Capítulo 74

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Volver.

CLOE

Llegó el fin de esa maravillosa e inolvidable aventura. Nos tocaba volver, aunque no queríamos. Estábamos tan felices... La vuelta a la rutina no me hacía ni un poquito de gracia. Volver al agobio de los exámenes... ¡Solo de pensarlo ya me estresaba! Nos quedaban unos pocos y terminábamos el trimestre aunque debíamos seguir estudiando para la EvAU. No os voy a mentir, ¡estaba cagadísima!, no tanto por mí sino porque los profesores no paraban de meter caña; pareceré una exagerada con mi apreciación pero os aseguro que no. El viaje de vuelta no fue tan bonito como el de ida ya que mi compañero no estaba muy hablador, centrado en la carretera y en sus pensamientos; no quise invadir su intimidad, en algún momento me contaría lo que le sucedía. Me adentré en los mundos de Furia, de Tracy Wolff que había comenzado a leer hacía tiempo pero no me centraba en acabar.

Había escuchado unas críticas maravillosas. Anhelo me había encantado y me interesaba mucho saber cómo continuaba la famosa Serie Crave que tan atrapada me tenía. ¡Y qué decir!, ya estaba totalmente enamorada de Hudson Vega. Era tan fácil que los personajes literarios me robaran el corazón. Me tenía sonriendo como una tonta.

—¿Qué te ha sacado esa preciosa sonrisa? —preguntó Thiago con voz aterciopelada poniendo una mano en mi pierna.

«No solo te gustan los chicos literarios, por lo que se ve», mis diosas se burlaban a mi costa.

—El libro, es genial.

Él sonrió y puso la música un poquito más alta pero seguía siendo un tono bajito; a mí no me molestaba leer con música y si era suave, menos. Así estuvimos casi cuatro horas. Empecé a contarle todo a Thiago como una fan total. Me habían dicho que el tercer libro era alucinante. ¡No me quería ni imaginar lo que pasaría allí! Le narré con todo lujo de detalles un resumen de la historia, aunque a él le gustaba la poesía y no le llamaban la atención otros géneros.

Ya íbamos por más de la mitad del camino cuando Thiago me pidió que llamara a Yezzy, ya que quería parar un minuto para hacer algo que no me había contado. Al entrar en Valladolid disfrutamos de la ciudad, e hice unas fotos muy bonitas que no subiría a instagram para evitar reacciones. Aún no había visto el mensaje de Erik. Tampoco estaba muy preocupada por mirarlo.

Era una ciudad muy bonita, quizás más grande que A Coruña y su arquitectura me recordaba a Madrid en tamaño mini. Llegamos al centro de la ciudad y aparcamos en un parking. Eran las cuatro de la tarde y bajarnos del coche después de siete horas era la gloria. Buscamos un sitio de comida rápida porque a esas horas serían los únicos que nos servirían algo. Caminamos hacia uno que habíamos visto en una avenida llamada Paseo de Zorrilla, junto a un parque enorme "Campo Grande", similar al Parque del Retiro, en Madrid, aunque más pequeño. Me pareció muy bonito, repleto de infinidad de árboles. De repente, Thiago soltó mi mano y dijo:

—He olvidado la cartera en el coche, ya vengo —y se giró alejándose tan rápidamente que no pude preguntar si le acompañaba.

—Está más raro que un perro verde, ¿no crees? —comentó Yezzy.

—¡Ni que lo jures!

Después de diez minutos regresó.

—Ya he vuelto, me había perdido.

¿Thiago se había perdido? No me cuadraba absolutamente nada lo que decía. No le quise hacer caso porque si no me agobiaría más.

Comimos recordando los acontecimientos de la nieve, las caídas, las risas. Todo. Y luego hablamos de los preocupantes exámenes que estaban al caer y de las notas medias mínimas que necesitábamos.

Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora