No puedo evitar enamorarme de ti.
CLOE
—Thiago, ¡me encanta! —literalmente me había enamorado de ese collar— ¿me ayudas a ponérmelo?
—Claro —yo aparté el pelo y él se puso detrás de mí.
«Como que ha empezado a hacer calor, ¿no?», mis diosas estaban salidas y dispuestas. «Pues, como yo».
Al ponerme el collar, sus manos calientes rozaron mi cuello. Ese roce activó cada mínima célula de mi cuerpo. Quería más, mucho más. Todo de Thiago me hacía arder por dentro. Cuando ató la cadena, acarició mi cuello lentamente. Me ericé y con un solo toque ya quería arder. Sentí cómo se levantaba detrás de mí. Noté que quería apartarse, supongo que por lo mismo que pensaba yo. Sí, estábamos muy cerca, el ambiente se cargaba, en el buen sentido, obviamente. Se tumbó de nuevo de lado delante de mí. Me senté con las piernas cruzadas como una india frente a él.
—Bueno, como decidiste mandarme una canción antes... —me ruboricé al recordarlo— pensé que querías que la escucháramos, aunque ya lo he hecho.
Nos tumbamos juntos, mirando el cielo estrellado y la inmensa luna llena. Mis ojos se iluminaron, ¡acababa de acertar la segunda adivinanza!
—¡Lo tengo! «Tan redonda como un queso, nadie puede darle un beso». ¡La luna! —aplaudí con entusiasmo y él asintió con la cabeza.
La melodía empezó a sonar y entrelazó su mano con la mía. Todo me parecía surrealista. Después de mucho tiempo, al fin podíamos hacer este tipo de cosas juntos, tranquilos. Aún tenía una charla pendiente con mi actual exnovio pero, eso sería al día siguiente; ahora solo quería vivir el presente. Era un momento único, él hacía que las cosas fueran especiales. No sé cuánto tiempo pasamos en silencio escuchando música y mirando a las estrellas. Hacía círculos en el dorso de mi mano con el pulgar, acercaba los bombones a mi boca y los separaba cuando yo la abría para hacerme rabiar. Pasaron muchas canciones de géneros muy variados, todas con indirectas muy directas. Puso una que me encantó, él la cantaba en bajito.
—¿Cuál es esta? —pregunté rompiendo el silencio entre nosotros.
—I Can't Help Falling In Love With You de UB40, la original es de Elvis Presley aunque prefiero mil veces esta versión. Es de mis canciones favoritas y acabas de hacer que se convierta en nuestra porque...
«Take my hand. Take my whole life, too. Cause I can't help falling in love with you».
(Toma mi mano. Llévate toda mi vida también. Porque no puedo evitar enamorarme de ti).
Cantaba mirándome a los ojos y juro que me derretía. La canción, el momento, él. Todo era perfecto y no lo cambiaría por nada del mundo. No sabía la letra pero supe que quedaría grabada a fuego en mi corazón viendo el brillo de sus ojos. Se levantó con agilidad, extendió su mano y tiró de mí, me abrazó por la cintura pegándome a su cuerpo y siguió cantando muy cerca de mi oído. Nos balanceamos al ritmo de la música. Las risas, la melodía y el mar acompañaban ese momento. La canción iba bajando su intensidad y subiendo mis pulsaciones... Nos quedamos a escasos milímetros, mi respiración empezaba a agitarse, poco a poco nos acercábamos más. Empezó a sonar otra canción.
—Es el mismo grupo, espero que después de hoy empieces a escuchar mejor música, pequeña —sonrió burlonamente cogiendo mi pelo con suavidad.
En ese momento mis neuronas no funcionaban, estaba en una nube y aterricé de golpe.
—¿Me estás diciendo que tengo mal gusto musical? —pregunté haciéndome la falsa indignada con su comentario. No tenía el repertorio de él; y resulta que el chico genio además era un experto en música y no me había enterado.
—Obviamente. Solo escuchas reggaeton, ¿eso es tener buen gusto? —aseguró sin soltar nuestro abrazo.
—No solo me gusta el reggaeton.
—Bueno... en su mayoría, sí. —insistió picándome— eso está bien de fiesta pero esto es mucho mejor. UB40, Queen, Los Beatles, Bon Jovi —enumeró con un brillo especial en sus ojos.
—Porque tú lo dices... —repliqué separándome ofendida— me encantan todos los géneros, solo que casualmente hemos coincidido con...
—Sí, sí, no te piques —interrumpió acercándose. Rodeó mi cintura nuevamente y dejó un tímido beso rozando mis labios. Me desarmó al instante. Había tardado demasiado. Lo deseaba. Y con este ambiente tan romántico era difícil parar. Rodeé su cuello con mis brazos y quedamos frente a frente.
—No te voy a negar que hay actuales que me encantan: Artic Monkeys, Chase Atlantic, The Neighbourhood, The Weekend. La música es de las mejores cosas de la vida. No creo que haya un solo día que pase sin ella. Así que, sí, tienes mal gusto.
Oírlo hablar de estas cosas me emocionaba. Se le notaba que le encantaba.
—A mí también me gustan solo que no me ves cuando la escucho.
—Pues haremos un playlist juntos, si quieres.
Asentí emocionada. Conocer sus gustos y sus secretos hacía que este chico fuera tan especial. «Enamorada no, lo siguiente».
—Y si tuvieras que elegir un grupo, ¿cuál sería?
—UB40, no me lo pensaría dos veces. Esta canción es Kingston Town. Uno de mis sueños es, algún día, irme a Australia, comprarme una casa frente a la playa y vivir así, surfeando, escuchando música. Y todo esto, acompañado, obviamente —guiñó un ojo y yo me ruboricé al instante.
¿Axel Nguyen? ¿Eres tú? Todo lo que decía era como si fuera Axel. Si quería terminar de volverme loca lo estaba consiguiendo.
—Muy de libro, ¿no crees?
—Mejor que eso. Tienes un mal concepto. Esas cosas no pasan solo en los libros, la realidad suele superar a la ficción. Si no fuera posible, no lo habrían escrito.
Este chico me iba a matar, siendo tan maduro, cantando tan cerca de mi cara y agarrándome por la cintura. En ese momento empezó otra canción, que no conocía. Reconozco que no había explorado esos géneros y me estaban gustando. Su mano derecha subió y apartó un mechón de pelo, pasó la mano por detrás de mi oreja y la bajó lentamente acariciándome hasta llegar a mi cuello, erizando cada milímetro de mi piel. Su mirada bailaba entre mis ojos y mi boca, nos acercábamos aún más y sus labios rozaban los míos. A esa distancia susurró.
«Please don't make me cry. Because I know there will be nothing left for me».
(Por favor no me hagas llorar. Porque sé que no me quedará nada).
Y así nuestros labios se unieron a un ritmo lento. Había deseo, ganas contenidas, cariño. Thiago era dulce y delicado. Ese beso era suave y a su vez profundo como él. Sentí vibrar hasta la última célula de mi cuerpo, sus labios, sus manos. Todo era perfecto. Y en ese momento supe que a partir de ahí estaba entregada a él. En mitad del beso volvió a sonar la canción de antes, I can't help falling in love with you. Él se apartó y sonrió de lado, unió nuestras frentes y susurró.
—Ahora sí que nunca podré superar esta canción —me miró a los ojos y me besó nuevamente, convirtiendo ese momento en el mejor de mi vida.
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Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).
RomanceSegunda parte de la trilogía MDDA. (Completa). Publicada en físico en Amazon el 15/03/22. Sinopsis. Caminar por el borde de un acantilado no es arriesgado, ¡si no tienes vértigo, claro! Creo que lo verdaderamente peligroso es lanzarte al vacío sin s...