-entre risas- ¡Para! ¡Rubius para joder!
-Que pasa, ¿no quieres salseo?- levantó las cejas.
-No.- dije enfadada y me levanté de la cama dirigiéndome a la cocina. Él vino tras de mí.
-¿Te has enfadado?-preguntó a mi espalda.
-No- dije seca.
-Sí lo has echo.
-Quizás un poco.
-Lo siento muyaya, pero soy un hombre y necesito satisfacer mis necesidades- miró hacia abajo.
-Pues buscate a otra.- Volví a la habitación, pero algo me hizo frenar. El brazo de Rubén.
No quiero a otra.- dijo apoyándome en la pared y acercando su cara a la mía- te quiero a ti.
Me hizo sonrrojar.
-Vamos a llevarnos tus cosas para mi casa anda. -dijo tras haberme besado.
-De acuerdo.
Cojimos todo y nos dirijimos a casa de Rubius. Estaba cerca de la mía, así que no había problema de ir andando.
Narra Diego
-¡Me cago en la madre que parió al subnormal ese que estaba en casa de _____! Si no hubiese sido por él, ya sería mía. Pero no me rendiré tan pronto, ese hijo de puta se las verá conmigo. Que se creerá para quitarme lo mío.
Golpee una piedra que había en la calle. De repente, oí una risa que me resultaba familiar. Levanté la cabeza. ¡Pero si es _____! Mierda, va con su noviecito, como odio a ese subnormal. Espera, ¿van con cajas? ¿Es que se mudan o algo? ¿Tan pronto?
Me acerqué sin que me viesen y pude oírles.
-Ya verás como en mi casa estás mucho mejor, ______. Ese hijo de puta no volverá a acercarse a ti.
Con que se la llevaba a su casa, ¿eh? Pues le iba salir mal la cosa.
Les seguí y pude ver a edificio al que se metían. Cuando quisiera ir a visitarles solo tendría que llamar a un piso cualquiera y preguntar por un tal Rubén.
Se creen muy listos, pero les ha salido mal la jugada. Me marché riendo.
Narra Rubius
Por fin llegamos a mi casa. Estaba más que contento. Con esta excusa podría vivir con _____ y tenerla siempre cerca. Era perfecto. El único problema era Diego. Sé que _____ está muy preocupada por ello, pero no pienso dejar que él la toque. Pero tendría que estar atento. No sabia lo que ese podía estar tramando.
-Rubius, ¿puedo ir a dejar mis cosas?- una sonriente _____ me estaba mirando.
-Claro, ve. -dije despistado.
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-MUYAYAAAAAA
-¿QUEEEEEEEEE?
-¿TE VIENES A VER UNA PELI CONMIGO?
-¡VOY!
-Ya estoy- se acercó al sofá y yo no pude dejar de mirarla. Llevaba puesta única y exclusivamente una de mis camisetas que le quedaba demasiado sexi.
-¿Quieres probocarme?- dije, sentándola encima de mi.
-¡Claro que no! ¿Que peli vamos a ver?
-Paranormal activity.
-¡Pero esa es de miedo!
-Lo sé.
-¿Y porque vamos a verla?
-Porque me gustan las pelis de miedo. Tu no te asustes muyaya, que yo te protejo- la abracé por la cintura.
-Mmm, vale...-dijo no muy convencida.
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Ya íbamos por la mitad de la película, y _____ estaba cada vez más asustada.
-¡Pero no entre ahí subnormal, que te matan! ¡No, no hagas eso joder!
Reí.-¿Sabes que no pueden oirte verdad?
-Sí, pero joder, es que son imbéciles.
Un susto muy fuerte hizo que ambos gritaramos y ella se hundiera en mi pecho asustada.
-Ey, ya ha pasado.
-Me da igual, no quiero seguir viendo esto.-no me soltó.
-De acuerdo.- Apagué la tele, la cogí en brazos y me la llevé a la habitación. La tumbé en la cama y pronto se durmió.
La observé.
Respiraba vagamente con la nariz mientras que la boca la tenía cerrada. Observé sus labios. Carnosos. Perfectos para besar. Y eso hice. La besé. Pude ver como sonreía levemente cuando me separé de ella.
La recosté encima de mí y fui cayendo en brazos de Morfeo.
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