CAPÍTULO 10

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A la mañana siguiente.

Jungkook observaba pensativo sobre qué llevar, ya tenía lo principal así que al final terminó llevando de todos los rellenos que él conocía. Tomó los ingredientes y los colocó en la canasta para luego ir hasta la caja y así poder pagar. Además de aquello también llevaba algunas otras golosinas y bebidas que estaba seguro de que a Kim le gustarían.

Se acomodó la mochila teniendo todo ya dentro por lo que comenzó a dirigirse hasta la estación de bus para así poder ir hasta el palacio. Era muy temprano así que le emocionaba la idea de que estaría gran parte del día con él. Luego de unos minutos finalmente subió, buscó un asiento disponible yendo hasta él y así se sentó colocando su mochila sobre su regazo.

En ese momento recordó la mirada que su amigo le había dado antes de irse. ¿Por qué ahora lo trataba de esa manera cuando antes no podían separarse sin siquiera hacer su saludo? Tantas cosas habían cambiado y a penas llevaba una semana. De hecho, no entendía su comportamiento si él siempre lo alentó a buscar uno. ¿Temía de algo o de alguien? Incluso pensaba que su amigo estaba celoso por haber conseguido un trabajo más sencillo, divertido y con mejor paga.

Al cabo de unos 30 minutos finalmente había llegado pues había un poco de tráfico. Comenzó a caminar hasta la entrada de aquel lugar y una sonrisa se formó en su rostro al verlo tras las rejas esperándolo. Pudo sentir su corazón cálido y algo en su estómago, ¿mariposas?

Ambos alzaron sus manos saludándose mutuamente para luego estar de frente.

¿Estuviste mucho tiempo esperando?

Taehyung abrió sus ojos un poco más al igual que su sonrisa se hizo más grande. Se le había hecho gracioso que lo dijera tan lento pero entendía que era una oración "bastante larga", al menos para él.

No, de hecho salí a ver cómo regaban las plantas. Vi la hora y supe que vendrías pronto así que no fue mucho.

Jungkook se quedó en silencio con un leve puchero viendo las manos del adverso sin entender la más mínima palabra además del "no". En ese debía seguir estudiando, había pasado toda la noche aprendiendo aquella oración.

El mayor rió un poco y sin esperar más hizo que ambos comenzaran a caminar hacia el interior de aquel palacio. El peliazul estaba tan emocionado de prepararle los Onigiris a su amigo que sentía que muchas corrientes pasaban por todo su cuerpo, eso era normal, ¿cierto?

— Oh, buenos días, Joven Jeon. No sabía qué estaría aquí tan pronto. —Saludó el mayordomo.

— Buenos días, Señor Choi —sonrió—. Tomé un descanso así que vine a prepararle algo —desvió la mirada al castaño—. No es problema si uso la cocina, ¿verdad?, yo lavaré todo al final.

La risa del hombre sonó un poco para luego ver con total felicidad a ambos chicos. Al parecer ahora si habían escogido al indicado para el Rey, y es que, de hecho, pensó que ya no iba a volver a ver esa sonrisa en él. Le llenaba tanto de felicidad, Jungkook lo estaba haciendo muy bien.

— Usa lo que necesites, muchacho. Y no te preocupes, nosotros lavaremos. Es nuestro trabajo, así cómo el tuyo es hacerlo feliz. —sonrió.

— Ay, Señor Choi, me halaga —musitó riendo al final.

— Bien, si necesitas algo sólo llámame. Que tengan un buen día. —hizo una pequeña reverencia para luego seguir su camino.

Jungkook hizo lo mismo para luego tomar de la muñeca al adverso por inercia aunque sinceramente no sabía ni a dónde iba. Era cómo estar encerrado en un laberinto, todo era tan grande y elegante que temía tocar algo y quebrarlo. Los recuerdos de las veces en que todo se caía de sus manos vinieron a su mente y algo de temor se presentó. Si quebraba algo ahí, endeudaría hasta a sus tataranietos.

Taehyung al verlo de aquella forma sonrió y ahora fue él quien lo tomó, pero no de la muñeca, sino... de la cintura llevándolo hasta la cocina. No sabía ni siquiera por qué había hecho aquello pero se sentía muy bien.

— Epa, esa mano señorito, invítame a cenar al menos primero, ¿no? —bromeó riendo sólo.

Frunció su entrecejo y observó al adverso que parecía no prestarle atención.

— Hey, te estoy... —se detuvo— ah si, se me olvida que eres sordo. —puchereó.

Luego de unos segundos finalmente estaba en aquella cocina. Ni siquiera podía creer que ciertas cosas ahí eran de oro, plata y demás piedras preciosas.

— Wow... hasta la basura se ve elegante —musitó viendo el pequeño basurero bajo la mesa dónde se cortaban vegetales— ¿Cómo pueden tener tantas cosas? Yo sigo reutilizando el tenedor que me salió en la sopa instantánea. —balbuceó.

Taehyung levantó un poco sus cejas al no entender aquello, Jungkook negó y sólo sonrió de nuevo. Suspiró y de su mochila comenzó a sacar todo lo que necesitarían. En el momento en que sacó las bolsas pudo escuchar cómo algo pequeño había caído al suelo. El castaño se agachó y lo tomó aunque al ver qué era aquello sólo sintió sus mejillas enrojecer por la pena.

Jungkook al darse cuenta de aquello rápidamente se lo quitó volviendo a esconderlo. Era... un preservativo.

— N-no pienses mal, ¿si? Seguramente mi amigo lo puso ahí cómo una broma —rió nervioso sintiendo su rostro calentarse al igual que sus orejas— Y-yo ni siquiera lo he hecho, soy virgen y, no, o sea, si pero yo no... lo puse ahí. —habló rápido viendo al adverso indicarle que todo estaba bien.

— No es necesario que me digas que eres virgen... —musitó riendo al final para luego ayudarle al menor a sacar todo de aquellas bolsas.

Jungkook sin duda alguna quería ser una avestruz y enterrar su cabeza en la tierra. Estaba muy avergonzado y todo por culpa de Jimin, siempre hacía ese tipo de "bromas" que lo ponían en mal a él; no obstante, su rostro también se había puesto rojo por la voz adversa. Era lindo escucharlo.

Luego de aquello ambos lavaron sus manos para así comenzar a preparar los bocadillos. En el trascurso ambos jugaban entre sí al igual que con unos palillos el menor le daba de probar al adverso si cierta parte de la comida estaba bien por lo que al ver cómo este asentía feliz sólo sentía su corazón saltar ahí dentro.

Ambos estaban de aquella forma. Un sentimiento muy peculiar para ser sólo... "amigos".

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora