Narra _____
Las últimas dos semanas habían sido muy extrañas. Nunca pensé que me llegaría a gustar alguien como Rubius, un youtuber súper diferente a mí. Y menos pensé que tendría algo con él. Ni nunca pensé que me diría que se está enamorando de mí. No quiero que salgamos por el mero hecho de que hace a penas tres meses que salí de una relación y no me veo preparada para entrar en otra, ni aún que quiera. Así son mis ideales. Rubius me manda muchas indirectas en ese sentido. Me refiero, él quiere que sea su novia.
Ahora he quedado con él en el Starbucks, no se porque le encanta ese sitio. Cuando entré lo vi sentado en una mesa con dos cafés.
-Hola.- le saludé con un beso.
-Buenas.- me sonrió. -Sabes, te dije de quedar porque quería hablar contigo.
-¿Conmigo de qué?- di un sorbo a mi café.
-Bueno, a ver como me explico...
-¿Te importa que vaya un momento al baño? Y así te lo preparas. - reí.
-Claro.
Narra Rubius
Pocos segundos después de que _____ se fuese al baño su móvil, que estába encima de la mesa, empezó a sonar. Me pareció correcto descolgarlo y decirle a la persona en cuestión que esperase un momento a que ella viniese.
Miré la pantalla. "Lucía"
-¿Sí?- contesté.
-¿_____? ¿Tú quién eres?
-_____ está en el lavabo. Viene ahora, yo soy Rubén.- sonreí aún que sabía que no me estaba viendo.
-Hmm, _____ nunca me ha hablado de ningún Rubén, ¿quién eres?- dijo mientras _____ se acercaba a la mesa y pronunciaba sin hablar quién era la persona que la estaba llamando.
"Lucía", pronuncié y me dispuse a contestarle. -Pues bueno, yo soy su...
_____ abrió mucho los ojos al escuchar su nombre. Me quitó rápidamente el móvil del oído y se lo puso en el suyo.
Narra _____
-Dime.- dije nerviosa.
-¡_____! ¿Quien era el chico que me hablaba antes?
-Nadie, un amigo. ¿Que ocurre?
Narra Rubius
"Nadie, un amigo." Joder, aquello me dolió.
_____ estuvo un rato más hablando con esa chica y colgó. Se volvió a sentar en la mesa.
-¿Quien era?- pregunté seco.
-Mi hermana. Gracias por cojerlo, si no le contesto se hubiese vuelto loca.- rió.
-¿Eso es lo que soy para ti?- levanté la cabeza, pues la tenía agachada. -¿"Nadie, solo un amigo"?- hice comillas con los dedos.
-Yo no quise decirlo así...- agachó la cabeza.
-Pues lo dijiste así.- tragué saliva.
-Lo siento.- me miró. -No quería que mi hermana se pusiera a hacerme preguntas todo el rato si le decía que teníamos algo.
-Ven. -la cogí del brazo y la llevé fuera.
-¿Que pasa?- dijo al salir.
-¿Va a ser siempre así?
-¿Siempre así el qué?- preguntó confundida.
-Lo nuestro. Si para todo el mundo voy a ser sólo un amigo tuyo.
-Acordamos ser amigos.- miró hacia un lado.
-¿Ah sí? ¿Y los amigos se acuestan? ¿Los amigos se saludan con besos? No sé si lo sabías, pero a eso se le llama tener una relación.
-¡No quiero tener una relación!
-¿Y por qué?- me acerqué a ella.
-Porque no quiero que me pase como con David.- agachó la cabeza.
-¿Crees que yo te pondría los cuernos?- dije pegando mi nariz con la suya.
-Sí. Tú bebes mucho, te olvidarías de que tienes novia pronto.
-Que yo me emborrache no significa que me olvide de que eres mi novia. Yo no soy David, ¿sabes?- se quedó callada, y yo la besé abrazándola por la cintura.
Cuando nos separamos me cogió la mano y empezó a caminar hacia dios sabe dónde. Yo me dejé arrastrar.
Llegamos al parque del retiro y nos sentamos en el césped apartados de todo el mundo.
-Yo tengo una filosofía, ¿de acuerdo?- dijo mirando el paisaje. -Cuando tenía catorce años mi mejor amiga tenía novio. Siempre me contaba que era el mejor novio del mundo, lo feliz que era y lo mucho que le gustaba. Hasta que un día, íbamos las dos caminando por la calle y vimos a su novio besándose con una chica que no conocíamos. Sara lo pasó fatal...- miró al suelo y arrancó un poco de hierba. -Estuvo meses echa una mierda por aquel chaval. Y yo nunca quise que me pasase lo mismo. Creo que engañar a tu pareja es la cosa más rastrera que se puede hacer. Siendo tú el novio, la novia o la persona con la que te los ponen. Me parece deleznable. Y de que hay que ser un hijo de puta. Antes de eso, yo prefiero dejar a la otra persona.
También tengo más cosas. -me miró y sonrió por unos segundos, y luego volvió su vista hacia delante de nuevo. -Odio lo cursi. Me gusta que la gente me quiera, pero no tienen que escribirme cartas de amor ni decirme todo el día lo mucho que me aman y que pasarían el resto de su vida conmigo. Me gusta lo sencillo. Estar con alguien que te guste de verdad, y al que le gustes. - se giró hacia mí y levantó las cejas. -Eso ultimo es completamente necesario, si te gusta una persona a la que no le gustas no seas un pesado y date por vencido.
Le sonreí y me tumbé encima de ella en la hierba, y la besé.
-Puedo ser esa persona.
Sonrió y me besó de nuevo.
-¿Entones que me dices?- dije sonriente.
-Podemos intentarlo.- sonrió.