacó uno de sus cigarrillos para luego encenderlo y desviar la mirada.

— ¿Estamos en un circo? Serías bueno trabajando cómo un mimo. —Rió sola.

— Madame... por favor, no hable--

— Cállate. —Interrumpió—. ¿Te di permiso de hablar? Eres un criado nada más.

— Vete de aquí. —Habló Taehyung finalmente.

— Vaya... así que sí hablas. —Sonrió—. Bien, vamos al punto. Estoy aquí porque... en unos meses cumplirás ya los 24 años, ¿no es así? —soltó el humo— y cómo Rey de Corea... debes contraer matrimonio y yo me encargaré de eso.

Taehyung abrió un poco más los ojos y su entrecejo fruncido se relajó. ¿Contraer matrimonio? ¿Era eso necesario? Tenía 24 años, no quería estar "amarrado" a alguien por el resto de su vida.

— Estuve hablando con los padres de Lee Bong Cha, ¿la conoces?, es hija de la emperatriz de Austria y--

— ¿Acaso no debe ser coreana?

— Lo es —sonrió— su madre y ella nacieron aquí, lindo, ¿no? Así que es mejor que te vayas preparando para conocerla.

— No voy a casarme con nadie.

— Vas a hacerlo. —Habló seria poniéndose de pie frente al menor.

— Querida abuela... —se mantuvo en su lugar— Que no se te olvide que yo soy el Rey y tengo mucho más poder que tú. Voy a casarme cuando yo quiera con quien quiera y usted no puede venir a decirme nada.

La adversa rió y sólo se alejó un poco para así dejar aquel cigarro en el cenicero en la pequeña mesa.

— Yo también tengo poder, Taehyung. Mucho más que tú, y no dejaré que mi nieto cometa el mismo error que mi hijo. Enamorarse de una tonta campesina.

Al terminar de decir aquello solamente dio la espalda para así salir de aquel palacio yendo hasta su auto. Nunca había sido bienvenida en aquel lugar, ni siquiera cuando su hijo estaba vivo. Siempre había hecho de menos a Hyejin -la madre de Taehyung- por el simple hecho de que ella no venía de una realeza tan grande cómo ellos.

Taehyung bastante molesto caminó detrás para así asegurarse de que se iba sin tomar nada de lo que se encontraba ahí pues muchas veces lo había hecho. Al llegar a la puerta que daba a la salida principal pudo divisar a Jungkook entrar después de un día cansado de la universidad, de alguna manera, con tan sólo verlo se sentía más tranquilo pero esa tranquilidad duró sólo unos segundos.

Aquella mujer se acercó al peliazul y aunque no podía escucharla, sabía que estaba diciéndole cosas muy feas. Fue ahí cuando corrió hasta ellos y tomó de la mano al menor para así alejarlo de ella.

Jungkook bastante confundido observaba a ambos. Se preguntaba quién era esa mujer y por qué Taehyung estaba tan molesto. Podía notarlo en su mirada y era... terrorífico.

— ¿Es así cómo tomas tus decisiones? Eres un rey y necesitas rodearte de personas con tu... —Observó de pies a cabeza al peliazul— misma riqueza.

— ¿Qué? —rió Jungkook soltando la mano del castaño— ¿Y usted de qué tumba salió? ¿Por qué mejor no se mete su riqueza por su maldito trasero, eh? —se acercó buscando más pelea.

Aquella mujer bastante indignada retrocedió.

— ¿Sabe con quien se está metiendo? —alzó un poco la voz— Mejor subase a su auto, abuela, porque a mi no me importa si usted es la mismísima virgen María, ¡voy a romperle todo el maldi--

Taehyung rápidamente tapó la boca de este para así alejarlo. Sabía que estaba diciéndole tantas cosas que no pudo evitar reír pero debía mantener su postura.

Aquella mujer dio una última mirada de desprecio al menor para luego así finalmente irse de aquel lugar. Odiaba estar rodeada de gente pobre.

Por otro lado Jungkook trataba de liberarse del agarre del mayor quien después de ver el auto de su abuela irse; lo soltó.

— ¿Y esa vieja quien se cree? ¿Cree que puede venir a hacerme de menos? —habló para si mismo frunciendo el entrecejo.

Su enojo desapareció al escuchar escuchar Taehyung reír tan fuerte que incluso su rostro se había puesto rojo. Este último no podía creer lo que había pasado y aunque en un momento sintió miedo, ahora sólo tenía demasiada risa. Sin duda Jungkook era todo lo que él en algún momento quiso ser.

— ¿Esa señora qué? —preguntó al castaño aún con su entrecejo fruncido pero Taehyung simplemente no podía dejar de reír—. Hyung... ya, detente, vas a orinarte si sigues así. —Soltó pequeñas risitas.

Taehyung al recuperar su respiración se reincorporó y sin pensarlo abrazó al menor repitiéndele una y otra vez que era la mejor persona que había conocido. Había deseado tanto decirle eso a su abuela pero no tenía el coraje para hacerlo mientras que Jungkook en cuestión de segundos la había sacado de aquel lugar.

— Ah, Jungkookie... eres lo mejor en el mundo. —Musitó revolviendo el cabello del susodicho.

Ambos se sonrieron y cómo acto seguido volvieron a caminar hasta el interior del palacio. En el camino Taehyung tomó la mochila de este para así ayudarlo mientras le prestaba total atención a lo que éste decía aunque era algo difícil pues no podía leer tan bien los labios estando de lado.

Estaba sintiendo cosas de nuevo, estaba feliz, su corazón latía rápido y su mano... fue buscando la cintura adversa para así rodearla y seguir caminando hasta la habitación del menor.

Era demasiado feliz junto a él.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora