Cuando ya nada te sorprende.
CLOE
Bajamos al salón. Empezaron a llegar los invitados y Erik me los presentó uno a uno y, como soy tan mala con los nombres, a los dos segundos no me acordaba ni de la mitad. Memoria selectiva, como diría Yezzy. Solo recordaré lo que me interese. La mayoría seguían el mismo estilo pijo de Erik. Excepto uno que captó especialmente mi atención. Alto, pelo castaño y tatuajes visibles en el cuello y ambos brazos, con una camiseta blanca, llevaba unos pantalones vaqueros anchos azul clarito y a juego unas zapatillas Nike que seguro que eran carísimas. Ese modelo nunca lo había visto. El chico llevaba un estilo bastante original. Su cuello también estaba adornado con unas cadenas en plata combinadas con una pulsera en la mano derecha. Su pelo era liso, un poco largo y cubría ligeramente sus ojos tan negros como la noche. Su mascarilla era del mismo color que sus ojos. Sin duda llamaba mucho la atención entre tanto pijo estirado. A su lado había una chica que reconocí al instante... Lucía.
«¿Qué cojones pasa aquí?» Me preguntaban mis diosas expectantes.
—¡Christian, cuánto tiempo! ¡Qué ganas tenía de verte! —exclamó Erik a mi lado. Al oír el nombre del chico y, observándolo, recordé que era su amigo de la infancia. Yo no entendía nada.
—Erik, ¡cómo te echaba de menos! —dijo abrazándolo con cariño.
—¡Hola guapo! —exclamó Lucía acercándose a darle dos besos. Sentí cómo Erik se ponía tenso a mi lado. Ella me miró y me saludó con amabilidad, algo que no me esperaba. Christian me sonrió desde la distancia dándome a entender que sabía quién era yo. Erik dijo:
—Ella es Cloe.
Muy acertado el rubio. Soy, simplemente, Cloe.
Empezaron una conversación sobre sus vidas pero desconecté, no me enteraba de nada y tampoco puedo decir que me interesara como para escucharlos. No tenía nada en contra de ellos, de verdad, y mi cabeza no estaba para ello. Ya no me importaba la ex de Erik, aunque debo reconocer que Lucía estaba guapísima y llamaba la atención. Unos meses atrás me hubiera cabreado por tenerla cerca; extrañamente, hoy, hasta me alegraba. Llevaba un vestido halter ajustado con una tira cruzada y la espalda descubierta, su larga melena rizada y un maquillaje cargado que resaltaba sus ojos verdes.
—Chicos, Cloe y yo podemos ir a por unas bebidas, ¿verdad? —me miró esperando mi respuesta.
Aunque se insertó el pánico en mi cuerpo, asentí con la cabeza.
—Pero podemos ir todos... —aseguró Erik.
—Erik, no creo que sea un problema. Volvemos ahora —le cortó Lucía enganchándome con su brazo.
¿Qué quería esta chica?
Nos giramos y caminamos hacia la zona de bebidas.
—Bueno, al fin nos podemos presentar bien —se bajó la mascarilla y me regaló una sonrisa.
—Sí, eso veo —resoplé con dudas.
—Nunca he tenido oportunidad de hablar contigo tranquilamente y, siendo sincera, tenía muchas ganas —por instantes parecía sincera.
—A ver, tanto como ganas de hablar con la ex de... —me pensé un segundo la respuesta porque ya no era mi novio— de Erik... no es lo que más me apetecía hoy. Por alguna razón, y no sé cuál será, te escucho —me sinceré.
—Ya... soy consciente de que hablar con la ex de tu novio no es una de tus motivaciones para levantarte todas las mañanas.
—Efectivamente —nos reímos con cierta complicidad.
Sinceramente soy una persona que tiene todas las alertas encendidas en cuanto a malas intenciones pero tengo que decir que esta vez con Lucía no sentía ninguna. Me sorprendió bastante.
Llegamos a la zona de bebidas. Ella le pidió al chico rubio de detrás de la barra dos cubatas y un refresco. Yo pedí una gaseosa. Quería tener todos mis sentidos activos.
Se apoyó en la isla de la cocina mirándome con ojos expresivos.
—¿Qué tal estás de la caída? —preguntó con amabilidad. ¡Qué le habría contado Erik! ¿Se habría vuelto a liar con ella? A estas alturas de la historia ya nada me pillaría por sorpresa.
—Pues bien, el otro día me hicieron una revisión y estaba todo bien... ¿Cómo lo sabías?
—Tengo mis contactos —me guiñó un ojo y se echó a reír—. Es broma, Erik me lo contó. —Para ser sincera, no me sorprendió; no me esperaba otra respuesta.
—Me lo imaginé —creo que lo que más podía doler era la indiferencia que estaba sintiendo hacia él.
—¿Todo bien? —insistió, supongo que midiendo si sus palabras me afectaban.
—Perfectamente —respondí un poco molesta; soy muy desconfiada y tanta gentileza me hacía dudar—. ¿Me querías para algo en especial?
—Necesitaba hablar contigo —de repente hizo silencio como meditando su respuesta—. Es acerca de Erik.
—Ajá —un montón de cosas pasaron por mi cabeza— dispara —por un momento le sorprendió mi respuesta y su reacción fue tan rápida que casi no me doy cuenta de que las bebidas estaban servidas en la barra.
—Chicas, aquí tenéis —nos cortó el barman con los ojos achinados. Con la mascarilla puesta intuyo que sonreía.
—Muchas gracias —dijimos al unísono.
—Bueno, cuéntame —propuse mirándola.
Sus ojos no me transmitían muy buenas vibras.
—Lo siento si te molesta lo que voy a decir pero, Erik es un cabronazo —aseguró.
«¡Ni que lo jures!» gritaban mis diosas.
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Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).
RomansaSegunda parte de la trilogía MDDA. (Completa). Publicada en físico en Amazon el 15/03/22. Sinopsis. Caminar por el borde de un acantilado no es arriesgado, ¡si no tienes vértigo, claro! Creo que lo verdaderamente peligroso es lanzarte al vacío sin s...