Ilumíname de nuevo.
CLOE
Estaba histérica, temblaba en mi mesa. Era la última hora del curso escolar. Lo que me había dicho Thiago me había dejado impactada. "Que corra el aire, princesa". ¿Por qué me dijo eso después de la tensión tan intensa que se había generado? Sé que él tenía la razón pero, ¿por qué me había acercado? No lo sé, mi cuerpo simplemente me lo pidió con solo mirarle, no pude frenarme. Algo me empujó a ponerme delante de él, no lo entendía. Y para rematar se abrazó a la imbécil de Antía. ¿Qué demonios estaba haciendo? Desde que se habían liado hacía meses no los había visto juntos nunca más. ¿Qué me quería decir? ¿Pasaba de mí? O quizás todo lo que decía era mentira. ¿Me quería hacer rabiar? Pues si era así, lo había conseguido.
El profesor estaba hablando, supongo que comentando el año. No escuchaba, no estaba atendiendo. Miraba aquella espalda ancha y ese pelo rebajado por los lados, pero largo en el tupé; se lo había cortado y le quedaba muy bien. Llevaba una camiseta blanca ajustada que hacía que me perdiera en un sinfín de malos pensamientos. Yezzy se giró, sorprendiéndome y cortando mi viaje astral que tanto estaba disfrutando.
—¿Quieres un platito? Porque me vas a terminar manchando la espalda con tantas babas —susurró entre risas.
—¡Calla, no estoy haciendo eso! —repliqué y me limpié la boca, por si acaso.
Yezzy estalló en carcajadas ante mi gesto. Todos los compañeros hablaban en alto y su risa se perdió en el murmullo de clase. Thiago, al oírlo, se giró con la mascarilla bajada y una sonrisa jodidamente sexy. «¡Ay virgencita, sálvame!».
Al cruzar su mirada con la mía torció los ojos, apagó su sonrisa y se giró de nuevo. Me odiaba. Sabía que tenía sus motivos. En ese momento sonó el timbre.
—Bueno, chicas y chicos, ha sido maravilloso daros clase aunque no os calléis. Pasad un buen verano. ¡Adiós!
Algo dentro de mí me gritaba que cometiera una locura, ¡y eso hice! Estábamos saliendo y Yezzy iba hablando con Thiago. Yo estaba detrás de ellos con Alicia a mi lado pero no la escuchaba. En mi cabeza había una voz en bucle. No sabía si me hablaba mi lado valiente o cuál de mis diosas: «Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo». Y decidí dejarme llevar por mis impulsos, algo que últimamente había tratado de evitar. En cuestión de segundos cogí la mano de Thiago con fuerza y le arrastré hacia el lado contrario a la salida. Había mucha gente pero los fui sorteando. Él me hablaba y yo no le oía. Tiré de él y lo metí en la clase de Artes, donde la profesora me había dado una larga charla después del encontronazo con Thiago.
Cuando entramos, cerré la puerta, me quité la asfixiante mascarilla que no me dejaba respirar y al girarme le vi frente a frente. Yo hiperventilaba de los nervios, del miedo a lo que estaba haciendo. Él se cruzó de brazos y apoyó su cuerpo contra la pared, también sin mascarilla. Le notaba un poco tenso y a la defensiva. Una posición jodidamente sexi. Se le marcaban mucho los brazos y su mirada era indescifrable. Sus ojos estaban muy oscuros y brillantes. Contuve la respiración mientras mis diosas debatían sobre qué hacer.
—¿Qué quieres? —preguntó con enfado—. No entiendo tus repentinos cambios. ¿Qué quieres? —repitió alzando los brazos.
«Por querer, quiere todo contigo», susurraron mis diosas al unísono. Me acerqué peligrosamente con temor, con miedo a que me rechazara porque sé que me lo merecía.
—Sé que no me entiendes, que ahora todo es complicado —hice una pausa y medí mis palabras, no quería equivocarme, no podía perderlo—. No me puedo explicar, créeme que las cosas que hago son con sentido. Ahora quisiera tener el poder de hacer lo que realmente quiero —miré sus penetrantes ojos y bajé la mirada hasta sus labios carnosos llenos de sensualidad. Los recuerdos se apoderaron de mí, ese beso en Halloween, su cercanía, aquel baile, su insinuante mirada y mi maldita adicción a él.
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Mis días de adolescente. Decidir. II (Publicado en físico).
RomanceSegunda parte de la trilogía MDDA. (Completa). Publicada en físico en Amazon el 15/03/22. Sinopsis. Caminar por el borde de un acantilado no es arriesgado, ¡si no tienes vértigo, claro! Creo que lo verdaderamente peligroso es lanzarte al vacío sin s...