CAPÍTULO 3

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Jungkook caminaba asombrado por todo aquel castillo viendo lo precioso que era por donde se le viera. La sensación de paz era increíble. De alguna manera se sentía avergonzado de estar en aquel lugar vestido de aquella forma, ni siquiera se había peinado y su cabello ya se encontraba lo suficientemente largo para verse un poco ondulado. 

Luego de unos minutos de caminata finalmente llegaron a lo que parecía ser una oficina. Ahí mismo todos los que lo recibieron entraron junto con él. Eso era extraño, según todas historias cliché de Reyes, castillos y todas esas cosas; trataban a sus empleados cómo externos de toda la realeza. Aunque al estar ahí creyó que era algo de siglos pasados. 

— Muchas gracias por venir, joven Jeon. —Habló el que parecía ser el mayordomo.

— Joven Jeon...—repitió susurrando, eran muy formales y amables; le gustaba—. No hay por qué agradecer —sonrió—. Nunca creí que... en un lugar cómo éste necesiten de mi. 

— Si... bueno... —carraspeó—. El trabajo no es para nada complicado, solamente buscamos que tú seas una buena persona y que trates muy bien al Rey Kim, eso es todo.

— No estoy... entendiendo, ¿qué debo hacer?

— Queremos que le haga compañía, ya sabe, estar con él, distraerse juntos y... a lo que me refiero es que lo ayude a salir de su zona de confort. Pero, hay una pequeña... cualidad en él —tragó saliva esperando que aquel muchacho frente a él no se fuera al igual que muchos que habían llegado ahí por trabajo—. El Rey Kim... bueno, no sé si usted conoce sobre lo que pasó hace 4 años. Tuvo un accidente dónde sus padres fallecieron y él perdió la audición por lo que--

— ¿El Rey es sordo? —preguntó con asombro en un tono un poco fuerte por lo que rápidamente tapó su boca disculpándose muchas veces. 

— Sí —respondió nervioso— así que una de las cualidades que pedimos para que se quede con el puesto es aprender lenguaje de señas. Nosotros nos haríamos cargo de que usted pueda aprenderlo mediante libros o algún tutor personal el cual no tendría ningún costo pues nosotros lo financiaríamos. Es mas... la paga de su trabajo lo decidiría usted, claro, sin pasarse del límite. —Sonrió.

El silencio en aquella habitación se hizo presente. Jungkook mantenía su mirada en aquel señor para luego levantarla hasta el cuadro detrás de él el cual tenía a la familia junta retratada en una hermosa pintura. Estaba indeciso, siempre le era algo difícil aprender nuevas cosas pues estaba ocupado en las de la universidad. No sabía qué hacer pero no negaba que aquello sería una gran oportunidad de obtener dinero "fácil" para sus estudios y demás gastos. Además, estaría sólo haciéndole compañía a aquel Rey. 

— Yo... —observó a todos a su alrededor. Podía notar una mirada de esperanza en aquellos ojos que le causó una sensación extraña —. Acepto, pero, ¿cuanto tiempo debo estar aquí? tengo que arreglar mi horario por mis clases en la universidad y todo eso, así que...

— No se preocupe por nada, Joven Jeon. Nosotros nos haremos cargo de todo, nos gustaría que al menos estuviera gran parte con él. Desde ese día... —suspiró—. Ya no es el mismo y... es muy solitario.

— Está bien, ¿cuando... comenzaría? —preguntó curioso.

— ¿Hoy está libre? 

— Hoy... —pensó—. Sí, no tengo nada importante. 

Las personas en aquel lugar sonrieron y fue ahí cuando comenzaron a salir al momento en que aquel señor dio la orden pues debían volver a sus trabajos. 

Jungkook salió de aquella oficina detrás del mayor yendo hasta dónde el Rey se encontraba. Creía que aquel sujeto ya era un señor de al menos unos 40 o 50 años. No tenía ni la más mínima información sobre la familia Kim, nunca le había interesado nada de eso. De hecho, creía que aquellos trabajadores del palacio lo habían contratado para ser niñero de un anciano. No obstante, fue mayor su sorpresa en el momento en que después de unos minutos pasó al jardín en dónde el antedicho se encontraba. 

Su mirada estaba sobre su alrededor, en serio que aquel lugar tenía más dinero que todo el país. 

En cuanto escuchó la voz del mayordomo su vista viajó hasta el otro sujeto al frente de él. Sus ojos se abrieron un poco más al igual que su boca, su corazón comenzó a latir tan rápido y sus mejillas se tiñeron de un hermoso color carmesí que resaltaba en su blanquecina piel. 

El Rey no era un anciano, el Rey era... demasiado guapo. 

Rey Kim, él será el nuevo empleado que estará con usted. Su  nombre es Jeon Jungkook y tiene 20 años. 

Señor Choi, ya le dije muchas veces que no necesito de niñeros. Además, ¿él no es muy joven? Estoy bien así.

Por favor, dele una oportunidad, será la última vez que... vendrá alguien. 

— Uhm... —soltó un pequeño sonido llamando la atención del mayor en aquel lugar— ¿Qué... dijo? —preguntó algo avergonzado sintiendo la mirada de aquel apuesto Rey. 

El mayordomo algo apenado volvió a su conversación con Taehyung logrando convencerlo de que aceptara a aquel chico cómo su nuevo acompañante. El susodicho ya estaba cansado, todos los que habían estado con él lo habían tratado cómo si fuese un discapacitado, era sordo, no tonto, y sabía que aquellos sólo querían aprovecharse de sus seres queridos para sacarles cantidades exageradas de dinero sólo por estar en una habitación juntos mientras usaban sus teléfonos. 

Muchas veces incluso se habían burlado de él sin importarles si era el Rey o no, todo por el simple hecho de que era bastante joven para el puesto. 

— Señor Choi, la señorita Sung lo llama por teléfono. Dice que es importante. —Habló una de las mucamas llevándole el teléfono al susodicho.

Éste suspiró y salió casi corriendo de aquel jardín junto con la mujer para así atender el teléfono. 

En ese momento Jungkook sintió el pánico invadirlo, ¿qué iba a hacer?, con tan sólo ver al rostro al Rey sentía que iba a desmayarse por su hermosura. Él no era homosexual, pero en esos momentos... estaba cuestionándoselo mucho. 

SEÑALES | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora