CAPÍTULO 2

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Los días habían pasado y ningún lugar lo había llamado para algún trabajo. Estaba cansado de ir a todos lados y ninguno lo tomará en cuenta e incluso, al pasar por dichos lugares... sus volantes ya no estaban. Estaba desesperado, quería dinero pronto y no podía sólo subsistir sólo con el de Jimin, además, era muy feo quitarle algo que él había ganado.

Tomó su teléfono y sin otra opción comenzó a llenar el formulario que iba en aquel mensaje que le había llegado hace unos días. Relleno cada espacio, puso su nombre, su edad, sus estudios, dónde vive, etc. Seguramente estaba dando sus datos a un posible secuestrador o asesino pero sólo quería probar.

Al mandar aquel mensaje no pasaron ni siquiera 5 minutos cuando una respuesta fue dada; ésta decía que lo estarían recogiendo afuera de su universidad el día de mañana. Jungkook se quedó pensativo y el pánico apareció. Rápidamente fue hasta la habitación de Jimin quien se encontraba ya en su cama, su subió y se acostó a su lado dándole el teléfono mientras balbuceaba que era un tonto y que posiblemente ya estaría muerto.

— Jimin, recuerda que siempre serás un hermano para mí, uno muy, muy... —fingió llorar—. Uno muy feo y pequeño...

— Jungkook, deja de ser un idiota o te saco de la casa —amenazó.

— Ya, ya, sólo estaba jugando —puchereó acostándose de mejor forma a su lado—. ¿Qué ves? —preguntó al notar que Jimin revisaba mucho aquel correo que le había llegado.

— Es que... es un correo muy extraño, no tiene ningún tipo de información. Es decir, siempre te dice quien te lo envió pero en este caso... es un correo genérico.

— En español, por favor...

— Te estoy diciendo que no pone quien fue la persona que te envió esto, ¿capisci?

— Ahhh — rió — sí, capisco.

— Bueno, no pierdes nada si vas con ellos.

— Claro que pierdo.

— ¿Qué cosa?

— Algo llamado ¡vida! —alzó la voz al final.

— Pero siempre andas diciendo que quieres morirte —rió entregando el teléfono.

— Pues... p-pues si, pero no lo digo en serio... o sea, sí, pero no ahora, si me quiero morir porque todo el mundo me hace lata con sólo existir y yo necesito... ¡Hey! Préstame atención. —Se quejó.

— Jungkook... ya es la una de la madrugada, tengo sueño. Cállate o te saco a la calle. —balbuceó abrazando al adverso quien al mínimo toque salió de aquella cama.

Suspiró y ya no dijo nada más, se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta su habitación escuchando los gritos de su amigo alegando por haber dejado la luz encendida y la puerta abierta.

Volvió a su cama y sólo observó aquel mensaje de nuevo. Al menos esperaba que fuese un buen trabajo.

2:30 p.m.

Sus manos temblaban un poco. Probablemente al salir por aquella puerta y poner un pie en la calle, estaría muerto. ¿Los del trabajo ya estarían ahí?

Wow, ¿qué es eso?

— ¡Ven, mira!

— ¿Quién estará ahí?

Jungkook frunció levemente su entrecejo al ver cómo todos salían para ver algo en específico. Su curiosidad también ganó así que comenzó a caminar  hasta dónde las personas se amontonaban.

— Disculpen, ¿alguno sabe quién es Jeon jungkook? Está en la carrera de radiofusión y entretenimiento. Su última clase fue en el salón B7.

Todos comenzaron a susurrar mientras que el susodicho sentía que su alma ya había salido de su cuerpo. ¿Cómo sabían eso? Sólo les había dicho dónde estudiaba y... ¿ahora sabían hasta en qué salón estaba?

— ¡Es él!

Al escuchar aquello quiso volver a salir corriendo pero aquellos hombres grandes y corpulentos se pusieron al frente de él llevándolo hasta la camioneta para luego subirse.

Su corazón estaba a punto de salirse y creía que del miedo iba a orinarse.

El auto comenzó a avanzar y sólo apretó su mochila viendo hacia los sujetos a su alrededor. Creía que esa era la última vez que iba a estar con vida.

— U-ustedes... ¿Cómo supieron que--

— Por favor, manténgase en silencio en el camino. No tenemos la orden de brindarle esa información. —habló el sujeto a su lado.

El peliazul sólo asintió y abrazó aún más su mochila hasta que algo había venido a su mente. Tomó su teléfono y comenzó a buscar lo más rápido posible el número de su amigo. No estaba seguro de que si iba a salir o no, tan sólo esperaba que el susodicho hiciera bien su parte.

— ¿Aló? Si, Jimin, ya estoy en el auto y... —tragó saliva—. Y-y... ya estoy yendo por mi trabajo. ¿Me recuerdas de qué trabajaba tu padre? —desvió la mirada a los hombres a sus costados—. Oh si, de policía —recalcó aquella palabra—. Cierto, cierto, además él tiene mi teléfono registrado ¿no? Y cualquier intento de secuestro o algo así... podrá venir por mi y llevar a la cárcel a los que me hicieron esto, ¿no? —puso en altavoz aquella llamada.

— ¿De qué mamadas hablas? Mi papá es dueño de la pollería en Busan. Te dije que no estuvieras tomando esas bebidas junto con tus pastillas de la diarrea... ¿ves lo que te--

La llamada fue cortada al instante por el peliazul que sólo reía guardando su teléfono. Jimin sin duda era un tonto.

Al cabo de unos minutos pudo ver mejor hacia dónde se dirigían. El lugar se hacía cada vez más lujoso que lo sorprendía, ¡los árboles tenían formas de corazón! ¿Qué era esto? ¿Alicia en el país de las maravillas?

— Bien, llegamos. —Habló el sujeto frente a él.

Jungkook aún con miedo bajó de aquel lugar viendo a 5 personas a unos metros que a pesar de ser trabajadores, su ropa era muy fina que incluso creía que eran dueños de aquel lugar hasta que por fin se dio cuenta.

— Bienvenido al palacio de la familia Kim. Nos alegra que haya aceptado nuestra oportunidad de trabajo. Por favor, camine con nosotros a la oficina para proveerle más información.

— No se pasen... ¿trabajaré para el rey?

Preguntó muy sorprendido viendo la sonrisa de aquella mujer que solamente se dio la vuelta comenzando a caminar hacia el palacio.

Por otro lado, Jungkook creía que se iba a orinar encima.

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora