Cuando desperté, me hallé en una habitación que no era la mía. Sonreí al recordar por qué.
Me giré despacio y pude ver a un Rubén dormido y respirando con la boca abierta. Reí ante la escena.
Empecé a besarle por toda la cara y el cuello para que se despertara. Al rato empezó a abrir los ojos.
-Despiertame así todos lo días de mi vida, por favor-dijo con voz ronca.
Reí y volví a besarlo.
-¿Quieres desayunar algo?-me dijo al cabo de un rato.
-Claro-sonreí-voy antes al baño.
Narra Rubius
Cuando se levantó para ir al baño, vi que mi camiseta (que ella llevaba puesta) se le había subido, y joder, que bonitas vista. Esta chica me ponía muy cachondo.
Al rato volvió y fuimos a la cocina. Desayunamos lo que había por ahí, tampoco es que tuviésemos mucha hambre.
Al acabar, la cogí en brazos y la llevé al sofá, la coloqué suevemente sobre este y me coloqué encima suya, apoyando mis codos de manera que no hubiese ningún peso sobre ella. Y empecé a besarla. Con hambre, con pasión. Joder, quería desnudarla ya.
Empecé a meter mis manos bajo su camiseta, bueno, mi camiseta, levantándola poco a poco.
-Rubén, para.-dijo agitada-no quiero hacerlo.
-De acuerdo- me quité de encima de ella y me rasqué la nuca.
-Lo siento- dijo, y me besó. Joder, que beso. No se como hacía para gustarme tanto, y que no me importase siquiera si quería o no hacerlo. Porque no quería su cuerpo. La quería a ella
-Después de un rato besuqueandonos mientras que veíamos Hora de Aventuras, tuvo que irse.
-Jo, pero yo no quiero que te vayas.- dije triste- ¡quedate conmigo!
-Ya debo volver Rubius, quedamos otro día.
-¿Me quieres volver a ver?- una sonrisa se colocó en mi rostro.
-Claro, ¿por que no?
-Pues entonces perfecto muyayita, ya te llamaré para tener salseo.
-Idiota-sonreí
-Pero te encanta-dije triunfante
-Demasiado-me besó.
Dios, esta chica me vuelve loco.