-¿Por qué nos alejamos?- preguntó confusa.
-Porque quiero hablar contigo en privado.
-¿De qué?
-De nosotros.
-¿Nosotros?
-Sí. Nosotros.
-¿A que te refieres con nosotros?
-A tú.- la agarré de la cintura y la atraje hacia mí, agaché la cabeza para acercar mis labios a los suyos. -Y yo.- dijo en un susurro casi inaudible.
-Rubius...- me apartó de ella. -Somos amigos.
-Estoy cansado de ser sólo tu amigo. Me gustas, _____.
-No quiero estropear nuestra amistad.
-¿Quien ha dicho que vaya a estropearse?
-Rubén, me encanta que seamos amigos, no lo quiero joder todo.
-Tu no joderías nada, me harías muy feliz.
-Acabo de salir de una relación y...
-¿Estás comparándome con el asqueroso de tu ex?
Narra _____
Me quedé callada ante aquel argumento y no pude responderle nada. Agaché la cabeza.
-_____, mírame.- levantó mi mentón. -Tuve que soportar a tu novio durante semanas. Aquello dolía, ¿sabes? El verte con alguien más. Me habría encantado partirle la cara si hubiese tenido ocasión, a él y a cualquiera que te hiciese daño. Yo te ayudé con todo lo que pude y siempre quise estar contigo. Porque es lo que haces cuando te gusta alguien. ¿Me vas a negar que yo a ti no te gusto también?- se acercó peligrosamente a mí. No hice nada por apartarlo, y me besó. Sí, me besó. Juntó sus labios con los míos. Parecía deseoso, y pronto me cogió en brazos haciendo que yo rodeara su cintura con mis piernas, para hacer el beso más intenso.
Narra Rubius
Con ella sobre mí empecé a caminar, dirigiéndome a nuestro apartamento. Sabía que allí no habría nadie hasta horas más tarde. Creo que ella ya conocía mis intenciones.
Me separé un momento de su boca para abrir la puerta, y la llevé al cuarto donde dormíamos Mangel y yo. La posé sobre la primera cama que vi, pues había dos, una para cada uno, y bajé mis manos a su abdomen, desabrochando el botón de su pantalón. Bajé lentamente la cremallera mientras le besaba el cuello. Cuando acabé de quitarle los pantalones ella empezó a hacer amagos de levantar mi camiseta, a lo que yo me la quité sin problemas.
Comencé a desabrochar lentamente su camisa mientras la veía sonreirme. Cuando acabé se la quité y la tiré hacia un lado. Ella levantó un poco la espalda de la cama y yo pasé por allí mis manos para desabrochar el cierre de su sujetador. La volví a besar antes de quitárselo del todo y bajar mi boca a sus pecho. Ella gemía, lo que hacía crecer mi erección. Desabrochó rápidamente mi pantalón cuando vió que ya había acabado, y me los quitó del todo.
Empecé a besar su abdomen mientras bajaba a su tanga y lo quitaba, dejándola completamente desnuda. No tardé mucho en quitarme los calzoncillos e introducirme dentro de ella. Era tan, perfecto. Estar así con ella por fin. No dejé de besarla y de hacer embestidas cada vez más rápidas, con lo que ella gemía cada vez más y más. Al rato cambiamos de postura y ella se puso arriba, dominadome.
Movía sus caderas circularmente sobre mí mientras besaba mi torso. Aquello hacía que me pusiera muchísimo.
Cuándo la vi más excitada que nunca me puse sobre ella y le di una fuerte embestida haciendo que llegase al orgasmo, y los dos caímos rendidos sobre la cama.
Le acaricié el pelo mientras se recostaba en mi pecho.
-_____...- dije jadeante.
-¿Sí?- le levanté la cabeza y la miré a los ojos.
-Creo que estoy empezando a enamorarme de ti.
No respondió. Pude verla esconder la cabeza avergonzada mientras balbuceaba en susurros.
-No tienes que contestarme.- la calmé. -Solo quería que lo supieras.
No dijo nada, y yo empecé a quedarme dormido, y la abracé fuerte.
Sin saber por qué, levantó la cabeza y se dirigió a mí.
-Rubius, ¿Que somos?- la miré perplejo.
-Lo que tú quieras que seamos.
-Seremos amigos, pero tú no puedes estar con nadie más y yo tampoco.- esto lo dijo mirando hacia la puerta.
-¿Me estás diciendo que serás sólo para mí?
