Capítulo 29

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Porque tú lo pides.

THIAGO

Estaba dolido, pensé que las cosas serían diferentes. No sabía que todo acabaría así. En la moto sentía cómo me abrazaba, como si fuera nuestro último momento juntos. ¿Qué pasaba? No lo entendía. Yo confié en ella. Estaba cansado de ser el único que estaba por la labor de apoyar esto que me imaginaba. ¿A lo mejor solo yo sentía? Ella me demostraba que me quería pero algo la frenaba. Erik, de alguna manera, la estaba jodiendo. «Thiago, aunque no me creas, esto lo hago por ti». ¿Por mí? Esto no tenía sentido. Estaba cansado de luchar por algo que nunca pasaría. No me podía permitir que jugara conmigo de esa manera. El día que ella me necesitara, que abriera los ojos, yo estaría ahí, porque estaba enamorado. Probablemente me había pasado con lo que le había dicho pero necesitaba presionar para ver si daba su brazo a torcer. Y no fue así, ella no quiso dar explicaciones.

Llegamos a su casa, nos bajamos de la moto y se puso a mi lado. Le quité el casco y vi que seguía llorando. Me rompió verla así pero era una realidad. Se acabó.

Amarré el casco al asiento y me giré para quedar delante de ella.

—¿Quieres que te dé la sudadera ya? —preguntó entre gemidos.

—Quédatela, ya se la darás a Yezzy cuando quieras —al decir eso supe que le dolería. No nos veríamos más. Quedaba un largo verano por el medio hasta volvernos a ver a la vuelta del próximo curso. Quizás así comprenda que nuestros destinos no estaban unidos.

—Vale, tú haz lo mismo con mi chaqueta, cuando quieras.

—Vale —nos quedamos unos segundos en silencio.

Ella miraba a sus zapatos, juntó las puntas y se secaba las lágrimas con los puños de la sudadera. Quería decir algo pero no se atrevía. Lo sabía por cómo se mordía el labio inferior.

—Supongo que esto es un hasta luego —exhaló subiendo la mirada con temor, quizás.

—Porque tú has querido que fuera así —susurré—. Adiós, Cloe.

Rodó por su mejilla otra lágrima y apartó la vista. Se lanzó rodeando mi torso y me abrazó con fuerza. Yo puse los brazos sobre sus hombros y apoyé mi barbilla sobre su cabeza. Las lágrimas me invadieron.

Las personas por mucho que se quieran, en ocasiones,  no pueden estar juntas. Y esa, sin duda, es la sensación más dolorosa que existe. Hay que aceptar esa realidad.

Lo difícil no fue quererte. Lo verdaderamente jodido será olvidarte.

Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora