Capítulo 55

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Tú mereces más.

THIAGO

Salí del agua dejando mi tabla en las toallas y fui a las taquillas a por la mochila, estaba cabreado por haberme dejado llevar. «Joder».

Tenía que ir despacio con ella.

A veces era duro aguantarme, como hoy. Saqué mis cosas y la dejé en las toallas para que ella cogiera lo suyo. Me fui a los vestuarios sin mirar atrás.

Me estresaba porque tenía que controlarme y Cloe era todo menos fácil para eso. Mi poco autocontrol con ella reaccionó de forma abrupta, mi impulsividad no ayudaba en estas situaciones. Cloe no era la única; perder el control era algo que odiaba y aunque obviamente quería hacer de todo menos apartarla, pensaba que si me daba esa oportunidad de ser el primero no quería hacerlo mal. Un calentón me podía aguantar pero no se puede retroceder en el tiempo y por ello no podía permitirme que se hiciera de cualquier manera.

No me importaba esperar el tiempo que hiciera falta por ella. Y sabía que, aunque probablemente antes se hubiera enfadado, me lo agradecería. Llevar las cosas con calma hace que sean aún mejores.

Después de pegarme una ducha rápida y quitarme la sal del cuerpo me vestí y salí. Esperé a que ella saliera del vestuario. Y apareció monísima, con las mejillas coloradas del sol; se había quemado levemente la cara. Tenía los ojos rojos y no sé supe si era por el agua salada de la playa o porque había llorado. Me sentí mal y decidí acercarme para abrazarla pero se apartó. Me miró fríamente con una mano levantada indicándome que le diera su tiempo y se fue a las toallas un par de pasos delante de mí. Recibí un mensaje, era Yezzy.

Estoy con Manu, no puedo hablar ahora pero, eres tonto, tío. Estuvo llorando conmigo por teléfono. No hagas que se sienta mal. Entiendo tu punto pero ella no se lo ha tomado bien, además por lo que sé no es la primera vez que pasa. Esto no es problema mío ni debería de estar mediando entre vosotros por vuestra falta de comunicación pero bueno. Quería que lo supieras y que paséis una tarde más bonita.

Pues nuestro mejor amigo ya me había dado la respuesta a mis dudas. Y me sentía como una mierda.

—Cloe —ella se frenó pero no se giró.

—Dime.

—Lo siento —solté.

—Vale —dijo y siguió su camino.

Esta niña era tan complicada con respecto a los sentimientos que cada vez me sentía peor porque sabía que estaba intentando evitar un problema. Me puse a su lado rápidamente, con mis largas zancadas la alcancé y corté su paso. De lo concentrada que iba se chocó conmigo y yo intranquilo por su reacción, me reí. Intentó esquivarme pero lo evité.

—¡Mírame! —le pedí.

—¿Qué quieres? Déjame pasar —ahí la reacción que me esperaba.

—¿Por qué?

—¿Por qué, qué? —soltó.

Estaba dolida, no enfadada. La miré con delicadeza.

—¿Por qué te pones así?

—¡Tú estás de coña!

—No —aseguré con la voz serena.

Estaba nerviosa, lo sabía por su tic de morderse el labio y porque apretaba las manos a ambos lados de su cuerpo.

—Me acabas de rechazar, una vez más —subió la vista y vi dolor en su mirada.

Cloe era una chica muy expresiva sobre todo con sus ojos y la boca.

—No ha sido así —aseguré— cálmate.

Intenté abrazarla pero, una vez más, se apartó dando un paso atrás.

—No me digas que me calme. Y si no me rechazas ¿qué fue lo de antes? —preguntó frunciendo los labios.

—No te rechacé, Cloe, ¡si tú supieras cómo me tienes! Y las ganas que tengo de hacer cosas contigo —me sinceré.

Ella relajó la mirada.

—No me digas que es por ti, quizás es por mí —se cruzó de brazos—. Quizás no te gusto tanto y yo...

—¡Para...! —suspiré pellizcando el puente de mi nariz; cogí su mano y clavé mis ojos en los suyos tratando de que me entendiera—. Mira, no me gusta ser refranero pero es que mi abuelo siempre dice una frase que se adapta al momento: "No por mucho correr, se llega antes al sol". Ya te dije que por más que me pongas, me puedo aguantar. No quiero que esto sea un simple polvo y ya. Tú eres y mereces más que eso. Como dice tu collar, Cloe, "deja que fluya". Te aseguro que cuando surja será inolvidable. Y mira, no sé lo que opinas pero creo que la primera vez siempre es especial. Las demás pues, quizás no tanto, aunque sí, pero es tu primer recuer...

Cloe me cortó besándome. Me pilló un poco desprevenido. Fue un beso muy tierno y dulce, como agradeciéndome algo. Se apartó con suavidad y me miró.

—Thiago —hizo una pausa— gracias, de verdad.

—¿Por qué? —pregunté un poco confundido.

—Por quererme así.

Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora