Capítulo 61 (+18)

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*******************************************ADVERTENCIA
******************************************* Si lees que sea bajo tu responsabilidad.
Este capítulo incluye escenas de contenido sexual con descripciones explícitas.
Si te incomoda este contenido puedes continuar la historia en el capítulo 64.
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Podría esperarte toda la vida.

CLOE

Acababa de morirme, estaba segura. Mi corazón no funcionaba correctamente. Tragué saliva intentando ordenar mis ideas y procurando controlar los niveles de estrógenos que en ese momento se me dispararon.

—Me gusta, aunque García siga sonando a niño de colegio, ¿y a ti? —pregunté sonrojada y directa, evitando el tembleque de mi labio.

—Me encanta, pequeña. Aunque siempre serás mi estirada. No pienses que esto hará que deje de meterme contigo. Es más, me da aún más derecho a vacilarte.

Yo frenaba pero él seguía acercándose muy lentamente alternando la mirada entre mis ojos y mi boca.

—No voy a dejar de meterme contigo, no hacía falta ni puntualizarlo —aseguré— pero, ahora que lo pienso, ha sido la peor declaración de la historia, ¡no has hecho nada!

—¿Y qué te gustaría que te hiciera? —preguntó con una sonrisa de medio lado provocándome a niveles máximos.

—Una copa de cava —él miró unos segundos a la botella.

—¡Que le den al cava! —soltó y en un movimiento muy rápido me atrapó entre sus brazos elevándome y haciendo que mis piernas rodearan su cintura. Nos besamos con ganas y deseos de devorarnos. Era de esos besos profundos y apasionados que solo él hacía que quisieras más. Yo rodeaba su cuello con mis brazos y él tenía las manos en mis piernas, acercándome peligrosamente a ese deseo que ansiaba desde hacía tiempo. Thiago echaba mucha pasión en todo lo que hacía y mis inseguridades no hacían acto de presencia; me hacía perder los temores, era literalmente así. En medio del beso, él se movió hasta sentarse en la cama aún conmigo en la misma posición. Yo jugaba con su pelo y sus manos viajaban acariciando mi cuerpo hasta que llegó a mi pantalón, metió la mano en el bolsillo, ¡y ahí estaba el condón que al gracioso de Yezzy le dio por esconder! En cuanto lo tocó ya supo qué era y sonrió.

—Tú vienes preparada, ¿no? —comentó. Me levanté y le di la espalda, me tapé la cara con las manos escondiéndome de la vergüenza.

¡Yezzy no llegaría vivo al principio de curso! Le quería asesinar en ese instante.

—Tiene su explicación, de verdad, no es lo que piensas —justifiqué inquieta. Seguía de espaldas. Esto era tensión pura.

—Me da igual el motivo porque ya me lo imagino... —habló recortando nuestra distancia. Cogió mi mano y me giró para que lo mirara. Me arregló el pelo que caía rebelde por mi cara— otro más que probablemente usaremos.

Estaba intentando que me relajara pero esa no era la mejor manera para ser sincera.

—No pienses tanto, pequeña. Hemos venido a disfrutar, a pasarlo bien. Mira tu collar cada vez que sientas temor o angustia.

Lo cogí entre mis dedos y cerré los ojos. No me hacía falta mirarlo, solo pensé en "deja que fluya". No tenía miedo, solo pánico a no saber hacerlo bien. Porque sabía que había llegado el día y, aunque te lo imagines de mil maneras, nada se planea; simplemente, ocurre. ¡Y cuando sucede, no sabes ni por dónde empezar!

Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora