-Vale, pero mañana me voy a casa, ¿de acuerdo?- sonreí.
-¡Genial!-me cogió en brazos y se puso a dar vueltas corriendo por el aeropuerto.
-¡Bájame!- me reí.- Todo el aeropuerto nos mira mal.- hice un puchero.
-Vaaaaale.- resaltó. -Vamos.
Me acompañó a casa y yo subí a dejar mis cosas mientras él se quedó abajo hablando por teléfono.
-¡_____! ¡Ya volviste!- Sara corrió a abrazarme.
Le correspondí.
-Bueno, voy a dejar mis cosas y me voy a casa de Rubius.- dije finalmente.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿No has estado toda la semana con él?
-Sí, pero me lo ha pedido por favor y...-me interrumpió.
-Y no podías negarle nada a tu noviete, ¿no es cierto?
Suspiré.
-Sí... Pero tranquila, que mañana vengo y pasamos el día juntas.- sonreí.
-Más te vale.- rió y me pellizcó la mejilla.
Cuando bajé Rubius aún no había terminado de hablar, y pude escuchar parte de lo que decía ya que el no se había percatado de mi presencia.
-Sí, volví hace un rato.
-No, hoy no puedo.
-Yo también te eché de menos.
-Ya quedamos mañana.
-Adiós preciosa.
¿Wtf? ¿Qué había sido eso? ¿"Preciosa"? ¿"Yo también te eché de menos"? ¿"Ya nos vemos mañana"? Una punzada de celos atacó mi estómago.
Colgó y yo carraspeé.
-Ah, hola cariño.- me sonrió. -¿Vamos?
-Sí claro.- dije poco convencida.
Por el camino a su casa Rubius intentó cogerme la mano pero yo le negué y cogí mi móvil para que no volviera a intentarlo más.
-Muyaya...
-¿Qué?- no aparté la vista del teléfono.
-Ya llegamos.
Levanté la cabeza y vi su edificio. Me adelanté y me metí dentro, llegando a la puerta antes que él y apoyándome en una pared para que él abriera.
Así lo hizo y ambos pasamos.
-¿Vemos una peli?- dijo sonriente abrazandome de la cintura.
-Vale.- me aparté rápidamente y me senté en el sofá.
Él, indeciso, cogió una de las películas de la estantería y la metió en el DVD.
"El sexto sentido" pensé. Bien, esta ya me la he visto, así que no pasaré miedo y él no tendrá ninguna excusa para abrazarme. Porque la verdad es que en esos momentos lo quería de todo menos cerca.