CAPÍTULO 24

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12:30 a.m.

Las horas habían pasado tan rápido que ninguno se dio cuenta que ya era media noche. De no ser por SongJi que debía volver a casa, todos hubieran seguido pero, el lema de aquel grupo era "todos o nadie" así que decidieron también irse a casa.

En el camino, Jungkook no pudo evitar sonreír debido a que la lluvia se había hecho presente y Taehyung en cuestión de segundos se había quedado dormido.

Le hacía tan feliz verlo reír y hacer tonterías junto a sus amigos, incluso le daba un poco de tristeza saber que él nunca había tenido eso y que todos aquellos "compañeros" eran peores que un enemigo. Odiaba el hecho de que se hubieran aprovechado de él para tener más dinero, odiaba pensar las noches en que él... se había quedado sólo y muy probable... que lo hiciera llorando.

Al cabo de unos 20 minutos finalmente llegaron por lo que, con cuidado lo movió para así despertarlo.

Aquel mayordomo salió rápidamente dirigiéndose hasta ellos para así taparlos con aquella sombrilla pues la lluvia estaba siendo cada vez más fuerte. Podía notar que Taehyung no borraba su sonrisa y sólo se aferraba al cuerpo del menor pero en uno de esos momentos sólo los vio salir corriendo directamente hacia el jardín mientras reían.

— ¿Ya son pareja? —preguntó la mucama viendo al señor Choi.

— No lo sé, probablemente. —Sonrió este para luego cerrar aquella sombrilla y así adentrarse al palacio.

Por otro lado, aquellos dos chicos no dejaban de dar vueltas al medio de la lluvia. Jungkook no sabía por qué estaban haciendo aquello pero le daba tanta felicidad verlo a él reír y expresar que esa había sido una de las mejores noches que hasta el día de hoy había vivido.

Vamos adentro, puedes enfermarte. —Dijo el peliazul al momento en que ambos se habían quedado quietos.

Taehyung sólo sonrió para luego negar. No quería ir adentro aún, quería disfrutar la lluvia y estar ahí sin miedo a nada. La vida comenzaba a tener sentido para él, la vida estaba sonriéndole de nuevo y ¿saben qué era lo que más feliz le hacía? ¡Tenía amigos! No uno, dos... ¡Tenía 4!

En ese momento se acercó hasta el adverso para luego pasar su mano por la cintura de este, sus respiraciones chocaban entre sí y podían notar el vapor provenir de ellos. Sus miradas estaban fijas en sus ojos y... al momento en que la de Taehyung bajó a los labios del menor; lo besó.

El peliazul cerró sus ojos luego de unos segundos para luego corresponder. Llevó una de sus manos hasta la mejilla del castaño para así proporcionar suaves caricias.

Aquella escena parecía ser de una película de amor, todo... se veía tan bien. La lluvia cayendo sobre ellos y la luz de la luna iluminandolos tanto que  sus siluetas se reflejaban en la pared de aquel palacio.

Estaba claro que aquellos dos se gustaban, era obvio, pero lo que no sabían es que, en cada beso, ellos podían sentir que su amor incrementaba. Era algo tan lindo que no había forma de describirlo, pero con sólo observarlos te dabas cuenta... que parecía ser un amor de novela.

Jungkook abrió lentamente sus ojos al sentir cómo él se separaba. Sus mejillas comenzaron a calentarse y su sonrisa era tan tímida que sólo hacía a Taehyung reír por lo tierno que se veía.

— La luna está hermosa esta noche. —Musitó Kim sin quitar la mirada del menor.

— Entonces puedo morir feliz...

Taehyung sintió su corazón latir mucho más rápido, su sonrisa ahora era tan grande que incluso sus ojos se habían cerrado un poco más.

Jungkook pasó ambos brazos sobre el cuello del adverso y sin esperar un poco más, sólo acortó la poca distancia para volver a besarlo. Podía sentir cómo él también apretaba un poco más su cintura para así acercar más sus cuerpos.

Taehyung por fin había encontrado esa pieza del rompecabezas que buscó por tanto tiempo, encontró la aguja en el pajar, había encontrado a su otra mitad, a su alma gemela; había encontrado... el otro extremo de su hilo rojo.

Al separarse de aquel beso solamente reforzaron más su abrazo sintiéndose completamente en paz. Sus corazones... habían llegado a su hogar al fin.

Al dia siguiente.


Jimin y Hoseok se quedaron parados sobre aquellas rejas viendo detalladamente la estructura de aquel palacio. Era tan hermoso, tenía un toque moderno pero también conservaba lo clásico en su cultura.

— No vayas a tocar nada, ¿bien? —Musitó el mayor— si llegamos a quebrar algo, nuestros tataratatartataratatara nietos podrían quedar endeudados.

Jimin sólo soltó una pequeña risa viendo cómo Jungkook caminaba junto con Taehyung hacia ellos para así recibirlos. ¿Por qué dolía tanto verlos juntos? ¿Por qué dolía ver a Jungkook con alguien más?

— ¡Hyungs! —alzó la voz el peliazul— vinieron justo a tiempo. Vamos. —Indicó.

Ambos saludaron al castaño para luego sólo caminar detrás de ellos hasta el salón en dónde aquel sastre comenzaría a tomarles medidas para su traje en la fiesta de gala. Si iban a llegar, merecían hacerlo muy bien vestidos, después de todo, sus rostros ya eran muy atractivos.

— ¿No les costó venir? —Preguntó Taehyung volteando a verlos una vez estos estuvieran sentados esperando al sastre.

— Oh no, claro que no —Sonrió Hoseok— Sería muy raro perdernos cuando el palacio se ve desde la ciudad.

Los cuatro chicos observaron a aquel señor que muy cordial había saludado a todos y en especial al Rey.

Cómo acto seguido, aquel hombre llamó al rubio para que subiera en aquella pequeña tarima para tenerlo a una mejor altura para hacer las medidas. En ese momento Hoseok no pudo evitar reír llevándose la mirada fulminante de Park. Era vergonzoso.

— Oh, Taehyung... ¿habrán princesas por ahí? —preguntó Jung.

El castaño sólo soltó una pequeña risa para luego asentir.

— Ah, chicos, de una vez les digo que si una princesa llega a reclamarme... ya nunca me volverán a ver. —Habló llevando su mano hasta su corazón mientras fruncía su entrecejo.

— Ay si, claro. Una princesa necesita su ogro para ser feliz. —Habló Jimin riendo un poco.

— Bueno, al menos soy un ogro, y no un Lord Farquaad, mira, hasta ya tienes la altura ideal. —Sonrió burlón.

Taehyung en ese momento al ver a Jungkook explicarle, no pudo aguantar su risa. Se había sentido tan apenado y más porque aquel rubio también lo estaba viendo con una mirada de enojo.

Los cuatro chicos siguieron haciendo chistes mientras veían trabajar a aquel señor que muchas veces los había pinchado con el alfiler pues... eran los chicos más hiperactivos con los que había trabajado, pero también, los más graciosos.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora