CAPÍTULO 42

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En algún lugar de Corea.

Aquella mujer de ya elevada edad observaba fijamente a todas aquellas jardineras que cuidaban de todo a su alrededor. Pensaba en cómo su hijo había manchado su sangre real con la de una campesina.

Estuvo buscando por meses a la mujer que podría estar con él, que tuviera su mismo nivel pero, en su lugar, escogió a una de las más pobres y... feas.

No entendió cual era su pensamiento, no entendió cual era su razón para estar con una mujer cómo esa pero, ya no podía hacer nada. Estuvo el resto de su vida pidiendo despojarla y así formar un Reino que fuera ideal para él, su familia y... para ella, claramente.

— Su majestad... —llamó alguien por la puerta— el Señor Chan Seong está abajo.

Aquella mujer mostró una débil sonrisa y sin quitar la mirada de aquellas empleadas comenzó a hablar.

— Wooshik, ¿no te has puesto a pensar en Taehyung?

— ¿El Rey? Yo...

— Ese mocoso egoísta, salió justamente cómo su madre. —Dio un sorbo a su té—. Gracias a esos dos, mi hijo cambió todo lo que quería. Cambió un templo tan hermosos cómo estos a... un palacio, cambió vivir en las lejanías por ir a la ciudad. Cambió tantas reglas... —suspiró— hace mucho no veo a nadie contándole la cabeza a esos campesinos que se meten con los leales. —Musitó desviando la mirada al adverso.

— Su majestad... ahora es prohibido hacer--

— ¡Lo sé, ya lo sé! —alzó la voz— ¿Por qué todo no vuelve a ser cómo antes? A cuándo yo... era la Reina, cuando todo tenía sentido y todos obedecían cada una de mis palabras. —Suspiró—. "Ya estamos en el siglo 21", claro, eso no impide que podamos hacer lo mismo de antes, ¿no crees?

— Yo... —tragó saliva— a mi parecer, todo cambia, Su majestad, ahora... ya no se practica lo mismo que antes, es... un poco raro ver a las personas con los hanbok u otro tipo de prenda similar, ahora--

— Wooshik... —Soltó una pequeña risa— no olvides que este sigue siendo mi reino y puedo cortar tu maldita cabeza para ponerla de adorno. —Habló seria—. No te pedí que dijeras lo mismo.

Wooshik sintió aquel frío correr por su espalda y su corazón se agitaba mucho más. Había estado trabajando para ella desde que todo estaba en sus manos y, a decir verdad, seguía provocando el mismo miedo que en esos tiempos. Su vestimenta no había cambiado en lo absoluto así que, el terror que provocaba, era muy grande.

— Vete de aquí y dile al señor Chan So que me mande reportes del entrenamiento de mis niños. Seguimos perdiendo mucho tiempo. —Acotó.

Su mirada volvió a aquella ventana observando todo a su alrededor. Esa tortura se acabaría muy pronto pero, todos debían estar listos. Las probabilidades eran tan grandes pero, había un 5% para que todo fallara y lo que construyó por años... cayera de nuevo.

Debía ser rápido y precavida.

— Wooshik, prepara el auto. Tendré que hacer una visita de nuevo.





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Tahyung mantenía su mirada y atención en el libro entre sus manos.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora