Amor verdadero (supercorp, Swanqueen)

42

Fueron a la cocina para que Alura pudiera cenar.

—Mamá, te quedarás con nosotras.

—Kara, no creo que...

—No conoces este mundo, además de que no tienes dinero, así que te quedas y no acepto una negativa.

—Yo le haría caso. —dijo Lena.

—Está bien.

—Bien, de momento dormirás en el único dormitorio disponible, esta semana cambiaremos los muebles del otro cuarto para que pueda ser tu habitación. —dijo Kara.

—Kara cielo, no es necesario que desmontes la distribución. Yo me quedo esta semana y después volveré a Midvale y ese dormitorio estará libre de nuevo. —explicó Eliza.

—Tiene razón. —dijo Lena.

—De acuerdo, pues de momento dormirás en una habitación de los niños.

—¿Niños? —preguntó Alura.

—Para el futuro.

—Oh.

Kripto se acercó a Lena, ella lo vio y lo cogió en brazos, el animalito bostezó.

—Creo que será mejor que lo acueste.

—De acuerdo. —dijo Kara.

Lena se despidió de sus dos suegras y se fue al dormitorio.

Cuando Alura terminó de cenar, Kara y Eliza limpiaron todo y acompañaron a la kriptoniana mayor a la habitación.

—Esta habitación es de niño, pero hay una cama, espero que estés cómoda. —dijo Kara.

—Me gusta. —sonrió al ver la decoración, era muy de su hija, sin dudarlo.

—Justo al lado está el baño, ahora te traeré un pijama, toallas y otras cosas de aseo que tengo de sobra.

—De acuerdo.

Eliza se despidió de las dos y fue a su habitación. Alura entró en su dormitorio temporal y se sentó en la cama.

—Parece cómoda.

Minutos después apareció Kara con varias cosas y se las dio.

—Durante esta semana habría que llevarte a comprar ropa, no puedes ir con ese vestido.

—Lo entiendo, no te preocupes, de momento con esto me apaño y cuando tengas libre nos vamos de compras.

—Bien. —Kara abrazó de nuevo a su madre y la besó en la mejilla.—Buenas noches.

—Buenas noches hija, descansa.

—Tú también.

A la mañana siguiente estaban todas en el comedor desayunando.

—Chicas he pensado que podría ser yo quien lleve a Alura de compras. —dijo Eliza.

—Mamá ¿Qué te parece?

—Bien, así conozco a tu otra madre. Tengo ganas que me cuente tu vida.

—Mientras no sea nada vergonzoso.

—O no, esos momentos los tengo yo. —dijo Alura sonriendo.

—Oh, tengo ganas que me cuentes esos momentos. —dijo Eliza.

Kara se avergonzó al saber que momentos eran esos. Nadie podía decirle nada, era una niña por aquel entonces.

—Bien si vais vosotras dos, nosotras ya no tendremos que preocuparnos. Gracias Eliza. —dijo Lena.