Narra _____
Llegué rendida a casa, vaya nochecita que he pasado. Cuando ya estaba acostada, me puse a pensar.
Rubius había estado todo el rato ligando conmigo. Hasta me había pedido el número. ¿Sería porque estaba borracho? ¿O realmente le interesaba? Seguí pensando hasta que me quedé dormida.
El tono de llamada de mi móvil me despertó. Número desconocido. Medio dormida, lo cogí.
-¿Sí?- Musité.
-Buenas tardes muyaya. ¿Has dormido bien? Si pensaste en mi seguro que sí.
-Rubius- dije con voz entre cortada.
-El mismo muyayita, ¿aún estabas durmiendo? Son las 4 de la tarde.
-¿En serio? Ni me di cuenta. Oye, ¿porque me has llamado?
-Para quedar, ¿no esta claro?- Pude oír su risa a través del teléfono.
-Mmm, ¿sí? ¿y cuando sería?
-Esta noche. A las 8. Ponte guapa, más de lo normal.
Reí.
-¿Donde quedamos?
-Puedo ir a buscarte si me das tu dirección.
- Claro, es _____.
-Okey, hasta la noche _____.
-Hasta luego Rubius.
Joder, vaya chico, ni un día se esperó.
Me dirijí como pude a la cocina, donde se encontraba Sara.
-Hombre, ¿tu a que hora volviste anoche?
-No te lo vas a creer, pero el chico que ayudé era Rubius y le llevé a su casa, y conocí a Mangel, y Rubius me pidió el número, y me acaba de llamar para quedar con él!
-Eeeeey, más despacio. ¿Has conocido al Rubius?
-Sí.
-Vaya, pues está, bueno. Enhorabuena.
-Jajaja.
-Me has dicho que hoy has quedado con él, ¿cierto?
-Sip.
-Okey, pues vamos a prepararte.
*Unas horas después*
-¿No será mucho?- dije poco convencida, mirándome al espejo.
-Que va, estás preciosa, se le va a caer la baba.
Llevaba lo siguiente: Un pantalón corto vaquero roto y una camiseta de tirantes con el logo de Linkin Park, y con bastante escote la verdad, y de calzado converse blancas. El pelo lo llevaba suelto.
Cuando llegaron las 8, llamaron a la puerta.
-Yo me voy a mi habitación- dijo Sara riendo.
Fui a abrir la puerta. Un sonriente Rubius me recibió.
Se me quedó mirando con la boca abierta, de abajo a arriba, hasta llegar a mi camiseta.
-¡Te gusta Linkin Park!- gritó, y se quedó embobado mirando mis pechos, de los que al ser él una cabeza más alto que yo tenía una vista perfecta.
-Sí- dije algo molesta por no haber disimulado absolutamente nada.
El se dió cuenta, soltó una risa y bajo la cabeza. -Lo siento muyaya, estás preciosa.
-Gracias-le sonreí- ¿Vamos?
-¡Claro! ¡Conozco un restaurante para cenar que es fucking awesome!- exclamó.
-De acuerdo, vamos.- Reí.
Después de una cena "fucking awesome" como diría él, me invitó a su casa. Yo acepté.
-¿Jugamos? Dijo señalando su Play.
-¡Claro!
Cogió el GTA, y estuvimos como dos horas jugando.
-Esta vez te gano fijo, eres un manco.
- No esteas tan segura muyayita. ¿Quieres apostar algo?
-Lo que tú digas.
-Un beso.
-¿Que?
-Lo que oyes. Si pierdes, me das un beso.