Después de unas largas horas llegamos por fin a Noruega.
Bajamos del avión y cojimos nuestras maletas.
-¡Wow! ¡Esto está guapísimo! ¡Mira todo nevado! ¡No veía nieve desde que tenía seis años!- exclamé cuando salimos afuera. Quizás era que estaba un poco nerviosa, pero aquello era realmente bonito.
Narra Rubius
-¡Wow! ¡Esto está guapísimo! ¡Mira todo nevado! ¡No veía nieve desde que tenía seis años!- exclamó cuando salimos afuera. Estaba muy nerviosa, aquello me hacía mucha gracia.
De pronto divisé a mi madre, al padrino y a mi hermana pequeña al lado de un coche.
Corrí a abrazarles.
-¡Mamá! ¡Ana! ¡Padrino!- los saludé uno a uno.
Me giré y vi a _____ mirando su móvil.
-_____- llamé su atención. Levantó la cabeza.
-Mira, esta es mi madre, mi hermana Ana y el padrino.- los saludó uno a uno muy sonriente.
-Encantada- dijo al finalizar.
-Lo mismo digo, siempre es un placer conocer a la chica que tiene enamorado a mi hijo.- dijo mi madre.
_____ rió, yo simplemente agaché la cabeza y me puse rojo.
-Venga, vamos para la casa.- dijo finalmente el padrino.
Todos nos montamos en el coche después de cargar las maletas y nos fuimos a mi casa.
_____ salió del coche con la boca abierta cuando llegamos.
-¡Vaya casa más grande!- exclamó en cuánto todos menos nosotros dos habían entrado.- ¡Y hay una montaña al lado! ¡Es precioso!
-No más que tú.- la agarré de la cintura y la besé.
-¿Venís o que?- mi madre apareció por la puerta.- Oh, lo siento.- volvió a entrar riendo.
-¿Vamos?- la cogí de la mano.
-Claro.- me sonrió.
Entramos y nos quitamos los chaquetones, ya que hacía calor.
Nos dirigimos a mi habitación para colocar las cosas antes de cenar.
-Lo ves, te dije que estaba en el ático.- sonreí y le señalé la puerta.- Y la cerradura.- me mordí el labio.
-Eres un pesado.- rió y empezó a deshacer su maleta.
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Bajamos a cenar donde todos nos esperaban a la mesa. Presenté a ______ a mi abuelo, que había venido hace poco y nos sentamos.
*Conversación en noruego*
-Ahora que _____ no nos entiende, Rubén...- dijo mi madre.-Es una gran chica, aun que come como una lima para estar tan delgada.- todos reímos.
-Gracias mamá.- sonreí- Es perfecta.- dije mientras la miraba.
-¿Te gusta mucho?- preguntó el padrino.
-Sí.- suspiré.
-Pues no la pierdas, que bien sabes como eres nieto.- mi abuelo se unió a la conversación.
-Tampoco será para tanto.- dije.
-Sí lo es.- reprochó mi hermanita.
-¡Ana! ¡Como has podido!- me hice el ofendido. Ella rió.
Después comenzó el interrogatorio de preguntas hacia _____ por parte de mi madre, lo normal vamos. Pero algunas preguntas incomodaban a _____ y hacían que se pusiese roja.
Eso me hacía mucha gracia.
-Bueno, nosotros nos vamos a dormir que ya es tarde.- me levanté.
-De acuerdo, que durmais bien.- dijo mi madre.
Nos dirigimos a mi habitación, subiendo por las escaleras.
Cuando íbamos a mitad de camino, escuchamos al padrino hablarnos desde abajo.
-¡No hagáis mucho ruido ahí arriba!
Hizo que ambos nos pusiesemos rojos y agachasemos la cabeza aún que no hubiese nadie delante.
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Estábamos ya tumbados en la cama con nuestros respectivos pijamas, (_____ como siempre con una de mis camisetas) hablando sobre hoy.
-¿Ves como les caístes bien?- le acaricié la cara, pues se estaba quedando dormida.
-Me alegro por ello.- sonrió levemente.- Me quitó un peso de encima.
Reí.
-¿Y que te parece Noruega?
-Me gusta casi tanto como tú.- se puso encima mío y me besó.