CAPÍTULO 77

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Al día siguiente. 
9:30 am

Despertando de un profundo sueño, los ojos de Jungkook se abrieron lentamente para revelar una vista magnífica, una vista que aún le era algo difícil de creer, algo que sólo vio en sus sueños pero, ahora estaba ahí. El lugar donde él y su amado, Taehyung, compartían una hermosa mañana en Italia.

La luz se filtraba entre los árboles que rodeaban la villa, el aire era fresco reflejando el delicioso aroma de las flores otoñales que decoraban toda la fachada y los pajaritos cantaban dando un nuevo inicio a la vida de aquellos dos chicos.

Jungkook giró su cabeza y se encontró con los ojos de Taehyung, abiertos, brillantes y con una expresión de alegría, aunque... por unos momentos pensó que nuevamente estaba durmiendo de esa forma pero, al recibir aquella hermosa sonrisa, supo que no, ¿él... realmente estaba viéndolo dormir? Sin esperar más, devolvió la sonrisa, se acercó un poco más hasta abrazarse y se besaron suavemente, con el amor que los dos compartían y el entusiasmo de estar en nuevo lugar, solos.

Ambos sabían que este viaje a Italia iba a ser una experiencia única y maravillosa. Taehyung se sentía tan afortunado de tener a Jungkook a su lado, y juntos iban a disfrutar de todas las maravillas de la naturaleza, la cultura y la gente de aquel hermoso país, pero, sobre todo, disfrutar que el mayor por fin tenía la capacidad de oír, disfrutar de su privacidad y su cercanía, disfrutar de su noviazgo lejos de todos. Solos en Italia.

— ¿Cuando despertaste? —musitó el menor luego de separarse de aquel beso—, sabes que no me gusta que me veas dormir, ¿qué tal si ando con las babas secas hasta la oreja?

Taehyung rió y sin decir nada aún, lo tomó de una mejor forma hasta quedar sobre su cuerpo, acomodándose al medio de las piernas adversas, para luego sólo admirar la belleza que aquel castaño poseía.

— Taehyungie... —llamó avergonzado sintiendo como su rostro se calentaba.

— Nunca creí que me enamoraría de una voz —respondió al fin—, me encanta cada vez que... —desvió la mirada hasta los labios adversos para luego volver a sus ojos— dices mi nombre.

— Ya... —se quejó desviando la mirada— estás siendo muy gay, eso no es de Dios —bromeó.

— Tú eres más gay que yo.

— Claro que no —corrigió de inmediato—, no me gustan los hombres, me gustas tú —rodeó el cuello adverso hasta acercarlo un poco más.

— ¿Yo soy el afortunado?

— Soy Taesexual —rió.

— Bien, te daré algo muy Taesexual ahora —devolvió la risa para luego llevar su rostro hasta la curvatura de su cuello y así dedicarse a repartir húmedos besos por toda la zona.

Poco a poco fue bajando hasta llegar a su abdomen desnudo en donde pudo notar como comenzaba a entrar en crisis debido a que ya estaba llegando a un lugar "peligroso".

Fue ahí cuando el castaño no tardó en jalar a su novio hasta su rostro de nuevo. Se besaron con ternura y amor, mientras sus manos de deslizaban sobre el otro, explorando cada centímetro de su piel. El roce entre ambos estaba siendo demasiado notorio y la lujuria comenzaba a aparecer, no obstante, al encontrarse sus miradas, notaban como éstas estaban llenas de un "amor tierno e inocente"; sus almas se fusionaron en un solo ser.

En ese momento, nada más importaba. Solo estaban ellos dos, enamorados, conectados en un profundo nivel de comprensión. Era un momento de completa felicidad y apenas eran las nueve de la mañana.

Los dos nuevamente unieron sus labios. Se besaron con tanto amor que el tiempo pareció detenerse. Era un momento único e inolvidable. Sabían que su amor era verdadero y quizás... eterno, y que había una gran probabilidad de que nunca dejarían se amarse.

Taehyung había esperado esto por tanto tiempo, mientras que Jungkook ni siquiera había tenido el más mínimo pensamiento en que sus besos serían con otro chico, pero ahora entendía que sí, efectivamente era él, siempre fue él, siempre sería él.

— ¿Quieres ir a tomar algún café? —preguntó el mayor luego de separarse—, ¿o prefieres desayunar aquí?, el menú está--

— ¿Puedo comerte a ti? —sonrió sonrojado.

— Creí que al niño le daba miedo que la abeja pique su flor.

— ¡Cariño!~ —se quejó. Taehyung rió.

— Ya, ya —musitó besando la punta de la nariz adversa—, ponte ropa, iremos a desayunar a la terraza.

— ¿Terraza? Y si... ¿nos ven?

— ¿Qué hay de malo en eso?

— Pues... —puchereó— la prensa me tiene catalogado como "un sirviente más", si me ven comiendo contigo...--

— Que se vayan muy bien a la ver-- —se detuvo unos segundos— a... sus casas —corrigió al instante—, eres mi novio y debes tener eso muy bien en tu mente siempre. No eres menos solo porque los demás lo piensen, vas a comer conmigo y listo.

— Taehyungie —sonrió sintiendo sus ojos cristalizarse un poco—, eres el Rey, ¿cómo voy a ser--

— Shh —colocó su dedo índice sobre los labios adversos—, ponte tu ropa, tus chanclas y vamos a la terraza a desayunar —sonrió mostrando sus dientes—, por un tiempo serás solo "un sirviente" para todos pero, si quieres... podrías ser el próximo heredero a la corona.

— ¿Eh? —preguntó confundido—, ni que fuéramos norteños para ser primos y-- —tapó su boca—, creo que en nuestro país no es muy bueno usar esa palabra.

— ¿Norteños?

— Ujum.

— Ni siquiera sé a qué te refieres. En fin, vamos a comer —volvió a dejar un beso sobre los labios adversos para luego levantarse.

Ambos sin perder más tiempo, se vistieron al fin, y, como acto seguido, se dispusieron a ir hasta el lugar que el mayor había mencionado anteriormente. Un lugar que parecía ser sacado de un libro de fantasía, era demasiado hermoso y la vista era espectacular.

No sabía si era solo su mente pero, por alguna razón, dejar de tomar el aire de Corea los hacía sentir menos estresados. Estaban en un lugar donde podrían caminar tranquilamente por la acera sin el miedo a que alguien quiera hacerles daño.

Una nueva etapa comenzaba, y parecía ser el inicio de un cuento de hadas. Algo que... era demasiado bueno para ser realidad.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora